Literatura.Tono y ritmo modulan en cada poema. Una musicalidad de la repetición: anáforas, enumeraciones, variaciones. Los poemas de Cristian Cousseau (Tres Arroyos, 1991) van del lamento existencialista a la poesía amorosa y hasta venérea, del epigrama a la imaginería pop. Menos la singularidad de una voz –siempre cambiante– que la operación de una mirada.
Danse Macabre
La primera vez que respiré
(fuera de mi mamá)
un perro negro me mordió los pies.
Nadie lo vio.
Me acurruqué, fui mínimo y
cuando abrí por primera vez los ojos
un perro negro estaba ahí también:
listo a morder.
Nadie lo recuerda.
Recuerdo no
mi primer diente sino
el negro tarascón en mi boca y
la dolorosa baba,
mía y de él.
¿Gateé para huir? Hablé,
dicen, con llamativa elocuencia
como si intentará entender.
Ahí, ahí el perro
negro
dentelleó mi razón:
crecer sería morir.
Ahora nadie
lo ve ni lo recuerda
perpetuamente a mis pies,
ni siquiera yo.
Pero sé que volverá con los años
cada vez que tenga hambre.
El gato gris de mi abuela duerme bajo el limonero
¿En qué piensa?
Hace días
en nada.
Todo
lo vivo
ama y regresa.
Por eso
todo lo vivo
nace amando.
El mismo sol
lo arrulla
en dos vidas.
¿En qué piensa ahora?
En
limonadas.
Segment Bleu
Todo cambia:
cambié.
Todo se rompe:
me rompí.
Lo externo es
tan interno
como lo consciente es
inconsciente.
Somos la pradera de concreto
en que nos movemos
y el ruido y la niebla,
y las sonrisas,
el tendido eléctrico
y los besos
en ese sillón de mercado de pulgas
esos domingos a la tarde
cuando éramos jóvenes,
somos tu espalda arqueada sobre los almohadones,
y cada uno de los botones, como soles,
y somos la electricidad
en el sistema nervioso
del mundo
haciendo delicada sinapsis
porque todo se une
primero con gravedad
y después con risas.
Blitz
Explota en la moto la bujía.
Explota en ella el temor a la velocidad
y el agarre de sus brazos.
Explota en él la sangre que se le acumula
entre las piernas.
Explotan las moscas contra el parabrisas.
Explotan los dedos enguantados
que por amor desaceleran.
Explota la gaviota
que voló junto a ellos unos metros
en millones de pedacitos rosados
de diferentes tamaños
que los salpican.
Explota en él la certeza de que atardece
y en ella la imagen de la costa que bordean
en un millar de barriletes.
Explota el pedregullo bajo las ruedas.
Explotan las familias que suben a sus autos
y brazos y piernas caen
pesados.
Explotan los faroles que se encienden.
Explota la voz de él, apenas,
desde un casco al siguiente
preguntando cómo vas.
Explota un bieeen que el motor hace temblar,
y ganas de besarla.
Explota una puerta
(como todas las puertas)
al abrirse.
Explota la ducha en agua helada.
Explota un shampoo al que no le queda casi nada.
Explota un rayo de sol que atraviesa la ventana como un tiro
y le da a ella en la espalda.
Al sentirlo a él detrás explota ella en un giro.
Explotan las bocas de los dos
pintando con chorros de sangre la cortina de baño.
Chorrean a borbotones sus mandíbulas explotadas
y explotan las gotas contra los azulejos.
Por una tímida nalgada explota un brazo entero.
Explota él en ella y ella en él
y al final solo quedan
huesos renegridos.
En la playa a un nene se le va la pelota y explotan
todos y cada uno de los caracoles
como un campo minado.
Explota el sol en jirones rojos al tocar el mar
y efervesce en perfecto silencio.
Modista
Dejaste una llama en el agujero de mi aguja
y ahora el metal, tan caliente que brilla rosa,
quema todo lo que cose.
Cristian Cousseau (Tres Arroyos, 1991) dirige la revista literaria Llevame! desde 2019. Publicó la novela La Oficina con Editorial Ayax Zombie en 2023, presentada en la FILBB ese mismo año. Lleva adelante el proyecto de poesía audiovisual Orquestaciones del Carbón. Ha participado en múltiples concursos, revistas y talleres.