¿Es lo mismo? ¿Se cuentan o no se cuentan? ¿Votar en blanco favorece a alguno de los candidatos? Te explicamos qué significa votar en blanco, cuándo un voto se anula y qué implica cada caso.
¿Es lo mismo votar en blanco que anular el voto? ¿Cuáles son los votos válidos y cuáles son los impugnados?
Todas estas dudas tienen respuesta. Y la respuesta la da el Código Nacional Electoral, que indica cuáles son los tipos de voto que se consideran válidos y por qué hay otros que no lo son.
Para empezar, en el ballotage de mañana hay cuatro posibilidades al momento de meter el sobre en la urna: que el voto sea afirmativo, que sea en blanco, que sea recurrido o que la identidad del votante sea impugnada.
Los dos primeros votos son válidos. El afirmativo es el voto “normal”, en el cual el sufragante mete en el sobre la boleta de un candidato. El voto en blanco corresponde a un votante que inserta el sobre en la urna sin ninguna boleta, o con un papel en blanco.
Ahora, si metés en el sobre tanto la boleta de Sergio Massa como la de Javier Milei, tu voto no es válido. Lo mismo ocurre si metés, en lugar de la boleta, un papel con una leyenda distinta, o cualquier otro objeto que no sea una de las boletas oficializadas para esta elección.
Los votos nulos son “recurridos” por uno o más fiscales, por eso se los llama así; y también se anulan los votos “de identidad impugnada”, lo que ocurre cuando el votante concurre con un documento que no le pertenece. En ese caso ni siquiera puede llegar a meter el sobre en la urna, ya que las autoridades de mesa deben impedir el sufragio.
¿A quién beneficio si voto en blanco?
La respuesta corta: en el ballotage, a nadie.
Quienes afirman que el voto en blanco o nulo beneficia a algún candidato o fuerza política suponen que la modificación de los porcentajes totales puede darle más peso al ganador. Esta consideración no tiene sentido en un balotaje, donde sólo hay dos fórmulas y gana, simplemente, la que más votos tenga.
En una elección legislativa, donde los porcentajes determinan la cantidad de bancas obtenida por cada fuerza política, la cantidad de votos en blanco influye en ese porcentaje; pero no se puede decir que votar en blanco favorezca a una fuerza determinada, ya que no se puede saber a qué partido hubiera votado quien emitió el voto en blanco si hubiera optado por un voto afirmativo.
Por eso, tanto los votos en blanco como los votos nulos no “tuercen” el rumbo de la elección, aunque los sufragios en blanco sirven para transmitir un mensaje particular, distinto de los nulos: dan a entender que ninguno de los candidatos satisface las expectativas de ese votante.