El 13% fue financiado, principalmente, por las casas matrices. Se aprobaron compras en la moneda china por un porcentaje similar. La estrategia oficial para sostener lo más posible el nivel de actividad en un contexto de escasez de divisas.
La escasez de divisas, agudizada por la sequía, obliga al Gobierno a apelar a todas las herramientas disponibles para intentar garantizar la estabilidad cambiaria y, al mismo tiempo, sostener todo lo posible la actividad económica. Eso buscó el equipo económico en mayo al convalidar un importante repunte de las importaciones de bienes, que se respaldó en un nuevo incremento de la deuda comercial de las empresas con sus casas matrices y en el salto en la aprobación de permisos en yuanes. Según supo Ámbito de fuentes oficiales, las compras al exterior alcanzaron unos u$s7.000 millones el mes pasado y tocaron el nivel más alto desde agosto.
En un marco de estricto control cambiario, ese monto se alcanzó a través del incremento de la deuda comercial fomentada por distintas medidas del Banco Central. Por caso, en mayo los importadores accedieron al mercado oficial de cambio por unos u$s5.900 millones, confiaron las fuentes consultadas, lo que representa un financiamiento cercano al 13% del total importado en el mes. Esto permitió que la demanda efectiva de divisas de las reservas fuera menor al valor total de la mercadería que ingresó al país, a cambio de postergar el pago de algo más de u$s1.000 millones.
La otra vía a la que apeló el equipo económico para convalidar un alza de las importaciones (necesarias para abastecer la producción local) es el uso de yuanes. A caballo de la activación de u$s5.000 millones del swap con China para uso con libre disponibilidad, en lo que va del año se aceleraron las aprobaciones de SIRAS (el actual sistema de habilitaciones para importar) directamente en la moneda de ese país: como contó este diario, entre enero y mayo hubo operaciones por el equivalente a u$s2.321 millones (el 93% concentradas en los últimos dos meses). El mes pasado, según fuentes oficiales, las SIRAS en yuanes alcanzaron los u$s1.089 millones. Sin bien es probable que no toda la mercadería aprobada haya ingresado al país ese mismo mes, el monto equivale a alrededor del 13% del total de importaciones cursadas en mayo.
La posibilidad de ampliar esa dinámica, que sirve para sostener una porción de las compras al exterior sin presionar sobre los muy escasos dólares de las arcas del BCRA, fue lo que Sergio Massa y Miguel Pesce acordaron con el Banco Popular de China durante la gira de la semana pasada. En Beijing, se firmó la renovación del intercambio de monedas por el equivalente a u$s19.000 millones, que vencía en agosto próximo, y la activación otros u$s5.000 millones de libre disponibilidad una vez que se agoten los primeros u$s5.000 millones. Además de cubrir importaciones, esas divisas pueden utilizarse para intervenir en el mercado cambiario, en un año en que el impacto de la sequía se combina con las habituales presiones del contexto electoral.
Por el momento, el uso efectivo del swap es pequeño. Pegará un salto a medida que se cumplan los 90 días de plazo de pago que imponen las SIRAS en yuanes, menor a los 180 días que rigen para la mayoría de las que se cursan en dólares. Justamente, ese fue el incentivo que volcó a muchas empresas que comercian con China a operar directamente en la moneda del gigante asiático. Con todo, los últimos meses ya muestran un incipiente avance en los pagos en yuanes: por caso, según la información oficial a la que accedió este diario, se pasó del equivalente a apenas u$s14 millones en abril a u$s152 millones en mayo y a u$s102 millones solo en las primeras cuatro ruedas de junio.
Repunte de las importaciones
Las compras al exterior alcanzaron un pico de u$s8.664 millones en junio de 2022, afectadas por la disparada de los precios de la energía ante la guerra en Ucrania y por el sobrestockeo al que se lanzaron muchas empresas para sacar ventaja de la brecha cambiaria. Terminada la importación de gas para el invierno y con un mayor control de las operaciones que introdujo Massa mediante las SIRAS, las importaciones rondaron los u$s5.000 ó 6.000 millones entre octubre del año pasado y febrero de 2023. En marzo, avanzaron a u$s6.846 millones y en abril se ubicaron en u$s6.017 millones. En mayo, según las fuentes consultadas, volvieron a superar los u$s7.000 millones.
“La tasa de aprobación general (de importaciones) de este año es del 88%”, dijo el secretario de Comercio, Matías Tombolini, en Urbana Play al ser consultado sobre las trabas que reclaman algunas compañías. Y aseguró que la industria está creciendo y que eso no sería posible si faltaran insumos. De todas formas, Tombolini junto a su par de Desarrollo Productivo, José Ignacio de Mendiguren, y al titular de la Aduana, Guillermo Michel, visitaron este martes la sede de la UIA para mantener una reunión que tuvo justamente como foco la demanda de los empresarios de garantizar el acceso a insumos importados para los próximos meses. Además, se conformó una mesa de trabajo entre la Aduana y la central fabril para discutir alternativas para flexibilizar los plazos de pago, sobre todo en el caso de los fletes, señalaron fuentes de la UIA.
En cualquier caso, el impacto de la sequía condicionará la actividad. Las estimaciones preliminares marcan una caída de las exportaciones agropecuarias en torno a los u$s19.500 millones este año. Los paliativos del Gobierno buscan mitigar ese efecto.
Deuda comercial
La inducción del incremento del crédito comercial fue una de las vías impulsadas por el BCRA para postergar una porción de los pagos de importaciones, sustentada en la proyección de que en 2024 la balanza comercial volverá a arrojar un superávit de entre u$s13.900 y 16.800 millones. En mayo, el 13% de las compras al exterior se saldó de esta forma. Además, en el acumulado de 2023, se registraron importaciones por un valor estimado en u$s28.900 millones, mientras se accedió al mercado de cambios por un monto estimado en u$s25.300 millones. Esto implicó un crecimiento de la deuda comercial de u$s3.600 millones, que en su mayor parte provino de operaciones intra empresas cubiertas por las casas matrices, señalaron las fuentes.
Algunos empresarios y opositores cuestionaron la operatoria. Los funcionarios argumentan que la deuda comercial sigue “por debajo de los máximos alcanzados en 2019, cuando representaba más del 40% de las importaciones, y permite mantener el crecimiento de la economía pese a la caída de exportaciones que provocó la sequía histórica que afectó a la producción agropecuaria”. A fin del año pasado, representaba el 38,2% del total, según datos del BCRA.
La ingeniería oficial para intentar evitar fuertes zozobras cambiarias en medio del proceso electoral y del agujero que deja la sequía apunta a completarse a través de la negociación en curso con el Fondo Monetario Internacional. El equipo de Massa, que se prepara para viajar a Washington la próxima semana, busca sellar un adelanto de los próximos desembolsos que incluya la habilitación de un porcentaje de esas divisas para intervenir en el mercado cambiario.
FUENTE: Ámbito Financiero.