Un equipo de la Universidad Nacional General Sarmiento diseña trampas cebadas con compuestos florales, cuyo aroma atrae y elimina a los insectos que transmiten el virus.
El dengue es una problemática global que hasta el momento no tiene solución. Aunque el mes pasado la Anmat autorizó la vacuna japonesa Takeda y podría comenzar a ser aplicada durante la primavera, las incertidumbres con respecto a cómo detener al virus superan a las certezas. Durante el último reporte, el Ministerio de Salud informó que ya se infectaron 84.433 mil personas y 56 fallecieron, a partir de una propagación viral que afecta a nada menos que a 400 millones de personas al año en el mundo. En este marco, un equipo de científicos y científicas del Instituto del Conurbano de la Universidad Nacional de General Sarmiento no espera de brazos cruzados y estudia la puesta en marcha de una técnica innovadora y ecológica.
Se trata del diseño de trampas cebadas, provistas de compuestos florales cuyo aroma atrae a los insectos Aedes aegypti que transmiten el dengue. De esta manera, los insectos se verían atraídos por sustancias que funcionarían como atrayentes. El artefacto es tan sencillo que, de comprobarse su eficacia, podría ser replicado en cada hogar: emplean un frasco de mermelada de 250 gramos y lo pintan de negro por fuera. Por dentro, colocan una tablita bajalengua (los tradicionales palitos de madera que emplean los médicos), le agregan un compuesto floral, agua, y lo colocan en sitios estratégicos.
El fin, desde aquí, es que el mosquito entre y luego no pueda salir; por eso, la infraestructura es sencilla pero debe simular la lógica del embudo. En el presente, la iniciativa se encuentra en fase experimental y transcurre por dos carriles: las pruebas en laboratorio son combinadas con ensayos en el campo que buscan evaluar el éxito de la propuesta.
La hipótesis de este grupo, que investiga al mosquito desde hace más de una década, es que en la naturaleza existen plantas que tienen la capacidad de convocar a las hembras y orientarlas hacia el sitio en donde quieren que estas pongan sus huevos. De esta manera, el razonamiento es sencillo: si se seleccionan las flores indicadas que funcionen como “atractantes naturales” y se las coloca dentro de trampas, los insectos podrían ser engañados y capturados. Al ser trampas de oviposición (atraen a las hembras para que coloquen sus huevos allí), se puede cortar la circulación del mosquito, regular su población y así frenar la presencia de la enfermedad.
¿Cómo es que las plantas atraen a los mosquitos? Lo hacen al protagonizar reacciones químicas cuando interaccionan con el agua y liberan diferentes aromas. En algunos casos, el dióxido de carbono funciona como llamador para ciertas especies.
Una opción frente a los insecticidas convencionales
Las infecciones por este virus siguen un patrón: el mosquito se alimenta con sangre de una persona infectada con dengue, lo adquiere, y luego de 8-12 días ya está en condiciones de transmitirlo a alguien sano con una picadura. Bajo esta premisa, la mayoría de las estrategias de combate del virus se orientan a atacar a su vector principal.
Con el mosquito tan distribuido a lo largo y a lo ancho del territorio nacional, y sin una campaña de descacharreo efectiva (a realizarse durante los meses más fríos para que prevengan un panorama más complejo durante los más calurosos), una de las recomendaciones de los equipos de salud es la utilización de insecticidas. Sin embargo, estos no constituyen la mejor opción para cortar la propagación ya que presentan algunos problemas. En concreto, no suelen ser efectivos para disminuir la presencia del mosquito porque no acaban con los huevos repartidos en los diferentes espacios domésticos. Su aplicación consiste más bien, en una acción momentánea, en un parche para resolver el momento, pero no soluciona el conflicto a largo plazo.
La fumigación a gran escala tampoco es tan recomendable. De hecho, siempre hay mosquitos que resistirán al procedimiento y, una vez que dejen descendencia, darán lugar a individuos que podrían adquirir estos caracteres de resistencia. Así es como se desencadena una competencia: ante especies que resisten, se fumiga con productos cada vez más tóxicos que dañan el ambiente y provocan el desequilibrio de los ecosistemas. De esta manera, además de ser ineficaces, suelen contribuir a la contaminación.
Método casero y complementario
La propuesta de investigación, que podría ubicarse como una alternativa a la ineficacia de los modelos tradicionales, fue una de las seleccionadas para recibir el subsidio de Ideas Proyecto que entrega la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires. De obtener buenos resultados, se podría divulgar la técnica en detalle para habilitar la producción casera, así como también atravesar un proceso productivo, ser elaborada en serie y venderse en comercios.
De cualquier manera, los problemas complejos requieren de abordajes complejos. Así, el método diseñado por el equipo de la Universidad Nacional de General Sarmiento debería combinarse con una participación activa por parte de la comunidad. No queda otra: para el control y la eliminación de criaderos de mosquitos deben continuar las medidas de prevención recomendadas hasta el momento. Esto es, continuar con la rutina irremplazable de revisar los recipientes con agua estancada, las macetas, las piletas y hasta los floreros.
FUENTE: Página 12.