La beba Samira, intervenida en la semana 27 de gestación por mielomeningocele, marca un antes y un después en la medicina fetal argentina, demostrando la excelencia del hospital público frente a la crisis salarial.
El Hospital Garrahan fue el escenario de un logro médico sin precedentes en Argentina: el nacimiento de Samira, la primera beba operada dentro del útero en un centro de salud público. Este hito, celebrado incluso por el Gobierno Nacional, cobra un significado especial en medio de un persistente reclamo salarial del personal sanitario que, este miércoles, se traduce en un nuevo paro.
Detrás de este avance se encuentra la Dra. Analizia Astudillo, obstetra, ginecóloga y especialista en medicina fetal. Apenas diez días después del nacimiento de Samira, Astudillo reflexionó sobre el significado de este logro: «Los médicos usamos el hospital público para formarnos. Aprendemos con los pacientes más pobres. Esta es una manera de devolver y redistribuir un poco en lo que uno se convierte”, expresó.
La médica no duda en afirmar que llegó a la «cresta de la ola» de su carrera como cirujana fetal, pero su elección es clara: «Podría ser millonaria, pero elijo otra cosa. Elijo salud pública». Su anhelo de realizar la cirugía por diagnóstico prenatal de mielomeningocele —una grave malformación congénita de la columna vertebral— en el principal hospital público pediátrico del país y la región finalmente se concretó.
«Se demuestra con este tipo de cirugía que el Garrahan es un hospital público de altísimo nivel, que nos sirve a todos los argentinos para garantizar igualdad de oportunidades y por eso es tan importante defenderlo, cuidarlo y resolver el conflicto”, sostuvo Astudillo en diálogo con Tiempo.
La operación, que se volvió noticia en medio de paros y marchas en defensa del Garrahan, implicó un complejo procedimiento: anestesiar a la madre, exteriorizar su útero sin desconectarlo, realizar una incisión de tres centímetros, anestesiar al feto para reparar el defecto en la columna, y luego reintroducir el líquido amniótico con antibióticos y suturar para que el embarazo continuara con estrictos controles.
La intervención se realizó el 9 de abril. El pasado 15 de junio, Luana Campos, mamá de Samira, rompió bolsa. La Dra. Astudillo, quien mantenía contacto casi semanal con su paciente, se dirigió al Hospital Argerich en plena noche de sábado. Desde allí, coordinó con el equipo del Garrahan para activar el operativo y realizar la cesárea programada. «Sacamos a la beba y lo primero que hice fue mirar espalda: estaba perfecta. Se la dimos a la mamá y ahí ella dejó de ser mi paciente. Solté a ‘mi hija’. Fue una locura”, describe la médica el emotivo momento.
Una intervención de esta magnitud en el sector privado habría costado aproximadamente 50 millones de pesos. La operación intrauterina para casos de espina bífida ofrece un pronóstico significativamente mejor para el bebé, reduciendo la necesidad de neurocirugías posteriores y mejorando la funcionalidad motora. «Los no operados muchas veces no caminan», contrasta la profesional.
Actualmente, hay tres pacientes en evaluación con diagnósticos similares al de Samira. Este caso pionero abre la puerta a que la cirugía fetal sea una realidad consolidada en el sistema público argentino. Esta primera intervención, y las próximas, se realizaron en colaboración con un equipo de Brasil con experiencia en estos casos, para luego ser plenamente asumidas por el Programa de Diagnóstico y Tratamiento Fetal del Garrahan.
La Dra. Astudillo destaca la escasez de especialistas en medicina fetal en el sector público del país, lo que la impulsa a buscar revertir esta asimetría. “No puede haber una medicina para ricos y otra para pobres. Hay que desarrollar un sistema de salud público robusto que pueda garantizar una buena cobertura de salud para toda la población. Y ni hablar si se trata de niños”, enfatizó.
Su próxima meta es desarrollar un programa de medicina materno fetal nacional y federal que garantice un diagnóstico prenatal equitativo en todo el país. «No puede ser que si naciste en una provincia tengas acceso a lo mejor y en otra te mueras”, insistió, cuestionando la provincialización de la salud.
Finalmente, la cirujana fetal hace un llamado de atención: “Están precarizando a lo más alto que hay intelectualmente en el país. ¿Qué queda para el resto? Demostramos con trabajo y activamente que nunca se abandona a un paciente. Por más que no nos paguen bien, jamás dejamos de atender. Tiene que haber algún tipo de reconocimiento a todos los que lo hacemos, desde residentes hasta el tope”.