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La batalla bonaerense contra el dengue

Ante la suba de casos, el gobierno trabaja en la prevención y la concientización para contener el brote. “Estamos viviendo un epidemia”, dice Kreplak.

La Provincia de Buenos Aires atraviesa actualmente una elevación exponencial en cuanto a los casos de dengue registrados. Según indica el último boletín epidemiológico brindado por el Ministerio de Salud bonaerense -actualizado por última vez el 18 de marzo- en lo que va del 2023 se notificaron 1.616 casos compatibles con la enfermedad infecciosa, de los cuales 464 se registraron como autóctonos.

El titular de la cartera sanitaria bonaerense, Nicolás Kreplak, brindó detalles de la situación poniendo un principal énfasis en la prevención personal de cada ciudadano. “Estamos sufriendo una epidemia” subrayó el ministro, que remarcó que “todavía no llegó a tener las dimensiones de la del 2019 y la del 2020 y creemos que no llegará”.

“Si bien es cierto que estamos ante una fuerte cantidad de casos en la Provincia de Buenos Aires, no debemos alarmarnos en exceso porque esta es la época en donde surgen todos los casos”, afirmó el funcionario que adviritó que, como todos los años, cuando termina el verano aparecen los casos de dengue en todo el país”. Tal como lo indicó el último boletín epidemiológico de la Provincia, los casos registrados hasta el momento evidenciaron una circulación viral dentro de los municipios de Berazategui, Lanús, Tres de Febrero y La Matanza. El dengue, transmitido por la picadura de las hembras del mosquito Aedes aegipty, no se contagia de persona en persona.

Al ser consultado sobre las medidas que encabezó el gobierno provincial en materia sanitaria destinadas al dengue, el ministro Kreplak remarcó: “Durante el invierno y la primavera, desde el gobierno provincial fuimos a los lugares donde sabíamos que había reservorios de huevos de los mosquitos”, detalló.

“Una vez que diagnosticamos con dengue a un paciente, se va a la casa del mismo y dentro de ese barrio se despeja la zona, limpiándola de reservorios y bloqueando los focos”, explicaron desde el ministerio, a la vez que advirtieron que “si no se sacan los reservorios se hace efímera la fumigación”. “Si bien sirve, no alcanza para matar todos los insectos porque si va un mosquito más tarde y pone otro huevo, ese va a nacer” dijo Kreplak, en esa sintonía.

En el marco de las campañas de prevención que se llevan a cabo en el territorio bonaerense, el funcionario puso el acento sobre cierta dificultad que se evidencia en la actualidad para llevar adelante procesos específicos de comunicación sanitaria. “Todo quedó muy resentido tras la pandemia del COVID-19, y eso se hace evidente, por ejemplo en las campañas de vacunación”, dijo y agregó: “Territorialmente se hacen campañas, realizamos recorridos casa a casa y trabajamos mucho desde los medios, pero está muy dificil dar noticias de salud después de la pandemia” resaltó el ministro. “Hemos trabajado mucho en escuelas y en los hospitales, eso nos preocupa mucho, desde el año pasado comenzamos con esa actividad en las instituciones para que estas no sean reservorios; pero en los hospitales es más peligroso porque, al haber gente enferma de otras cosas, si hubieran reservorios allí sería muy delicado” remarcó.

En la página oficial del Ministerio de Salud se destaca que “la medida más importante de prevención es la eliminación de los criaderos de mosquitos”. Los insectos se alojan en los reservorios que acumulen agua, tanto dentro del hogar como fuera de este. Estos van desde el tacho de una mascota, una pileta, un balde, una cubierta en desuso y demás recipientes. “Aunque el agua parezca limpia, esos recipientes contienen huevos pequeños y crean mosquitos domiciliarios, que vuelan en lugares muy cercanos a donde nacen. En 24 horas pueden crearse los huevos, por lo que hay que cambiar el agua todos los días”, advierten.

Tal como destacan los miembros del gabinete sanitario, el mosquito responsable de la infección solo necesita una mínima porción de agua quieta y algo de sombra para reproducirse. Por esa causa, el uso constante del repelente, la utilización de ropa clara que cubra toda la piel, la protección de cunas y cochecitos de bebes y el empleo de espirales también se destacan en las recomendaciones para evitar las picaduras.

Sobre los síntomas que se presentan, el ministro de Salud bonaerense los comparó con la gripe, la chikungunya y detalló: “El dengue y la chikungunya son dos enfermedades virales que se parecen bastante, de hecho el mismo mosquito las puede transmitir. Ambos generan fiebres altas, de 40 y 41 grados, dolores de cabeza retroculares -atrás de los ojos- y mucho cansancio corporal. A eso se le suma el dolor de articulaciones como hombros y caderas, que no suelen doler. En sintonía, estos virus generan mucho malestar”.

Según advierten los especialistas, resulta “dificil distinguir la gripe del dengue en el diagnostico, pero el dengue genera mucho más dolor”. Cabe destacar, además, que existen cuatro tipos de dengue: DENV-1, DENV-2, DENV-3 y DENV-4, razón por la cual desde la cartera sanitaria bonaerense advierten sobre el cuidado, incluso para aquellas personas que ya han transitado la enfermedad. “Si uno tuvo DENV-1 y después tiene DEN-V2, se puede generar un dengue hemorrágico. Pese a eso, por el momento hubo muy pocos casos graves” explicó Kreplak al respecto.

FUENTE: Página 12.

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