La jueza María Servini imputó al gendarme tras determinar que disparó de manera irregular un cartucho de gas lacrimógeno que impactó en la cabeza del reportero durante una protesta frente al Congreso.
La Justicia Federal procesó a Héctor Guerrero, cabo de Gendarmería Nacional, por lesiones gravísimas y abuso de armas, al considerarlo responsable de la herida que dejó en grave estado al fotógrafo Pablo Grillo durante la represión del 12 de marzo, en una manifestación en defensa de los jubilados frente al Congreso. Según la resolución del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal N°1, a cargo de María Servini, el gendarme efectuó cinco disparos, entre ellos el que impactó en la cabeza de Grillo, con un accionar “prohibido por los protocolos de uso de la fuerza”. La magistrada ordenó además el embargo de los bienes del acusado.
El expediente judicial señala que Grillo se encontraba de cuclillas, tomando fotografías, sin representar amenaza alguna, cuando recibió el impacto del cartucho. Los peritajes determinaron que Guerrero disparó en ángulo horizontal y directo hacia el grupo de manifestantes, pese a que los manuales establecen un disparo ascendente de 45° o descendente de 30° a 45°. El Juzgado sostuvo que el gendarme actuó “a sabiendas del riesgo para la vida o integridad física de las personas frente a él”.
Durante su declaración, Guerrero negó los cargos y aseguró haber actuado conforme al reglamento, alegando falta de visibilidad y agresión por parte de manifestantes. Sin embargo, las pruebas reunidas por la Justicia contradicen su versión y exponen un uso indebido y reiterado de la fuerza. El caso reaviva el debate sobre la actuación de las fuerzas de seguridad en protestas públicas y la protección del trabajo periodístico en contextos de represión estatal.