Buenos Aires y Catamarca advierten sobre caídas en la producción y pérdida de empleo en sectores como textil, calzado y metalúrgico. La falta de crédito y los altos costos logísticos agravan el panorama pyme.
La apertura comercial impulsada por el Gobierno nacional encendió señales de alarma en distintas economías regionales. Informes de Buenos Aires y Catamarca muestran un retroceso en ramas sensibles y alertan que las pequeñas y medianas empresas son las más expuestas a la competencia externa.
En la provincia de Buenos Aires, el Monitor Productivo registró en julio una caída mensual de 0,8%, con retrocesos en industria textil, calzado y electrodomésticos. El ministro Augusto Costa advirtió que las importaciones baratas y la ausencia de crédito bancario ponen en riesgo la estabilidad laboral y el entramado PYME.
En Catamarca, un reporte oficial indicó que la producción textil retrocedió 30% interanual y que la capacidad ociosa llegó al 42%. Tres firmas locales sufrieron cierres, suspensiones y despidos. La secretaria Lourdes Sosa Cano sostuvo que el problema se agrava por los costos logísticos y reclamó medidas nacionales para garantizar la competitividad.
Otros rubros también enfrentan dificultades. El sector maderero funciona al 40% de su capacidad instalada y denuncia que la contracción del consumo y la paralización de la obra pública profundizan la crisis. Desde FAIMA advirtieron que “cada planta que cierra es una comunidad que pierde oportunidades”. El cuadro combina importaciones crecientes, falta de financiamiento y debilidad del consumo interno, lo que empresarios y funcionarios describen como un escenario límite para las economías regionales.