El primer dato oficial de enero revela que los salarios en el sector formal sufrieron su mayor caída en dos décadas, profundizando la crisis salarial. La acelerada inflación y las negociaciones paritarias insuficientes durante los primeros meses de la gestión libertaria han llevado a una pérdida significativa del poder adquisitivo, afectando el consumo y exacerbando la recesión.
La crisis salarial se profundiza en Argentina, exacerbada por el plan de ajuste liderado por Javier Milei. El primer informe oficial de enero reveló que el poder adquisitivo de los salarios en el sector formal experimentó su mayor caída en dos décadas, desde la salida de la convertibilidad. La fuerte inflación posterior a la megadevaluación de diciembre superó el impacto de las negociaciones paritarias. En solo dos meses, durante los primeros meses de la gestión libertaria, los salarios perdieron casi el 20% de su capacidad de compra, un deterioro sin precedentes que ha contribuido al declive del consumo y a la agudización de la recesión.
La Secretaría de Trabajo publicó recientemente el índice de la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE), un indicador clave utilizado para calcular la movilidad jubilatoria y las indemnizaciones por accidentes laborales. En términos reales, este índice mostró una caída interanual del 22,2%, la más pronunciada desde marzo de 2003, cuando aún se sentían los efectos del desarme del sistema de tipo de cambio fijo y la crisis de 2001-2002.
A pesar de que el salario real ya venía en declive, lo excepcional es que la mayor parte de esta caída se concentró en los primeros dos meses del gobierno de Milei. En enero, a pesar del aumento mensual del 14,7% en el RIPTE debido a la reapertura de paritarias, este incremento no fue suficiente para contrarrestar la inflación, que alcanzó el 20,6%, resultando en una pérdida adicional del 4,9% en el poder adquisitivo.
Este declive mensual se suma al 13,7% perdido en diciembre debido a la inflación inicial generada por la megadevaluación ejecutada por el gobierno anterior. En conjunto, el poder de compra de los asalariados formales se desplomó un 17,9% en solo dos meses, aproximándose al 20,9% de caída experimentado durante los cuatro años de la presidencia de Mauricio Macri.
Este deterioro continuo del poder adquisitivo de los trabajadores ha llevado al RIPTE de enero, en términos reales, a niveles similares a los de mayo de 2005, casi 19 años atrás. Esta tendencia negativa ha persistido durante seis años consecutivos y se espera que continúe. Según las estimaciones, los trabajadores formales del sector privado podrían perder otro 10,5% de su poder adquisitivo este año, mientras que los empleados estatales podrían experimentar una caída del 21,3% y los trabajadores informales, un 25%.
El deterioro de los salarios, junto con el ajuste en las jubilaciones y pensiones, está contribuyendo a la recesión económica. El recorte real del gasto primario en el primer bimestre del año fue del 33,6% interanual, con las jubilaciones y los salarios estatales contribuyendo significativamente a este ajuste. La contracción del consumo y la actividad económica se reflejan en las cifras, con una caída del 25,5% en las ventas minoristas en pymes en febrero y una disminución del 12,4% en la actividad industrial en enero, entre otros indicadores preocupantes.