Susana Beatriz Montoya, de 76 años, fue hallada muerta en su casa, en un ataque intimidatorio vinculado a su pasado militante. El hijo de la víctima y miembro de HIJOS Córdoba, que ya había recibido amenazas en diciembre luego del cambio de gobierno, encontró mensajes en la escena del crimen, con nuevas amenazas y esvásticas.
El asesinato de Susana Beatriz Montoya, esposa del desaparecido ex subcomisario y militante del ERP Fermín Albareda, puso en alerta máxima a los organismos de Derechos Humanos de Córdoba. Montoya, de 76 años, fue encontrada muerta el viernes pasado en su vivienda en el barrio Ampliación Poeta Lugones, en el norte de la capital provincial. Su hijo, Fernando Albareda, la encontró tras saltar la tapia de una vecina y descubrir una amenaza escrita: “Los vamos a matar a todos. Ahora vamos por tus hijos. #Policía”.
Fernando Albareda, militante de Hijos Córdoba, había recibido amenazas en varias ocasiones, la más grave en diciembre pasado, poco después de que asumiera el actual gobierno. En junio, el cartel de señalización del ex centro clandestino de detención Casa de Hidráulica, vinculado a su padre, fue robado, y ahora enfrenta el asesinato de su madre con un mensaje mafioso. Los organismos de Derechos Humanos de la provincia, profundamente preocupados, han exigido medidas de seguridad para Albareda y su familia.
Los grupos Hijos Córdoba, Familiares Córdoba, Abuelas de Plaza de Mayo, Ex Presos Políticos por la Patria Grande, Asociación Civil Ex Presos Políticos de Córdoba y la Mesa Provincial de Trabajo por los Derechos Humanos de Córdoba han emitido un comunicado conjunto en el que se declaran “consternados, preocupados y ocupados por el violento asesinato y las amenazas cobardemente dirigidas a toda su familia, firmadas con #Policía”. Exigen:
- La urgente investigación y esclarecimiento de este hecho, así como de las amenazas previas a la familia.
- Seguridad y protección efectiva para Fernando Albareda y su familia.
El fiscal de Distrito 4 Turno 3, Juan Pablo Klinger, está a cargo del caso. Klinger, reconocido por su seriedad y compromiso, ha dispuesto medidas inmediatas como el vallado de la zona y la realización de la autopsia, además de evaluar filmaciones de cámaras cercanas. Una custodia policial cercana al lugar del crimen no presenció ni escuchó nada, lo que añade un elemento desconcertante a la investigación.
En declaraciones públicas, Fernando Albareda explicó que llegó a la casa de su madre tras intentar comunicarse con ella sin éxito. Encontró las persianas bajas y el televisor encendido, sin señales de robo. Su madre estaba preocupada por la difusión pública de la indemnización que recibiría por la desaparición de su esposo. Albareda sospecha de la policía, citando la falta de depuración en las fuerzas desde el regreso de la democracia.
El Gobierno provincial sigue de cerca el caso, aunque no se ha pronunciado públicamente. Fernando Albareda, además de su militancia en Hijos, trabaja en la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y hasta diciembre daba clases de Derechos Humanos en la Escuela de Policía. En diciembre, recibió una grave amenaza: carteles en su puerta con mensajes intimidatorios y seis balas calibre 22.
La investigación continúa, con todos los sectores en espera de más información para esclarecer este crimen que ha sacudido a la comunidad de Córdoba.