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UN SENADO TARIFADO POR MARTÍN GAMBAROTTA

Un senador oficialista con los bolsillos llenos de dólares en la Triple Frontera, el presidente y su hallazgo: “mejor que decir es gritar”, Adorni con su máquina de hacer títulos y una revista digital que debería repensar su nombre; por Martín Gambarotta.

De pronto un senador argentino, el entrerriano Edgardo Kueider, es detenido en un control fronterizo de Paraguay con 200.000 dólares sin declarar en su auto. Al senador se lo retiene del lado paraguayo y ahora se lo investiga por tentativa de contrabando junto a su secretaria. Está bajo arresto domiciliario. Las especulaciones acerca del origen del dinero son múltiples, pero lo que se desató de inmediato en Argentina es una discusión acerca de quién es políticamente responsable por el senador y sus dólares negros.

El acto reflejo de la prensa fue llamar a Kueider “peronista”, pero mirando más de cerca el caso lo que se divisa es un senador que ahora es aliado en el Senado del partido del presidente libertario Javier Milei. Kueider votó a favor de la Ley Bases que la administración Milei consideraba crucial para avanzar con sus reformas liberales. Un senador que cambia de bando de un volantazo con los bolsillos llenos de dólares debería despertar sospechas. No sucede si se le pregunta a Milei. Para Milei el asunto es “todo del kirchnerismo”, porque el senador fue electo en la boleta del peronismo. Milei obvia los cambios de bando que el senador preso se mandó durante el año y espera que la opinión pública haga lo mismo. 

La que reaccionó fue la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner: dijo que el tema era un claro caso de “democracia tarifada” operada por el gobierno libertario. Fernández de Kirchner así insinúa que el senador fue sobornado para aprobar leyes de ajuste de Milei. Fernández de Kirchner llamó la atención sobre la responsabilidad que le podría tocar a la vicepresidenta Victoria Villarruel, jefa del Senado, en el ascenso de Kueider, que hasta ahora presidía la Comisión de Asuntos Constitucionales.

Villarruel, que está enfrentada políticamente con el presidente, reaccionó una vez más subrayando el origen “peronista” del senador detenido y descalificando a Fernández de Kirchner. Milei ganó las elecciones atacando al viejo orden político, pero la rosca turbia parece no haberse detenido durante su año de mandato y Kueider era parte de esas negociaciones.

Con mucho menos pruebas en el año 2000 se desató una crisis institucional feroz cuando surgieron rumores de que el gobierno del entonces presidente radical Fernando de la Rúa había sobornado a un grupo de senadores peronistas para que aprueben una ley de reforma laboral. El escándalo llevó a la renuncia del entonces vicepresidente Carlos Álvarez, líder del frente de centroizquierda Frepaso. La tormenta, combinada con una implosión económica, siguió hasta que De la Rúa renunció a fines de 2001.

No se espera semejante crisis ahora. Todos los actores parecen estar más curados de espanto institucionalmente, y eso incluye al periodismo, que por alguna razón ya se toma estos casos como parte de la vida parlamentaria. La insistencia en nombrar a Kueider “peronista” es justamente lo que debería despertar sospechas de que se vendió. También De la Rúa fue acusado de sobornar peronistas, después de todo, se trata de comprar al enemigo si se va a jugar sucio.

Milei, con la ayuda de la prensa amiga y sus agitadores en las redes sociales, tiene la costumbre de sacarse de encima temas complicados sin batir los párpados. Eso se puede considerar una habilidad política, pero no todos los temas se liquidan tan fácilmente. De hecho, el caso del senador todavía sigue. Si Kueider deja una banca vacante, la ironía es que la política designada para ocuparla es una kirchnerista militante, alterando así levemente el equilibrio que el oficialismo de Milei había logrado en el Senado, donde tiene apenas siete senadores. El bloque kirchnerista ya pidió la expulsión de Kueider, que antes del escándalo estaba especulando con ser candidato en Entre Ríos el año que viene por La Libertad Avanza, el partido de Milei.

La ministra de Seguridad Patricia Bullrich no parece muy entusiasmada en investigar el caso. LLA respondió declarando que todos los legisladores sospechados de corrupción deberían ser expulsados. La postura contiene una especie de defensa del senador.

El caso estalló una semana después de que LLA se negara a votar en la Cámara de Diputados un proyecto de ficha limpia (prohíbe a una persona ser candidato con una doble condena judicial confirmada), auspiciado por el partido de centroderecha PRO que encabeza el expresidente liberal Mauricio Macri.

Mientras tanto, Milei postergó el llamado a sesiones extraordinarias, aparentemente por la indecisión de algunos sectores del oficialismo. De celebrarse, impulsaría la aprobación de una reforma política que incluya la eliminación de las primarias obligatorias PASO. Además, el oficialismo buscaría reformar la Ley de Fueros. Fernández de Kirchner, por su parte, se declaró a favor de una reforma constitucional. “No se puede tener elecciones cada dos años”, dijo. Fernández de Kirchner además se burló de las especulaciones de un pacto político entre su sector y Milei. Son una tomadura de pelo, dijo.

(La ofensiva judicial contra Fernández de Kirchner sigue: ahora la Corte Suprema determinó que tiene que ir a juicio por el acuerdo con Irán, sellado durante su gobierno, para investigar el atentado contra la AMIA).

Las sesiones extraordinarias pondrían a prueba las relaciones entre LLA y PRO, que en principio se opone a la eliminación de las PASO. La decisión del Gobierno de no presentar una ley de presupuesto a su vez tensa la relación con los gobernadores provinciales, que acusan a Milei de querer manipular fondos discrecionalmente. Sin presupuesto, los gobernadores se quedan sin certezas financieras para el año que viene.

Milei está convencido de que puede manejar estos temas superficialmente, con simples declaraciones públicas que están al borde de ser actos deliberados de desinformación. El vocero presidencial, Manuel Adorni, se está transformando en una máquina de generar titulares. Adorni anunció un plan para cobrarle a los estudiantes universitarios extranjeros no residentes, y a los extranjeros que se tratan en los hospitales del estado. Llamativamente, el anuncio se hizo al mismo tiempo que el gobierno nacional decidió limitar la entrega de medicamentos gratis por parte de la obra social de jubilados PAMI a los adultos mayores con jubilaciones menores a 400.000 pesos al mes. Además, el gobierno impuso un trámite para aquellos que requieren los medicamentos gratis. También se limita la transferencia de aportes del PAMI a las prepagas. La decisión es un dolor de cabeza para millones de familias. Someter a un “trámite” a los jubilados por los medicamentos solo aumenta la bronca y el sufrimiento. Las historias familiares detrás de esta medida son terribles.

El tema de los jubilados, así, tiene el potencial de transformarse en la punta de lanza de protestas en contra de las políticas del Gobierno. En la semana hubo manifestaciones de jubilados y una marcha sindical de las dos CTA a Plaza de Mayo, en un intento de agitar la calle.

La desinformación no tapa todo, pero por el momento Milei está convencido de que tiene la iniciativa. La calle puede estar quejándose sobre el tema PAMI, pero buena parte de la prensa ya lo trata como un cambio burocrático más y da instructivos de cómo llenar formularios y aguantar hacer un trámite presencial en las oficinas públicas de la era Milei.

El presidente defendió la nueva agrupación libertaria, Las Fuerzas del Cielo, que se declaró el “brazo armado” de su partido, diciendo que había sido sacada de contexto. Fue la primera señal de apoyo para la agrupación liderada por Daniel Parisini, conocido en las redes sociales como el Gordo Dan.

Milei busca perfilarse como luminaria de la nueva derecha mundial. Celebró una convención conservadora en Buenos Aires con invitados de segunda línea del exterior. La gestualidad incluyó la decisión risible de no acreditar al diario progresista Página/12 para impedirle cubrir la convención. La decisión se festejó como una victoria más sobre los “zurdos”.

Milei se puede dar gustos contra la izquierda en su internacional libertaria, pero la cumbre del Mercosur el viernes en Montevideo fue mucho más concreta y ahí el presidente argentino se encontró rodeado de líderes progresistas de la región, que no son tan fáciles de ningunear. Igual, Milei usó su discurso en la cumbre para declarar “un escollo” al Mercosur y para exigir una mayor apertura de esa “prisión” regional. La ironía es que en Montevideo se anunció el fin de las negociaciones para un tratado de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea (con la presidenta de la Comisión Europea presente en la cumbre). Un discurso explosivo hace estruendo, pero no es lo mismo que dejar el Mercosur: al parecer Milei no se atreve a tanto en un marco diplomático de primera categoría. Para el presidente argentino, mejor que hacer, es gritar. El acuerdo con la Unión Europea “dista de ser una realidad”, dijo Milei. Hay que buscar “una nueva fórmula” para el bloque, agregó. Milei maldijo al Mercosur en voz alta, pero no hubo anuncio de renuncia al bloque.

Todo contribuye en definitiva al ruido mundial que está haciendo Milei. El presidente fue objeto de un artículo en la revista The New Yorker, una señal de que ya es tema de conversación en las cenas de gala de la alta sociedad neoyorquina. Si sale el tema Milei entre plato y plato en Manhattan, hay que saber qué decir. Para eso está el informe de la revista, famosa por su profesionalismo y exhaustividad. Lo que no se le escapó al cronista de la nota es que Milei tiene cero empatía con los jubilados argentinos, y casi que no los considera seres humanos: algo que el Gobierno entero ya no puede disimular. Ya está documentado en el New Yorker.

A propósito de las noticias internacionales, se desató una estruendosa crisis institucional en Corea del Sur, que incluyó un intento relámpago de imponer un estado de sitio. Policías antidisturbios cercaron el parlamento y el líder del país acusó a la oposición de conspirar con la Corea comunista. La ocurrencia de que en Argentina los capitalistas sensatos pueden identificarse con Corea del Sur quedó reducida a un mal chiste. Acá hay una revista virtual neoconservadora que lleva el nombre de Seúl, se supone que como una celebración de los valores del capitalismo. Pero Corea del Sur siempre fue un pequeño estado marcial temeroso de su vecino comunista, que ahora lidia con una tasa de natalidad bajísima. La última crisis, que se volvió viral en las redes sociales, lo confirma: eligieron mal el nombre de la revista.

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