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EL PETARDISMO AL PODER POR MARTÍN GAMBAROTTA

El tuit de Villarruel en la guerra de petardos en el mar de la derecha, el posible decreto libertario para una corte suprema en tensión y la posible mala lectura del “dialoguismo sindical” ; por Martín Gambarotta

Se termina el año. Para despedirlo hubo una pequeña corrida contra el peso. El dólar, que estaba planchado, se despertó por unos días. Hubo supuestamente una intervención del Banco Central para frenar la subida. Bienvenidos al intervencionismo anarco-capitalista. Brasil se está devaluando. El ministro de Economía Luis Caputo no se alteró. Deben ser los argentinos que están comprando dólares para irse de vacaciones afuera, dijo. Otra manera de verlo: la población se enteró que están regalando dólares. Caputo ya habla de cualquier tema con la misma desenvoltura. El ministro tildó de “prácticamente comunista” al presidente de Chile, Gabriel Boric. Dijo que Boric está llevando a Chile a la ruina y deshaciendo las reformas liberales en ese país. Otra manera de verlo: el modelo liberal de Chile colapsó con revueltas masivas y el resultado de eso fue la elección de Boric. Chile presentó una queja diplomática formal. Boric se lamentó en público y dijo que el presidente libertario Javier Milei debería ser más cauto. ¿Más cauto? Milei ya había felicitado a su ministro en las redes sociales por “domar zurdos”.

En Argentina gobierna el petardismo político. Lo que dio resultado como estrategia electoral ahora es una estrategia gubernamental. No debería sorprender que los que están en el poder hasta se tiran con bombas de estruendo entre ellos.

Una petardista nata es la vicepresidenta Victoria Villarruel, una especie de ultranacionalista que apenas oculta su simpatía por el Triple A y la última dictadura militar. Villarruel está enfrentada con el presidente. Por ejemplo, se opone a la designación promovida por el ejecutivo del Juez Federal Ariel Lijo a la Corte Suprema, alegando que es corrupto. Villarruel trató de enfriar su confrontación con el presidente publicando una declaración en las redes sociales, donde se declara leal a Milei y niega cualquier armado político por fuera del partido de gobierno. Parecía que Villarruel se estaba cuadrando, pero unos días después la vice usó las redes sociales para comentar sobre la situación de un gendarme argentino arrestado en Venezuela. Para el gobierno argentino el gendarme fue “secuestrado” por el gobierno socialista de Venezuela. Los bolivarianos dicen que el gendarme tenía la misión de espiar en Venezuela. Villarruel comentó en las redes que ella no hubiera autorizado el viaje del gendarme, pero que no estaba a cargo de la cartera de seguridad. La chicana es que Villarruel según había anunciado Milei en campaña iba a estar a cargo de seguridad y defensa. Después Milei finalmente cambió de idea y nombró a Patricia Bullrich, la candidata presidencial del partido de centroderecha PRO, como ministra de seguridad. Villarruel borró el comentario sobre el gendarme, pero ya era demasiado tarde. Bullrich acusó a la vice de buscar “likes” en las redes y dijo que se debería ocupar de frenar los aumentos de sueldo que se vienen en el Senado. La ministra exigió que Villarruel se disculpe con el presidente, Gendarmería Nacional y la familia del gendarme detenido.

La intención de Villarruel de cuadrarse tenía sentido. Milei está armando rápidamente una estructura nacional para competir en las elecciones de medio término del año que viene. Villarruel no puede competir con ese naciente aparato nacional libertario por el momento, pero evidentemente tampoco domina su genio petardista. Es más fuerte que ella o, tal vez, es lo único que le sale hacer. Villarruel hace poco llevó la chicana a niveles performáticos, cuando instaló un busto de la ex vicepresidenta Isabel Perón en el Senado, emulando así los homenajes en vida que se les confiere a los líderes autoritarios. El acto en honor a Isabel no cayó bien en la Casa Rosada.

Se podría argumentar que no son actos del todo vacíos. Emiten un mensaje. Hay movimientos en la justicia para revisitar el pasado. El exlíder del grupo armado Montoneros, Mario Firmenich, fue llamado a indagatoria por la bomba que mató a 23 personas en el comedor de la Policía Federal durante la última dictadura militar. La decisión judicial viene después de la aparición del testimonio de Firmenich en un documental sobre el Mundial de 1978 celebrado en Argentina durante la dictadura, al que Montoneros le opuso una resistencia activa. Con el llamado a indagatoria de Firmenich se reabre una causa que puede generar debate y ruido público.

A largo plazo, Milei tiene que preocuparse porque Villarruel puede eventualmente elegir romper y lanzar su propia candidatura presidencial en 2027, dividiendo así el campo libertario.

La tensión interna, a pesar de cierta estabilidad económica y anuncios de una baja en la pobreza, es palpable. Un allegado del agitador libertario Daniel Parisini, conocido como el Gordo Dan, habló de “dos carpetazos” en contra de Villarruel. La vice lo desafió a publicar las carpetas y amenazó con acciones legales.

Milei el viernes insinuó que la crisis con su vice tal vez limite sus viajes al exterior en el futuro. “Cada vez que me voy, alguno me hace alguna”, dijo.

El mar de la derecha está picado. Hay notas periodísticas que mencionan que Andrés Vázquez, el jefe de la Dirección General Impositiva (DGI), tiene inmuebles sin declarar en Miami. El diputado Cristian Ritondo, que encabeza el bloque del PRO en la Cámara de Diputados, también es investigado por presuntas propiedades sin declarar en Miami a nombre de su esposa.

Milei dijo que las acusaciones contra de Ritondo, su aliado hasta ahora en Diputados, son una operación. Para algunos el presidente defendió más a Ritondo que a su propio partido. Milei no tiene otra opción que tejer alianzas en la Cámara de Diputados. Tres diputados de la Unión Cívica Radical (UCR) fueron expulsados del partido el jueves por apoyar el veto de Milei al aumento jubilatorio. La decisión divide a la UCR. Los diputados fueron apoyados por el gobernador radical de Mendoza Alfredo Cornejo.

Las referencias a investigaciones y carpetas huelen a los servicios de inteligencia.

En Argentina gobierna el petardismo político. Lo que dio resultado como estrategia electoral ahora es una estrategia gubernamental. No debería sorprender que los que están en el poder hasta se tiran con bombas de estruendo entre ellos.

Una jueza federal ya pidió la extradición del exsenador Edgardo Kueider, arrestado en un control fronterizo en Paraguay con 200.000 dólares sin declarar. Kueider, que fue expulsado del Senado la semana pasada, es un dirigente justicialista de Entre Ríos que apoya a Milei y votó a favor de la Ley Bases de reformas del Gobierno. Sus despachos de senador fueron allanados por orden de la jueza.

En ese contexto, hubo un movimiento que llamó la atención. Diego Kravetz, hasta ahora secretario de seguridad en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), pasó a ser el número dos en la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), controlada por el ejecutivo nacional. Hasta ahora Kravetz era un cuadro del PRO, pero parece que defeccionó y justo aterriza en el sector de inteligencia.

La Ciudad de Buenos Aires es el bastión del PRO, partido liderado por el expresidente liberal Mauricio Macri. La pregunta es si el partido de Milei, La Libertad Avanza, le presentará batalla al PRO en CABA el año que viene. Las defecciones como la de Kravetz deberían poner nervioso a Macri (a menos que terminen siendo parte de un acuerdo secreto con Milei). Néstor Grindetti, otro dirigente histórico del PRO, también dejó la jefatura de Gabinete en CABA.

Los movimientos se dan en varios planos. Hay cambios en los medios de comunicación. Milei, hablando en un evento en Córdoba, criticó al analista político de La Nación Carlos Pagni llamándolo “mentiroso” y “farsante”. Agregó: “envidia mi cabellera”. Pagni, que tiene un programa por cable todos los lunes a la noche, es calvo. De paso, Milei festejó que dejará vencer el impuesto PAIS, que grava los consumos en dólares.

La convulsión interna también llegó a la Corte Suprema, que se queda con tres miembros porque el Juez Juan Carlos Maqueda se jubila. Maqueda eligió retirarse haciendo públicas quejas sobre los personalismos y los peligros institucionales que enfrenta la república. La Corte Suprema mientras tanto le envió una señal a Milei diciendo que está preparada para funcionar con tres miembros. Igualmente, hay una interna entre los supremos. El juez Ricardo Lorenzetti intercambió críticas sobre la administración de la Corte con los otros dos jueces. Esos dos jueces le respondieron a Lorenzetti acusándolo de maniobras para permanecer en su momento como presidente de la Corte. En la Corte Suprema entonces también los jueces se tiran cartuchos entre ellos.

Todo esto cuando la administración Milei no disipa del todo los rumores de que se prepara para nombrar a dos nuevos jueces de la Corte Suprema por decreto, salteándose la debida aprobación de los pliegos por el Senado. Macri intentó algo parecido cuando era presidente y enfrentó críticas duras por tratar de burlar un paso institucional clave.

A su vez, la Corte falló en contra de la elección indefinida del gobernador en la provincia de Formosa. El gobernador peronista de Formosa, Gildo Insfrán, dijo que el fallo es un “tiro de gracia” para el federalismo.

La que levantó la voz es la exdiputada Elisa Carrió, que ahora acusa al asesor estrella de Milei, Santiago Caputo, de ser el defensor de los intereses más oscuros de los poderosos en Argentina.

Los libertarios piensan que van ganando. Miran las encuestas y se envalentonan, pero es peligroso jugar todo el tiempo con fuegos artificiales retóricos de dudosa veracidad.

El Gobierno maniobró para lograr una tregua con la Confederación General del Trabajo (CGT), pero durante la semana tuvo que declarar dos conciliaciones obligatorias debido a protestas salariales inminentes de La Fraternidad (ferroviarios) y camioneros. Las conciliaciones dictadas demuestran que el Gobierno quiere pisar las paritarias y, al mismo tiempo, dice que los salarios le están ganando a la inflación.

La CGT está de ánimo dialoguista, pero el Gobierno tal vez calcula mal si piensa que los dirigentes gremiales no van a reaccionar en caso de que sientan la presión de sus bases por salarios. Los números inflacionarios lucen bien solo si se obvia que en el año los salarios pierden claramente contra el costo de vida. La oferta salarial para ferroviarios y camioneros aceptable para el Gobierno es del 1% mensual. Hasta el capo sindical más dialoguista no puede dejar de lanzar una risotada. Las conciliaciones obligatorias tienen un límite y la derecha argentina históricamente leyó mal las intenciones “dialoguistas” de la CGT. La Fraternidad ya tenía listo un paro nacional cuando se la llamó a negociar compulsivamente. Hugo Moyano, el líder de camioneros, hace poco corrió a su hijo combativo Pablo Moyano de la conducción de la CGT, en lo que se entendió fue un gesto conciliador hacia el Gobierno. Pero Moyano padre ya está listo para la confrontación porque el Gobierno no le quiere homologar la paritaria (8% trimestral). La señal del oficialismo es que percibe a los aumentos salariales como un disparador de la inflación. En la Argentina de Milei los funcionarios son más duros que los empresarios. Hay que ver hasta cuando aguanta esa ecuación.

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