Reseña.La nueva novela de Mariano Quirós (Resistencia, 1979) explora una zona del litoral para desarticular y jugar con el imaginario de lo pueblerino. La “distancia purirú” otorga una perspectiva tolerable incluso a las situaciones más escandalosas. por Agustina Espasandín
En los libros de cuentos y novelas que Mariano Quirós ha publicado hasta el momento, se lee siempre a un autor ocupado en el oficio de cultivar un estilo, una huella propia. En donde primero se lo identifica es en la voz, el ritmo y la sintaxis. Sus narradores se caracterizan por el modo en que, a través de oraciones largas y subordinadas, descomponen la experiencia caótica del mundo para intentar alguna forma de entendimiento. Esa búsqueda de una precisión casi quirúrgica para narrar tiene un objetivo estético que no suspende la preocupación por la trama.
Purirú, acaso la novela más extensa del autor chaqueño hasta el momento, se estructura a través de cuatro partes que se corresponden, cada una, con un personaje diferente. Aunque algunas dan la sensación de funcionar de manera autónoma, los hila una unidad de lugar ubicada en el litoral argentino. El trabajo con un mismo territorio es algo que se puede rastrear en toda la obra de Quirós. La luz mala dentro de mí (Factotum, 2016), Campo del cielo (Tusquets, 2019) y Río negro (Tusquets, 2020), entre otras, son una muestra de ello. Sin embargo, no es solo el trabajo con determinados territorios del mal llamado “interior” lo que constituye una de sus marcas, sino su modo de abordarlos. En Purirú hay un límite siempre resbaladizo entre las provincias que conforman “la zona”, tal vez, entre otros factores, propiciado por la constante presencia del río en cuyas orillas viven los personajes; y un interés por las diferencias entre la vida urbana y la idiosincrasia de los pueblos periféricos.
La pequeña ciudad en donde transcurre esta novela se jacta de su proceso de población a partir de la llegada de una represa pero, aun así, tal como lo demuestran los acontecimientos que allí suceden, sigue operando como pueblo. ¿Qué significa esto? ¿Cómo opera un pueblo? ¿Existe tal cosa? Tales preguntas parecieran ser las que motivan la imaginación narrativa de Quirós, cuyo procedimiento de escritura consiste en deshacerse de algunos prejuicios e imaginarios “pueblerinos” y conservar otros, para construir o recrear a partir de esa mezcla de materiales mundos ficcionales. Es decir, parte de lo que conoce para avanzar, con la cintura que otorga la ficción, en el montaje libre de nuevos universos.
Un adolescente es arrastrado por su familia monomarental a lo que termina siendo la toma de una casa de veraneo a la que se suponía que tenían que cuidar; un hombre llamado Mercedes vende purirú envuelto en chipá (¿o chipa?) en una terminal de ómnibus; un profesor de escuela al que llaman “el poeta”, aunque nunca jamás escribió un poema, es acusado de un hecho grave; un joven que sueña con la aventura de otros ríos y otras ciudades es contratado para trabajar en una barcaza que nunca zarpa.
Estos son los personajes principales, pero ¿qué es el “purirú”? El purirú es ni más ni menos que aquello que todos ellos consumen: una hierba que se puede fumar, beber en té o inhalar. Un estupefaciente que no distingue clase ni edad, y que es el medio que le permite a cada personaje atravesar lo que le toca. “El purirú es un sabor que se adquiere, que demanda experiencia”, explica uno. Hay que aprender a llevar algunos de sus efectos colaterales para llegar a lo que parecen buscar al consumirla: una perspectiva nueva. Una que acorte la distancia y traiga a la mano eso que en la sobriedad se presenta lejos e inalcanzable. Un árbol del otro lado de la orilla del río se transforma en un brocolito cuando se está colocado, descubren los personajes después de fumar. Y es a través de esa “distancia purirú” que los narradores cuentan los escándalos y conflictos que suceden en la zona, ya sean protagonistas o testigos de los mismos. Ese modo en que se viven y se narran los nudos argumentales generan un interesante efecto de desdoblamiento en la lectura. Algo así como la capacidad de ver, desde otra óptica, aquello que fuera de la ficción sería escandaloso.
Un delicado y sutil uso del sentido del humor distiende ese universo por momentos opresivo, al mismo tiempo que logra alcanzar el costado más tierno de, incluso, los personajes más oscuros.

Purirú
Mariano Quirós
Alfaguara
2025
320 páginas


