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“No, gracias”: Zelensky rechazó la paz tras su encuentro con el Papa Francisco

En el encuentro con Francisco, Zelensky rechazó la propuesta de mediar en el alto el fuego, pero aceptó el apoyo del Papa, quien se comprometió con la misión humanitaria y los niños secuestrados por las fuerzas rusas.

El cielo sobre San Pedro estaba gris como las perspectivas de paz en una Roma totalmente blindada. Después de un encuentro privado que duró 40 minutos entre el Papa Francisco y Volodymyr Zelensky, el presidente de Ucrania dijo “No, gracias” y cerró la puerta a la mediación vaticana, pero le dejó un margen de juego al Pontífice ante el compromiso de una misión humanitaria.

Incluso detrás de los tonos cordiales, la distancia se percibía desde los regalos que los dos intercambiaron. El presidente ucraniano le regaló a Francisco un ícono moderno de la Virgen pintada en una placa con un chaleco antibalas y una pintura titulada “Pérdida” que representa a María sosteniendo una silueta vacía de un niño en sus brazos: uno de los muchos niños ucranianos que murieron o fueron secuestrados por los rusos. El Papa, en cambio, le entregó la fundición en bronce de una flor que nace, con la inscripción “La paz es una flor frágil”. Y, por ahora, lejos.

Bergoglio había recibido a Zelensky hace poco más de tres años atrás pero parece que hubieran sido muchos más. En ese entonces las imágenes mostraban a un Zelensky sonriente, vestido de traje negro y con cara de adolescente. En cambio el hombre que se presentó ayer en el Vaticano llevaba el peso de la invasión rusa: uniforme militar, buzo negro, una leve sonrisa cuando se dirigió a Bergoglio: “Es un gran honor”, dijo con la mano en el pecho apenas lo vio. Bergoglio le dio las gracias. Pero la distancia se percibió.

El acercamiento de Francisco al martirizado pueblo ucraniano y al pueblo ruso, a lo largo de estos meses, ha irritado a Kiev.

El Papa admitió que los ucranianos necesitan armas para defenderse, pero está alarmado por el riesgo de una escalada militar. Quisiera lo antes posible un alto al fuego, lo que salvaría vidas humanas, pero sería considerado por Zelensky una rendición. En repetidas ocasiones ofreció la disponibilidad de su diplomacia para mediar a fin de emprender un camino de paz. Pero Vladimir Putin ni siquiera responde al teléfono y ahora Zelensky le ha dicho que no.

“Con todo respeto al Santo Padre”, dijo el presidente ucraniano en la pantalla del programa “Porta a Porta” -en español significa Puerta a Puerta, un programa de actualidad política desde hace décadas considerado la tercera cámara del Parlamento italiano, en el canal público Rai-. “No necesitamos mediadores entre Ucrania y el agresor. Nosotros tenemos que hacer y escribir un plan de acción para que sea una paz justa en Ucrania”. Y luego aclaró que “no es cuestión de Vaticano, Estados Unidos, América Latina, China u otros países del mundo porque Putin sólo mata y asesina, no podemos mediar con él”.

Los diplomáticos vaticanos no se hacían ilusiones, pero tenían de todas maneras una cierta y remota esperanza de cierta posibilidad. Cierto es, que en el Palacio Apostólico siempre han sido conscientes de que la mediación se puede llevar a cabo si las dos partes están interesadas en un mismo objetivo, en este caso la paz, pero no pueden lograrla sin el aporte de un tercer actor.

La Santa Sede, repitió ayer el Papa, ejerce una “neutralidad positiva” y cultiva la “esperanza de que nunca se diga la última palabra para evitar un conflicto o resolverlo pacíficamente”.

Un objetivo que, al menos por ahora, está muy lejos de alcanzar. Francisco y Zelensky, sin embargo, encontraron un terreno común. El presidente ucraniano le habló al Papa sobre los 19.393 niños deportados por los rusos: “Debemos hacer todos los esfuerzos posibles para que vuelvan a casa”, le dijo. Es uno de los diez puntos del “plan de paz” que le pidió a Francisco compartir como el único aceptable. Pero el Papa tiene otra idea de cómo lograr la paz, está convencido de que una negociación, al final, será inevitable, y cree que Moscú, de alguna manera, debería involucrarse.

En este sentido, Bergoglio tiene una “misión” reservada, cuyas cartas no muestra, quizás el envío de dos cardenales a Moscú y Kiev como hizo en su momento Juan Pablo II en la guerra en Irak. Pero, mientras tanto, aceptó el pedido de Zelensky sobre los niños secuestrados.

El Papa, según informó el portavoz vaticano Matteo Bruni, “subrayó en particular la urgente necesidad de gestos humanos hacia las personas más frágiles, víctimas inocentes del conflicto”.

Francisco se comprometió a que regresen los niños ucranianos secuestrados llevándolos de vuelta a casa. Gracias a los canales con Rusia que tantas críticas han suscitado. Y esperando que la intervención humanitaria sea sólo el primer paso hacia una paz que, por el momento, parece más un deseo.

FUENTE: Ámbito Financiero

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