Desde toda la provincia llegaron organizaciones sociales, de derechos humanos, sindicales y de pueblos indígenas bajo un solo grito: “¡Abajo la reforma, arriba los salarios!”.
“¡Abajo la reforma, arriba los salarios!”, se escuchaba al coro gritar por las calles de San Salvador de Jujuy este viernes por la mañana. Con esa consigna los gremios docentes recibían a los trabajadores de los ingenios, a las organizaciones sociales y a las comunidades indígenas que llegaban desde los diferentes puntos de la provincia, para marchar, todos juntos a la Plaza Belgrano. Frente a la gobernación, miles repudiaron la reforma a la carta magna que el gobernador y precandidato presidencial Gerardo Morales logró sancionar durante la madrugada de este viernes y con la que criminaliza la protesta y despoja a las comunidades originarias de tus tierras. El grito contra la reforma no solo se escuchó en la plaza principal de la capital jujeña, en las rutas de la Quebrada y la Puna se gritó contra la maniobra de Morales, cara a cara, frente a la policía. Como única arma la razón, y el poder de la unidad de los sectores populares que se expresa con tanta contundencia en la provincia.
En algunos lugares como Abra Pampa, donde la protesta incluía a mujeres y niños, la represión policial se presentó como una de las primeras acciones “disuasivas” sobre el piquete, tal como habilita la reformada Constitución pretendida a la medida de Morales. La crisis y el descontento contra el gobernador de JxC ya se venía expresando. La gota que colmó el vaso fue la reforma constitucional. Pero paradójicamente tras su tratamiento exprés, la desbocada pretensión feudal de Morales encontró un límite impensado: el que salió a marcarle la sociedad jujeña, detrás del reclamo docentes.
Este viernes con un tercer paro general desde que el 5 de junio comenzaron las protestas por los salarios en educación, el pueblo jujeño comenzó a construir colectivamente un límite a la depredación política de Morales. Este gesto, espontáneo, se expresó tras la polémica reforma, pero porta sus propios antecedentes. Y lo valida Milagro Sala, al analizar el contexto de restricción a la protesta que promueve Morales: Milagro refiere a las grandes movilizaciones de esta semana, como parte de “marchas que vienen hace bastante tiempo, pero ahora se unificaron, se pusieron todos de acuerdo. Se cansaron del atropello que se vive en Jujuy”, sostuvo la dirigenta.
La reforma aumentó la tensión que genera la politica antiderechos de Morales. Esto se expandió a nivel nacional, con declaraciones sobre lo inconstitucional de la norma, por parte de la propia ministra de Trabajo, Raquel “Kelly” Olmos: “El derecho a la protesta y de huelga están instituidos por nuestra Constitución” sostuvo. Y afirmó “nos vamos a presentar pidiendo la inconstitucionalidad de esos artículos”, explicó Olmos.
Un viernes histórico
Desde la medianoche del jueves cuando comenzó a efectivizarse la reforma, los gremios, las organizaciones sociales, de derechos humanos y pueblos originarios comenzaron a organizar la jornada de protesta: “Morales aprobó su reforma constitucional a espaldas del pueblo”, indicaba el lema de la marcha, que incluyó cortes de ruta y calles en diversas localidades. En San Salvador los manifestantes llegaron muy temprano a la sede gubernamental que amaneció custodiada por la policía local. La misma que en los pueblos intimidaba a los manifestantes para levantar los cortes. No tuvieron efecto y las protestas siguieron.
A media tarde lo intentaron de nuevo ya en la capital, en la Plaza Belgrano: “Hubo tensión, un rato largo, pero con el mismo resultado, la protesta se mantuvo”, confirma a este diario Esteban “El Gringo” Castro, secretario General de la UTEP, allí presente. No se interrumpió el reclamo, ni hubo margen para la represión. Fue “una movilización impactante, y tiene que ver con que la reforma es un escándalo, porque la votación fue muy rápida, y porque es inconstitucional”, sostiene el dirigente de la UTEP.
En la controlada reacción policial puede leerse la preocupación de Morales, dicen en la provincia. Morales está “sorprendido y preocupado”, se lee en portales políticos como El Submarino. “Hay adhesión, esa es la gran preocupación” confirman las organizaciones sociales. “Está preocupado porque hay cortes de ruta a pesar suyo, y hay fuerzas que se movilizan, aún cuando él tuvo planchado el reclamo desde hace 8 años” evalúa Castro. “Todo empezó con la lucha docente, porque venían ganando 35.000 pesos de básico, y están pidiendo 120 –detalla el dirigente–, y eso tuvo adhesión social”, analiza.
Las protestas iniciadas el lunes 5, expresan el viernes 16 su máxima tensión. Suman a empleados municipales, de los ingenios, a movimientos sociales como El Evita, y la CCC; pueblos originarios o gente “sin organización. Y eso le da aval social a la protesta” considera Selene Flores, de radio Universidad de Jujuy, al concluir la tarde. Eso le preocupa a Morales, sostienen en la provincia. Y “lo ha sorprendido”, añaden.
La sorpresa, en Morales, deviene de pensar “que la tenía fácil por haber ganado las elecciones” señalan. Pero eso no habilita el abuso de poder, por eso comenzó a evaluarse un plan de lucha que sostenga el reclamo que tensa hace diez días la vida política jujeña. Y se extendió a una serie sostenida de movilizaciones y paros. Con epicentro en Plaza Belgrano, punto elegido para visibilizar todos los reclamos. Y recibir a los manifestantes. Muchos seguían llegando pasado el mediodía. Y se los recibía con algo caliente porque venían de la Quebrada “y haciendo largos tramos caminando, bajo un clima extremo de 6 grados bajo cero” detallan.
Se habla de la movilización más grande desde que asumió Morales, a fines de 2015. “Que siempre hubo –como dice Milagro–, pero no tan convocantes”, señalan. Salvo las organizaciones sociales, que acompañadas por algún sector sindical sostuvieron el reclamo en la calle, nunca se vio este nivel de unidad, sostienen: la sociedad demuestra apoyo a esta protesta. Y en la masividad, inédita, el pueblo jujeño se planta frente al falso gigantismo, el que imposta Morales, precandidato presidencial.
La reforma “inconstitucional”
En la Convención Constituyente, la reforma llevó solo dos sesiones. Se aprobó por unanimidad y se ratificó la “prohibición de cortes de ruta” como método de protesta, en un artículo que también impide la ocupación de edificios públicos, en el marco de reclamos sociales y gremiales.
Es curioso, el jueves por la noche se aprobó la reforma mientras afuera una multitudinaria marcha de antorchas recorría las calles de San Salvador, encabezada por los docentes y bajo la consigna emblema: “Arriba los salarios, abajo la reforma”. Los que se desayunaron con la noticia de una nueva carta magna, comprendieron de inmediato la maniobra, y avanzan en el planteo de inconstitucionalidad avalado por el gobierno nacional.
El peronismo jujeño acompañó la reforma de Morales y ante la masividad de la protesta salió a justificar. Los convencionales emitieron un documendo donde dicen que evitaron, por ejemplo, la cláusula que disponían las elecciones legislativas cada cuatro años y también la llamada “cláusula de gobernabilidad” que le otorgaba al ganador de la elección de Gobernador la mitad más uno de los diputados provinciales.
Igual la carta magna refaccionada quita derechos y limita libertades. En relación a la posesión de tierras de pueblos originarios, define que pasarían a sectores que no son comunidades. Y en las reglamentaciones de convivencia democrática pacífica prohibie cortes de rutas y calles. También manifestaciones al aire libre que “limitan o pueden limitar” la libre circulación. Algo que curiosamente, muchos no necesitaron este viernes: estaban parados al costado de las rutas, con sus carteles de apoyo al reclamo docente, y sobre todo, contra la reforma de la carta magna. Esto también sorprendió a Morales.
FUENTE: Página 12.