Literatura.
Hay temas que vuelven: la soledad, el silencio, la ausencia. También la exploración de lo femenino, de la identidad como una cárcel. Entre las estrofas breves, fragmentarias y episódicas, que sugieren la incompletitud —o la imposibilidad— de la expresión, y el fraseo de potentes versos largos. Las palabras no se dan, no aparecen, hay que “parirlas”, materializarlas, y aun así quizá no digan, como quien da a luz cadáveres.
* una palabra le cuelga del cuello no debe pronunciarla pero la veo decir ** alguien dice que no sabe su silencio es una gran metáfora de la muerte *** en la boca de su cuerpo hay otro cuerpo está agonizando yo llevo la cruz
¿por qué refulgían tus palabras si nos habitaba el silencio?
intragenealogía en mi vientre anidan todos los hijos que no tengo el valor de parir la maldición familiar que nos condena a la maternidad el semen seco de los pocos hombres que se atrevieron a cogerme un aborto sellado de silencios todos los tips de la ama de casa todas las palabras que no puedo nombrar su boca como una ficción acicalante el inconfesable deseo de apelar a su ombligo las mentiras que viene tejiendo en gemidos ajenos el deseo mal direccionado en mí acabado como Gea los Gigantes y Titanes que metaforizo amenazan con estallar mi útero los riego de sangre pero no tengo el anhelo de la hoz del Cronos de mi voluntad que castre el silencio que me llena de hijos de hombres de mujeres de semen de miedo de todo lo que podría y no soy de parir la palabra y los muertos antes de que mi cuerpo estalle la inmensa noche que me alberga soledad * nunca supe bien la diferencia entre lo que se debe y lo que quiero criada por derecha y consentida por izquierda los discursos calcaron los deseos ajenos sinónimos del misterio del mundo visión personalísima de quienes me hicieron pertenecer entre las fisuras una luz animal tiene el sonido de mi propia voz anquilosada desde los inicios del tiempo tatuada al silencio impuesto y callado tiene una forma inadaptable me escudo en el temor la ignoro me sigue sólo ha sabido oírla el sonido de tus huesos al mirarme Precipitaciones * desde una ventanita a fuerza de nombrarla con el cuerpo la pájaro se asoma luego de la lluvia una tormenta se descarna detrás de mis ojos no llevo paraguas ** el espanto saber que la nada se derrama y babea un crisol de voces despliegan la noche llorar y maldecir sucumbir a la ira de las penas nadie debería redimir sus culpas en el ocaso de mi cuerpo anónimos I lo nombro y la boca se me llena de pájaros y barcos amanece el hastío del silencio haciéndome noche II llueve y es noche tu ausencia que nunca fue tan herida como hoy que te hablo III un nombre se me hace agua en la boca para decirme su ausencia
Alejandra Dughera (Moreno, 1984). Profesora de Literatura.