LITERATURA
Isaac Castro es la piedra de toque del circuito literario de Hurlingham. Si es una feria de libros usados, si son charlas y lecturas en la Feria del Libro local, si es en una editorial flamante como Astronauta Ruso (de la que es editor), si es en la celebración del Día del Escritor en el Municipio, si es en talleres en la biblioteca o en clases de lengua y literatura en escuelas secundarias, si es para escribir la biografía del rockero más importante de la ciudad; siempre está ahí Isaac. Más que poeta de Hurlingham: activista literario o, como dice el lema en algunos de sus avatares, “militante de la celebración”. Hoy compartimos en Hurlingham Post una serie de poemas inéditos que hablan del presente más inmediato a través de reminiscencias de décadas pasadas.
El presente es una fuga
I
1990
todo comienza con el llanto de un dios
mientras de fondo suena
la canción más emotiva del cosmos
papá con poco trabajo
y la vida en un cuarto
amontonados
sin libros
mamá repite tantas veces la oración
casa sin terminar
casa sin terminar
casa sin terminar
que me avergüenzo
por esas paredes faltas de revoque fino
de ladrillos huecos desnudos
y entonces
a la vuelta de la escuela
cuando mis compañeros preguntan por mi dirección
les digo que es por allá
y me aseguro de que nadie me siga
así no ven adonde entro
II
La fiesta inaugural un mediodía de junio en la cama
de mis padres
juntos
hipnotizados por la transmisión en vivo
las imágenes son tan poderosas
que nadie dice nada
mi hermano menor ni siquiera está en los planes
solo la televisión logra congregarnos
soy demasiado chico para anticipar consecuencias futuras.
III
Nos juntábamos a jugar a la lotería
en cartones de colores primarios
y los números
salían desde una botella
los sábados
en casa de mi tío
comíamos en obscena abundancia
éramos serpientes
tragando caballos
riendo a los gritos
para la venganza
solo había que esperar
la burla despiadada les tocaba a todos
era un derecho adquirido.
IV
La ventana es minúscula
sobre la cocina entra un pedazo de noche
pero no lo puedo escribir así
porque parece que imito a los tipos que leo
y usan palabras como crepúsculo
palabras que suenan a poesía
a lo que a mí me parece poesía
y que aprendí
de chico
en la biblioteca de la escuela 86
pero entra la noche
un pedazo de noche aterriza en el suelo
como si alguien
afuera
hubiera prendido una linterna
para averiguar qué pasa con nosotros
puertas adentro
donde mi vieja prepara rosquitas
para llevar al trueque
y la carne picada se convierte en manjar
un pedazo de noche
de repente
mueve la estantería
y saca a flote todo
lo que soy capaz de sentir
porque hace rato me di cuenta
de que esto no es como en las películas
mi sangre en la boca es de verdad
y comprobé
que no importa cuánto lo intente
jamás tendré lo que quiero
lo que quiero es imposible
no es que solo cuesta un poco más
es imposible y punto
un pedazo de noche en mis pies
a mis pies
mientras todos duermen
y yo siento otra vez ese fuego
la llama de mi fracaso.
V
Una deuda
un préstamo para pagar una deuda
un préstamo para pagar un préstamo y una deuda
y siempre así
hasta hipotecar la casa
36 cuotas fijas
con la contundencia de una katana
pero nosotros no éramos samurais
nosotros solo estábamos ahí
donde nos había tocado.
Isaac Castro (Morón, 1982) es Licenciado en Letras por la Universidad de Buenos Aires y se dedica a la docencia, el periodismo y la gestión cultural. Es editor del sello Astronauta Ruso. Publicó los libros de poesía Brillantina (2006), La farsa de las mariposas (2010), Las centellas (2012) y La matemática del cuerpo (2018). Participó de la Exposición de la Actual Narrativa Rioplatense con su novela breve La noche inmóvil (2014) y es autor del ensayo Música de Manos Vacías. Caballeros de la Quema. Postales del rock en la Argentina de los noventa (2017) y la biografía Alejandro Sokol. El cazador (2020). Textos suyos aparecieron en diferentes medios digitales, suplementos y revistas literarias.