El inicio del ciclo lectivo 2024 se ve sacudido por una crisis sin precedentes en el sistema educativo, con recortes de fondos nacionales y convocatorias a paros docentes a nivel nacional. La falta de transferencia de fondos, la eliminación de programas clave y la migración de estudiantes de escuelas privadas a públicas plantean desafíos significativos para la igualdad de oportunidades y el desarrollo del país.
El inicio del ciclo lectivo 2024 se ve envuelto en un conflicto sin precedentes que sacude el sistema educativo argentino y desafía su carácter igualador a nivel nacional. Los referentes del ámbito educativo y los gremios docentes describen este escenario como anárquico y disruptivo, marcado por la convocatoria a un paro nacional por parte de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA) para este lunes.
La última vez que se dio inicio a un ciclo lectivo con un llamado a huelga docente a nivel nacional fue en 2017, cuando el gobierno de Mauricio Macri no convocaba a la paritaria nacional como instancia de discusión salarial para el gremio en todo el país. Sin embargo, esta vez la situación es aún más compleja. Los motivos del reclamo incluyen la eliminación del Fondo Nacional de Incentivo Docente (FONID) y el Fondo de Compensación Salarial, así como recortes en partidas nacionales para programas como Conectar Igualdad, infraestructura y comedores escolares.
Ante este escenario, el Gobierno convocó a los gremios para el martes, aunque los sindicatos confirmaron su asistencia señalando que la convocatoria no cumple con los requisitos de una reunión paritaria. Esta reunión se programó para un día después del inicio de clases en ocho provincias, cinco de las cuales –CABA, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos y Santa Fe– ya anunciaron su adhesión al paro.
El director general de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires, Alberto Sileoni, expresó su preocupación por el inicio de este ciclo lectivo inédito, marcado por la falta de transferencia de fondos nacionales. Destacó que nunca antes el Gobierno Nacional había dejado de enviar los fondos estipulados por ley a las jurisdicciones, lo que ha generado incertidumbre sobre el funcionamiento de programas educativos vitales.
El recorte de fondos para Educación fue uno de los factores que contribuyó al superávit fiscal en enero, celebrado por Javier Milei y Luis Caputo la semana pasada. Este recorte se tradujo en una caída nominal del 95,2% en las erogaciones en el plano educativo, afectando obras en más de una veintena de escuelas en proceso de construcción.
La ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, expresó su preocupación por la situación y destacó que el Estado nacional está desentendiéndose de la educación, lo que podría tener graves consecuencias en la igualdad de oportunidades y el desarrollo del país. Angélica Graciano, de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) y secretaria gremial de CTERA, advirtió que esta situación está consolidando la desigualdad en el sistema educativo, poniendo en riesgo la noción de patria y la identidad nacional.
El impacto de esta crisis también se refleja en la migración de estudiantes de escuelas privadas a públicas debido a la situación económica de las familias. Sonia Alesso, de CTERA, destacó que se está observando un traslado significativo de matrícula de privada a pública, lo que refleja el golpe a la clase media y la necesidad de las familias de buscar alternativas accesibles en medio de la crisis.
Si bien aún es prematuro hablar de un traspaso masivo, el aumento de consultas por parte de familias interesadas en las escuelas públicas indica una tendencia preocupante. La incertidumbre sobre el futuro del sistema educativo argentino en este contexto de recortes y falta de fondos es una señal de alarma para la comunidad educativa y para el país en su conjunto.