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EEUU: TRUMP REGRESA A LA PRESIDENCIA CON PROMESAS DE UNA ”ERA DORADA” Y DURAS MEDIDAS CONTRA LOS MIGRANTES

El magnate Donald Trump asumió este lunes como el 47° presidente de Estados Unidos, quien reafirmó su compromiso con políticas duras contra los migrantes en su primer discurso. En su intervención, el magnate también mostró sus ambiciosos objetivos de expansión territorial y su deseo de reconfigurar la relación de los Estados Unidos con América Latina.

Durante su discurso, Trump proclamó que está comenzando lo que él llama la “edad dorada” para el país, subrayando su intención de restaurar la soberanía y la seguridad de Estados Unidos. “A partir de hoy, nuestro país florecerá y será respetado nuevamente en todo el mundo”, afirmó, señalando que se asegurará de que Estados Unidos vuelva a ser “la envidia de todas las naciones”. Además, Trump insistió en que su administración pondrá a América en primer lugar, destacando que su objetivo es fortalecer la nación y recuperar su poder en el escenario global.

Una de las promesas más destacadas de Trump fue el endurecimiento de las políticas migratorias, especialmente a lo largo de la frontera sur. El mandatario anunció que invocará una ley de 1798, conocida como la ley de “enemigos extranjeros”, que le permitirá al Gobierno expulsar a migrantes sin un proceso judicial regular. Esta ley fue utilizada durante el mandato de Franklin D. Roosevelt para internar a ciudadanos de origen japonés en campos durante la Segunda Guerra Mundial. Además, Trump indicó que declarará una emergencia nacional en la frontera con México, restaurará la política de “permanece en México” y militarizará la frontera para detener el paso de migrantes y solicitantes de asilo.

El uso de esta ley, junto con la promesa de una de las mayores campañas de deportación de la historia de Estados Unidos, podría desencadenar una crisis humanitaria, según advirtió Gonzalo Fiore Viani, experto en Relaciones Internacionales. “Estamos viendo una crisis humanitaria de magnitudes impredecibles”, indicó el analista sobre las implicaciones de estas políticas migratorias.

En su discurso, Trump también mostró su intención de tomar el control del Canal de Panamá, alegando que la presencia de China en la administración del canal justifica una intervención estadounidense. Sin embargo, esta propuesta fue rechazada de inmediato por el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, quien subrayó que el Canal de Panamá fue el resultado de luchas generacionales y que no está sujeto a la influencia de ninguna nación extranjera.

Por su parte, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, también reaccionó con firmeza a las propuestas de Trump, en particular la de cambiar el nombre del Golfo de México. Sheinbaum defendió la soberanía de su país y dejó claro que México no se someterá a presiones externas. “México es una nación grande, con una cultura rica y un pueblo trabajador. No tenemos por qué agachar la cabeza”, dijo, destacando que la relación con Estados Unidos debe basarse en el respeto mutuo.

Fiore Viani destacó que la propuesta de Trump de recuperar el control del Canal de Panamá y cambiar el nombre del Golfo de México podría representar un regreso a la Doctrina Monroe, pero adaptada a los tiempos modernos. Esta doctrina, lanzada por el presidente James Monroe en 1823, establecía la idea de que América debía ser para los americanos y rechazaba la intervención europea en los asuntos del continente. Según Viani, las intenciones de Trump podrían resultar en un mayor involucramiento económico y político de EE. UU. en América Latina, especialmente en un contexto de creciente competencia geopolítica con China.

A nivel económico, Trump también prometió aumentar los aranceles a las importaciones provenientes de Canadá, México y China, en un intento por forzar a estos países a tomar medidas más estrictas contra la inmigración ilegal y el tráfico de fentanilo hacia Estados Unidos.

El retorno de Trump a la Casa Blanca promete una era de políticas más agresivas tanto en el ámbito interno como en el internacional, y su enfoque hacia América Latina podría marcar un cambio significativo en las relaciones regionales.

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