Los datos del Indec revelan una marcada reversión en la tendencia del mercado laboral durante el primer trimestre de 2025, con casi medio millón de nuevos desocupados y un preocupante aumento de la informalidad.
El mercado de trabajo en Argentina se encuentra experimentando un deterioro significativo durante el primer trimestre de 2025, revirtiendo la leve recuperación observada a mediados de 2024. Los indicadores más recientes del Indec confirman un marcado aumento del desempleo, que se suma a un preocupante proceso de precarización laboral.
Según la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec, la tasa de desocupación alcanzó un 7,9% en el primer trimestre de este año, la cifra más alta desde que asumió el actual gobierno. Para encontrar un porcentaje superior, es necesario remontarse al tercer trimestre de 2021, período en el que aún se resentían los efectos de la pandemia de COVID-19, que había disparado el desempleo al 13,1% en el segundo trimestre de 2020.
Al inicio de la gestión de Javier Milei, la tasa de desempleo se ubicaba en 5,7%. Esto significa que, durante el actual gobierno, la desocupación escaló 2,2 puntos porcentuales, lo que se traduce en 495.167 nuevos desocupados. La situación se agudizó en los últimos tres meses, ya que, en comparación con el último trimestre de 2024 (6,4%), el desempleo aumentó 1,5 puntos, sumando 313.816 nuevos desocupados en ese breve lapso. Si se analiza la variación interanual para evitar la estacionalidad, se registra una suba de 0,2 puntos, equivalente a unos 75 mil nuevos desempleados.
El Centro de Economía Política Argentina (CEPA) atribuye este escenario a un crecimiento de la Población Económicamente Activa (PEA) mayor al del empleo. La suba de la tasa de actividad (PEA sobre la población total) se explica, generalmente, por la caída de los salarios, que obliga a más miembros del hogar a incorporarse al mercado de trabajo para complementar ingresos.
En línea con este análisis, el CEPA también detectó un aumento de la presión sobre el mercado de trabajo, que escaló un 1% y afecta al 29,9% de la muestra. Esta tasa mide la insatisfacción de los trabajadores con su situación laboral, incluyendo a desocupados, subocupados que buscan más horas y aquellos dispuestos a tomar otros empleos, incluso si no los buscan activamente.
El Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP), coordinado por Claudio Lozano, subraya la gravedad de la situación: «en los últimos dos años, mientras 243 mil personas pasaban a la desocupación, otros 330 mil ocupados comenzaron a buscar otro empleo, sumando así más de medio millón de personas al indicador de presión laboral». Un dato alarmante es que el 30% del aumento en la desocupación corresponde a jefes de hogar.
Actualmente, uno de cada tres trabajadores se encuentra insatisfecho con su situación laboral, ejerciendo una presión significativa sobre las condiciones laborales generales. El IPyPP advierte que «la afluencia de población dedicada a la búsqueda de empleo es sistémica. Una presión estructuralmente elevada, como se sabe, atenta contra las posibilidades de mejora de la media salarial».
Otro indicador preocupante es la sobreocupación, que afecta al 26% de los ocupados, y el pluriempleo, que, según un estudio de Eduardo Chávez Molina para el Instituto Gino Germani, alcanza el 12,2% de los ocupados, marcando un récord histórico.
Paralelamente a la destrucción de puestos de trabajo, se observa una marcada reconversión hacia la precarización del empleo. El CEPA reporta una reducción del 2,5% en las personas ocupadas con descuento jubilatorio en tan solo un año. Los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) confirman que los asalariados registrados pasaron de 6.303.309 a 6.148.482. Desde noviembre de 2023 hasta marzo de 2025, el IPyPP destaca que la reducción total del empleo formal, incluyendo el servicio doméstico, alcanza los 195.700 puestos.
Al mismo tiempo, se observa un «incremento en la cantidad de puestos informales (+0,8 puntos porcentuales), explicado principalmente por el segmento de cuentapropistas«. Esta tendencia, alertan los expertos, refleja la expansión del fraude laboral, donde relaciones de dependencia se disfrazan como monotributo, constituyendo una «nueva informalidad que tributa».
El IPyPP profundiza en la raíz del problema, señalando que «el modelo económico consiste en la asfixia del sistema productivo local». Desde la asunción del actual gobierno, se han registrado el cierre de 11 mil empresas (según datos de ARCA), cifra que se disparó a 13.862 empresas a marzo de 2025, según la Superintendencia de Riesgos del Trabajo.
Mientras algunos sectores extractivos como el agro, el petróleo y la minería experimentaron crecimiento, aquellos vinculados al mercado interno y a la generación de empleo cayeron drásticamente en los últimos dos años: Construcción (-19%), Industria manufacturera (-17%) y Comercio (-7,3%).
En conclusión, el IPyPP sostiene que, a casi un año de la reforma laboral, «no se ha generado ni un solo puesto de trabajo formal. Por el contrario, ante un achicamiento de las relaciones de trabajo asalariadas en general que incluye la caída del empleo clandestino, la informalidad asume la forma de ‘trabajo independiente'».