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EL JUICIO DEL SIGLO POR MARTÍN GAMBAROTTA

Los efectos de un juicio que promete durar varias temporadas, el 4% de inflación y el dilema de qué ser: si “cómplice” o “víctima”; por Martín Gambarotta.

Comenzó el juicio del siglo o, al menos, uno de los juicios del siglo. El expresidente peronista Alberto Fernández quedó imputado por lesiones graves contra la exprimera dama Fabiola Yañez. La condena social ya está, Fernández prácticamente no puede salir de su departamento en Puerto Madero. Pero el juicio es impredecible y el expresidente, en una situación inédita, podría terminar en prisión. Los testigos comienzan a desfilar esta semana. La conversación política está revuelta. Para un sector de la prensa, que incluye a periodistas desquiciados amigos del presidente libertario Javier Milei, el caso significa la muerte del peronismo. Fernández renunció formalmente como presidente al Partido Justicialista, quejándose de una operación en su contra. La decisión deja un vacío institucional en el partido que deberá ser llenado.

Yañez, que está viviendo en Madrid, sustenta sus acusaciones en dos fotografías de sus lesiones y en conversaciones por chat de celular con la exsecretaria de Fernández. Hay más: Yañez aduce que le contó de la violencia a la entonces ministra de las Mujeres Ayelén Mazzina. Mazzina presentó un escrito en el juzgado negando la historia de Yañez, pero la exministra está siendo investigada.

Fernández eligió defenderse mediáticamente concediéndole una entrevista a El País de Madrid. “Nunca he golpeado a Fabiola”, dijo. “Que la justicia resuelva”, dijo. Fernández dijo que Yañez fue “incentivada a declarar”.

Parte del debate nacional es si hay que esperar el resultado del juicio o hay que creer directamente las acusaciones de la víctima. La periodista feminista Julia Mengolini exasperó a la derecha cuando dijo que, en este caso, Yañez tiene que probar sus acusaciones.

Milei fue terminante en su condena anticipada y su enojo fue potenciado todavía más por la circulación de un video filtrado el sábado que muestra a una periodista que habría tenido una relación íntima con Fernández sentada en el sillón de Rivadavia del despacho presidencial en la Casa Rosada. “Vergüenza es poco”, dijo Milei.

Yáñez amplió su declaración por casi cuatro horas desde Madrid y habló de más agresiones cometidas por Fernández. La exprimera dama dijo que Fernández la obligó a realizarse un aborto en 2016 cuando todavía no era presidente y vivían en Puerto Madero. Los primeros testigos incluyen al exmédico presidencial y al exintendente de la Quinta de Olivos. También fue requerida una examiga de Yañez que según algunos medios “declarará en contra de Fabiola”.

A nivel mediático el caso se resolverá con los chats y videos que todavía no se revelaron. Fernández ya admitió que borró dos años de conversaciones con Yáñez de su teléfono celular que fue incautado por la justicia.

En lo inmediato el caso saca el foco de los potenciales problemas que pueda llegar a tener la administración Milei. La inflación en julio midió 4%, la más baja en dos años y medio. El gobierno festejó el número, pero en el largo plazo una inflación mensual del 4% no equivale a aniquilar los aumentos de precios. El logro comunicacional del gobierno es que impuso la noción que evitó una hiperinflación cuando asumió en diciembre. Esa idea tiene auspiciantes internacionales.

En la red social X, Elon Musk, el dueño de la plataforma y el candidato presidencial republicano en los Estados Unidos elogiaron los avances económicos “en un lugar llamado Argentina”. Trump dijo que quería imitar la política de recortes implementada por Milei. Después Musk y Trump se dedicaron a debatir la mejor forma de deshacerse de trabajadores que hacen huelga.

El ministro de Economía Luis Caputo mientras tanto sigue rogando por inversiones y por los dólares que pueda atraer el blanqueo. Milei se niega a devaluar lo que hace que Argentina tenga inflación en dólares. El presidente además dijo que es posible el crecimiento de la economía con control de capitales (el cepo). Milei promete terminar con el cepo pero no dice cuándo. El presidente está siendo bastante pragmático porque el control de capitales es una política progresista. Milei ve “comunistas” por todas partes, pero todavía se abraza al control de capitales. Otra promesa del presidente: no emitir más deuda.

Los ataques de Milei se dirigen al caso Fernández. La nueva etiqueta de la derecha para cualquiera que no sea de su agrado es “cómplice”. Así Milei acusó de cómplice a un periodista que reveló que en el pasado Fernández dejaba mensajes agresivos en el contestador de la casa de su familia (su padre también es periodista). El expresidente liberal Mauricio Macri mientras tanto dijo que el presidente progresista de Brasil Lula da Silva es “cómplice” de la “dictadura” venezolana. Da Silva está tratando de mediar en el conflicto electoral de Venezuela donde el gobierno y la oposición dicen haber ganado. El gobierno de Milei ahora reconoce la victoria de la oposición y se opone a la idea de celebrar nuevas elecciones. Si se sigue abusando de la palabra “cómplice”, usarla contra Da Silva es no reconocer su peso, pronto no significará nada. Milei se ocupó de recordar que, oh sorpresa, Yáñez también fue “cómplice” del último gobierno peronista (cuando todo indicaría que se es “victima” o “cómplice”).

Hay otra víctima. La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner declaró en Comodoro Py en el juicio contra los tres acusados de haber atentado fallidamente contra su vida el 1 de septiembre de 2022. Lo que las autoridades parecen no estar investigando es a los potenciales autores intelectuales del atentado y sus conexiones con el poder. Fernández de Kirchner saludó a la militancia en el Instituto Patria y se reunió ahí con dirigentes. “Este es un juicio en contra de los autores materiales, y no a los autores intelectuales y financiadores del hecho. Más que un reclamo mío, tiene que ser una deuda que tienen que saldar con la democracia”, declaró Fernández de Kirchner en el juicio.

Todavía es posible que el caso de violencia de género de Fernández y los acontecimientos políticos corran por carriles paralelos. Hay noticias por todas partes; los docentes universitarios están en lucha por aumento salarial. Los salarios le ganan a la inflación en los últimos meses pero pierden mal si se toma el año entero.

La Cámara de Diputados aprobó el proyecto de financiamiento para las universidades. La aprobación contó con el apoyo de Unión por la Patria, la UCR y Encuentro Federal.

La derecha en tanto se anotó un triunfo en Diputados con la aprobación del proyecto que declara a la educación servicio esencial. El proyecto obliga a las escuelas a garantizar una guardia mínima para mantener las escuelas abiertas durante los días de paro. Los sindicatos dicen que la medida es anticonstitucional porque cercena el derecho de huelga. La iniciativa fue apoyada por diputados de la UCR que habían votado con el progresismo en el tema de las universidades.

Diputados también aprobó la extensión del alcance del Registro Nacional de Datos Genéticos para delitos contra la integridad sexual. Todos estos proyectos deben ser tratados por el Senado.

Lo que no deja de pasar también incluye a los evidentes problemas internos en la administración Milei. El presidente al parecer no se habla con la vice presidenta Victoria Villarruel, una ultranacionalista que siempre está cerca de reivindicar los crímenes de la última dictadura militar. Villarruel no fue invitada a la cena de camaradería de las Fuerzas Armadas encabezada por Milei; el sábado canceló una visita a Mendoza para homenajear a San Martín, una decisión que parece confirmar que no está en buenos términos con Milei. Eventualmente el aparente conflicto puede terminar con Milei decidiendo no elegir a Villarruel como compañera de fórmula presidencial si lanza un intento de reelección. Villarruel, que parece estar cultivando casi en secreto contactos con los sectores más nacionalistas del peronismo, está construyendo su propio partido, una jugada que puede terminar dividiendo electoralmente a la ultraderecha.

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