La Libertad Avanza alcanzará 80 bancas propias y, junto a sus aliados del PRO, llegará a 104. El peronismo retiene sus 99 escaños, mientras que el radicalismo sufre una caída histórica. En la Cámara Alta, el oficialismo suma representación y achica la distancia con la oposición.

El contundente triunfo de Javier Milei en las elecciones legislativas reordenará el mapa político del Congreso a partir del 10 de diciembre. La Libertad Avanza será la fuerza con mayor crecimiento en la Cámara de Diputados, donde incorporará 30 nuevas bancas, consolidando una mayoría junto a sus aliados del PRO. En el nuevo esquema, el oficialismo alcanzará los 104 diputados —80 libertarios y 24 macristas— y todo indica que ambos sectores conformarán un interbloque unificado, sellando la absorción definitiva del PRO por parte del mileísmo.
El peronismo, en tanto, logró mantener su volumen parlamentario. De las 99 bancas que posee actualmente, ponía en juego 46 y conservará la misma cantidad, un resultado que le permite evitar retrocesos pero sin margen de crecimiento. Distinta fue la suerte de Provincias Unidas y Encuentro Federal, que aspiraban a construir un bloque intermedio con peso propio y apenas sumarán 16 diputados, muy por debajo de sus expectativas. El gran derrotado de la jornada legislativa es la Unión Cívica Radical, que caerá de 26 a 9 bancas, su nivel más bajo desde la crisis de 2001. En contraposición, el Frente de Izquierda Unidad logró retener la mayoría de sus escaños: de las cinco bancas que tenía, perderá una sola, gracias al desempeño de Myriam Bregman en la Ciudad de Buenos Aires.
En el Senado, la recomposición de fuerzas muestra un escenario menos favorable para la oposición. El peronismo, que hasta ahora contaba con 34 bancas y estaba a solo dos del quórum, retrocede a 28 escaños. El oficialismo libertario, que no arriesgaba ninguna de sus seis bancas, sumará doce más y alcanzará 18. Aunque los libertarios seguirán por debajo del bloque justicialista, la relación de poder se equilibrará notablemente. Los aliados del PRO, por su parte, pasarán de 8 a 6 senadores, lo que deja a ambos espacios con un total de 24 bancas conjuntas.
La caída de la UCR, que pasará de 13 a 10 senadores, y el retroceso de los frentes provinciales anticipan un Congreso con menos mediadores y mayor polarización. En ese marco, Milei enfrentará un escenario en el que sus proyectos de ajuste y privatización dependerán del respaldo circunstancial de sectores aliados, dispuestos a negociar cada voto. Con un bloque oficialista reforzado, un peronismo que resiste y una oposición fragmentada, el Congreso entrará en una nueva etapa marcada por la disputa abierta por el rumbo económico y el rol del Estado.


