Entrevistas blandas hechas por socios comerciales disfrazados de periodistas, los liberales de la vieja escuela tomando a Milei por un estudiante confundido, la fantasía de la abolición del kirchnerismo y una metodología fabulera como política de la tríada empresarial que opera a favor de intereses privados; por Martín Gambarotta.
El riesgo país cae por debajo de los 600 puntos. Suena lindo. Los bancos internacionales ya se preparan para lo que puede ser un festival de bonos, comisiones y deuda. Ahora el gobierno del presidente libertario Javier Milei apunta a un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). La prensa liberal mundial dice cosas lindas de Milei. Suele hacerlo cuando un jefe de Estado hace los deberes financieros. Lo importante para esa presa no es tanto el final de la historia. Lo importante son los negocios que pueden hacer en el mientras tanto. Hay una mesa servida para la rapacidad liberal. Se llama Argentina.
Milei ocupa el centro de la escena. Entonces de vez en cuando se dedica a conceder entrevistas a periodistas amigos. Son reportajes un tanto repetitivos, pero Milei no da conferencias de prensa. Hay que desmenuzar estas entrevistas blandas para adivinar hacia dónde se encamina la situación. Primero un dato: la última entrevista Milei se la concedió a un medio que tiene por dueño al canciller Gerardo Werthein.
Técnicamente, Milei no fue entrevistado por un periodista sino por un socio comercial de uno de sus ministros. Estos detalles antes escandalizaban, pero cuando el gobierno trabaja para el mundo financiero se pueden obviar.
La entrevista entonces tenía mucho de farsa, pero el socio comercial igual hacía de periodista. Hacía preguntas. ¿Por qué Argentina se volvió tan cara? Respuesta del presidente: falso. A los precios de Palermo hay que compararlos con los de Manhattan. Palermo, en términos relativos, no es tan caro, según Milei. La pregunta sobre la apreciación del peso se hace en un momento en que se puede pagar hasta cuatro dólares por un cortado chico en algunos barrios de Buenos Aires.
Algunos economistas, popes de la vieja escuela, ya suenan la alarma: hay que devaluar. Uno de los críticos no es otro que Domingo Cavallo, el ministro de economía del presidente peronista conservador Carlos Saúl Menem en los 90. Milei dijo que Cavallo estaba equivocado. Recordó que Cavallo se ponía furioso cuando le cuestionaban la convertibilidad, que ataba el peso con el dólar. Pero la historia es más rebuscada: Cavallo terminó renunciando cuando le propuso a Menem flotar el peso contra una canasta de monedas en un intento de evitar que la economía choque por el alto valor de la moneda argentina. La economía colapsó en 2001, el peso seguía atado al dólar cuando devino el desastre.
Ahora Milei parece fascinado con el poder del peso fuerte. El economista Orlando Ferreres también criticó el valor del peso. El dólar está atrasado, dijo Ferreres. “Debo ser un econochanta o mandril”, ironizó Ferreres, burlándose un poco del lenguaje violento que suele utilizar Milei para confrontar con sus rivales. Cavallo y Ferreres no son “zurdos”, son liberales de la vieja escuela. Debe ser por eso que son de los pocos que se animan a criticar el valor del peso. Para ellos el que la ve es Milei, al que tratan como un alumno que se está equivocando.
Milei solía citar a Cavallo como un “maestro”, pero en la entrevista con el socio de su ministro no dudó en descalificarlo casi automáticamente. Tiene reflejos políticos, pero esos reflejos servirán de poco si la política económica está equivocada como señalan Cavallo y Ferreres.
Por ahora la ilusión que Palermo compite en sus precios con Manhattan se mantiene. Milei también muestra reflejos cuando le preguntan por su relación con el expresidente liberal Mauricio Macri, el líder del partido de centroderecha PRO. Milei dijo que está dispuesto a sellar una alianza a nivel nacional con el PRO para ir juntos en las elecciones de medio término de este año y así enterrar al kirchnerismo.
El presidente simplifica la situación en el campo de la derecha, pero sus funcionarios y asesores están más tentados a dejar que el PRO se disuelva porque no mide bien en las encuestas. A esto se le suma la fantasía conservadora de que si la derecha derrota al kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires, entonces el movimiento que lidera la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner desaparecerá. El kirchnerismo perdió su primera elección de medio término en la provincia de Buenos Aires en 2009 y todavía existe. Para la derecha institucional el kirchnerismo debe morir. No basta con que sea derrotado electoralmente. Es una fantasía morbosa que tiene la Argentina estanciera desde 1945.
Por un rato las declaraciones de Milei parecen ordenar la interna en la derecha, pero las cosas son más complicadas. La respuesta de Macri fue nombrar una comisión de cinco dirigentes, encabezados por el jefe del bloque de Diputados del PRO Cristian Ritondo, para negociar con La Libertad Avanza, el partido de Gobierno. Hay un dato: una investigación periodística reciente señaló que Ritondo tendría propiedades sin declarar en Miami a nombre de su esposa.
Milei cuando se publicó la noticia dijo que Ritondo era víctima de una “operación”, por apoyar los proyectos de La Libertad Avanza en la Cámara de Diputados. El apoyo del PRO había sido más tibio, pero ahora Macri claramente emite una señal de aval a Ritondo al nombrarlo como uno de los negociadores principales para llegar a un acuerdo electoral con Milei.
La noticia es que el partido de Macri está dispuesto a poner condiciones para llegar a un trato con los libertarios. No se descarta que Macri mismo sea candidato en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el bastión del PRO. La jugada de Macri de nombrar una delegación formal para negociar es una movida inusual en la política argentina, donde las conversaciones para formar alianzas electorales suelen ser mucho más caóticas.
El problema para Macri es que los libertarios miran las encuestas y sienten que van ganando. No están de ánimo de hacer concesiones rápidas a un expresidente poco popular, y en alguna instancia de las negociaciones se pueden ver tentados a mandar todo al demonio y declararle la guerra al PRO.
El jefe de Gabinete Guillermo Francos el viernes relativizó la idea de conformar la comisión lanzada por Macri. Los libertarios no están apurados. Macri está apurado. Francos confirmó que el Gobierno llamará a sesiones extraordinarias en el Congreso para proponer una reforma electoral. El decreto llamando formalmente a extraordinarias que comienzan el 20 de enero se difundió el viernes a la noche.
Por momentos un acuerdo parece lejos. La administración libertaria dejó correr la versión que durante la presidencia de Macri la AFIP protegía a empresarios ligados al kirchnerismo. Mientras tanto el jefe actual de la Dirección General Impositiva nombrado por Milei enfrenta acusaciones de haber ascendido a su pareja en la agencia de manera irregular.
La interna en la derecha está haciendo mucho más ruido que la del Partido Justicialista, que todavía tiene que ordenarse. Milei también está enfrentado con la vicepresidenta Victoria Villarruel, una ultranacionalista que marcó diferencias con el manejo del Gobierno. El presidente afirma y reafirma que Villarruel está afuera del Gobierno. La última queja de Villarruel fue el congelamiento de su salario. Milei dijo que la vice le pidió un aumento y se lo negó. Los asesores de Villarruel deberían considerar si no tienen material suficiente como para iniciar un juicio por acoso laboral.
La ironía es que la vice pide a gritos una paritaria. Las paritarias en general parecen ser el único tema que le pueden competir a las elecciones este año. La inflación midió 3,3% en diciembre en la Ciudad de Buenos Aires. Mucho más que en Manhattan. Mucho más también que la inflación cero que el Gobierno dice estar logrando. Por alguna razón una inflación anual de más del 100% con los salarios perdiendo contra los precios luce como un triunfo.
En todo caso, es un acierto comunicacional del Gobierno que viene con mucho de desinformación. Pareciera que cada dirigente ahora puede armar su propia película fabulosa. Ahora los gobernadores de Santa Fe (radical) y Córdoba (peronista antikirchnerista) pidieron una baja de las retenciones porque no quieren “seguir subsidiando al conurbano” bonaerense. La declaración les valió una respuesta del PJ de la provincia de Buenos Aires señalando que el conurbano es productivo. Así el PJ salió al cruce de la jugada de instalar en la conversación nacional la ocurrencia que las retenciones “subsidian al conurbano”.
Es una forma de hacer política, la fabulación como método, que se está instalando a nivel mundial. El hombre más rico del mundo Elon Musk, dueño de la red social X, ya tiene como objetivo la manipulación de todo un continente: Europa, que casualmente regula fuertemente a las redes sociales. Musk criticó al gobierno laborista británico acusándolo de ser permisivo con bandas de hombres en su mayoría de orígen pakistaní que violaban y abusaban en masa a mujeres en el Reino Unido. El dueño de X se volvió de la noche a la mañana un factor clave en la política británica. Musk también apoya abiertamente al partido de ultraderecha de alemania. Mark Zuckerberg, en dueño de Meta, y Jeff Bezos, dueño de Amazon, parecen estar en la misma sintonía. Zuckerberg acaba de anunciar el fin de la verificación programada de datos y contenidos en sus redes, diseñadas para combatir las noticias falsas. La reforma le abre la puerta a los discursos discriminatorios por motivos sexuales en las redes de Meta, porque ahora las opiniones de cualquier índole van a estar desreguladas. Zuckerberg tomó la decisión a días de la jura del republicano Donald Trump como presidente de los Estados Unidos. Bezos, Musk y Zuckerberg serían los tres chiflados, si no fuera porque tienen muchísimo dinero y lo usan para operar a favor de sus intereses privados. Los tres se quejan de que en América Latina las autoridades judiciales usan su poder para bajar contenido. Musk libró una batalla judicial contra el estado en Brasil y perdió. Bezos es dueño del diario tradicional, el Washington Post, donde ahora le impone censura a sus caricaturistas.
En este continente, la guerra de noticias falsas tiene su epicentro en Venezuela. El Gobierno de Milei se escandalizó con el arresto de un gendarme argentino por parte de las autoridades bolivarianas, acusándolo de terrorismo. Argentina y Venezuela ahora están enfrentadas en una guerra mediática. Nicolás Maduro, el presidente de Venezuela que tomó posesión del mando el viernes, tildó al gobierno de Milei de “nazi” y “sionista”. Hace 25 años que la derecha viene agitando la caída de los bolivarianos.