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Gasoductos: suman nuevos créditos y en 2024 volvería el superávit energético

Economía se ilusiona con terminar las dos etapas del gasoducto Néstor Kirchner y lograr un ahorro de más de u$s7.000 millones por sustituir importaciones. Argentina no tiene superávit en la balanza energética desde 2010.

El Gobierno se ilusiona con alcanzar un hito en 2024, pese a no saber si seguirán al mando desde la Casa Rosada luego de las elecciones. El Ministerio de Economía, que encabeza Sergio Massa, proyecta terminar la primera etapa del gasoducto Néstor Kirchner (NK) en junio, y comenzar la segunda etapa y obras de ampliaciones en otros tres gasoductos. El ahorro por sustituir importaciones de energía superaría los u$s4.200 millones y Argentina podría volver a tener superávit en la balanza energética después de 14 años.

Para lograrlo, se necesitarán cumplir una serie de pasos. Por un lado, la finalización de la primera etapa del gasoducto NK. Agustín Gerez, presidente de la empresa estatal Energía Argentina (ex Enarsa) informó que el 20 de junio estará operativo el tramo de 573 kilómetros que va desde Tratayén a Saliquelló. En un webinar del Mercado Electrónico del Gas (Megsa) detalló que sumará 11 millones de metros cúbicos (MMm3) de capacidad, y luego con las dos plantas compresoras (una estará en julio y la otra en agosto) se agregarán otros 10 MMm3.

Pese a las demoras en la puesta en marcha, actualmente el gasoducto tiene un avance general del 45%, y para junio, cuando esté operativo, habrá alcanzado el 75-80% de avance. Esto ocurre porque para que se llegue al 100% se deben terminar tareas inherentes al fin de una obra, como la recomposición del suelo, pero no se esperará para eso para ponerlo en marcha, explicaron fuentes cercanas a Gerez.

De todos modos, desde el Gobierno siempre aclaran que la obra se está llevando a cabo en un tiempo récord, y “como en cualquier obra, pueden existir imprevistos”. Por ejemplo, en la actualidad se ingresa a una etapa compleja con el cruce del Río Colorado y la instalación de válvulas con adaptadores.

Solo si el Gobierno finaliza la etapa 1 del gasoducto NK, prevé un ahorro de u$s 4.293 millones, por la sustitución de importaciones de gasoil, fuel oil y GNL para generación, un monto al que se llega entre el invierno del 2023 y 2024. Luego, si se concreta la reversión del gasoducto Norte y la segunda etapa del NK, se sumarán otros u$s 3.168 millones, informó Gerez. Con la segunda etapa, la ex Enarsa estima que se podrían transportar 39 MMm3, lo cual implicará una ampliación del 25% de la capacidad total del sistema troncal.

Sin embargo, algunos analistas especializados en el sector energético que consultó Ámbito ven todavía lejos que se concrete el segundo tramo, que irá desde Salliqueló y hasta San Jerónimo. Por un lado, porque todavía no se presentaron los pliegos licitatorios. Gerez adelantó que “la idea es dejar esa obra adjudicada y con el inicio de trabajos al fin de la actual gestión”, es decir, en diciembre de 2023.

Pero además de la licitación, el segundo tramo necesita financiamiento. Este jueves, Massa anunció desde Estados Unidos que el Fondo Soberano Saudí invertirá u$s 500 millones en infraestructura, y parte de esos fondos irán a la compra de tubos del segundo tramo del gasoducto NK, y también del de La Carlota-Tío Pujio. El segundo tramo también tiene la confirmación de u$s 540 millones del banco de Cooperación Andina de Fomento (CAF), y se espera que Brasil financie u$s 689 millones, a través del Banco Nacional de Desarrollo de Brasil (Bndes). Así todo, todavía falta conseguir más financiamiento: si bien fuentes oficiales no tienen aun el número fino de cuánto costará, se estima que sea un monto similar al primer tramo, de u$s 2.500 millones.

Con mayor infraestructura y producción, Argentina podría volver a tener superávit en la balanza energética en 2024, según se ilusionan desde el Gobierno. Sería un hecho significativo desde la macroeconomía, que no ocurre desde el 2010, hace 14 años, según Daniel Dreizzen, consultor de Aleph Energy-Ecolatina. Dreizzen estima que este año la balanza cerrará negativa en unos u$s 2.500 millones, y el año que viene positiva en u$s 4.000 millones. Desde otras consultoras como Economía y Energía, de Nicolás Arceo, también tienen proyecciones con signo positivo para el año que viene.

De todos modos, para lograrlo, se necesitarán cumplir los proyectos ya lanzados de ampliaciones de ductos desde Vaca Muerta, estimó Dreizzen, aunque también aseguró que la clave pasará por el petróleo, si finalizan las ampliaciones a Chile y del oleoducto del Valle. En la misma línea, Juan José Carbajales, profesor de la UBA estimó que al superávit se llegará por las menores importaciones de GNL por más producción local de gas natural de Vaca Muerta, mayores exportaciones de crudo por Bahía Blanca y la habilitación del oleoducto trasandino de YPF.

Sector estrella
Pese a que el 2023 será un año de caída de 0,1% para el sector industrial, producto de la sequía, las restricciones a las importaciones, la inflación y la caída de los salarios, según detalló el último informe de la consultora Abeceb, el sector de petróleo y gas será el “estrella” de este año. Proyectan una suba del 13% en la producción de crudo y del 6% para el gas.

Natacha Izquierdo, responsable sectorial de Abeceb, explicó que esto se debe a que es una actividad traccionada por la integración global, y se mueve por su propia inercia. Sin embargo, también aseguró que hay proyectos de inversión frenados, ante la incertidumbre electoral y la expectativa de cambio de gobierno, en un estado de “wait & see”.

En la misma línea, Pedro Martínez Gerber, de la consultora PxQ, aseguró que los buenos números del sector energético dependerán de varios factores: el avance de las inversiones en infraestructura, la demanda internacional y los precios de los combustible. “La macroeconomía local también va a ser clave para la llegada de inversiones”, concluyó Gerber.

De hecho, en su último staff report, el Fondo Monetario Internacional (FMI) pidió por una nueva legislación para fomentar la inversión y las exportaciones en sectores estratégicos, como los hidrocarburos, “que garantice igualdad de condiciones, evite costosas cargas fiscales y regulatorias”. Durante el mandato del Frente de Todos, el Gobierno no aprobó ninguna ley para Vaca Muerta, y analistas advierten sobre la ventana de oportunidad finita para el sector, debido a la transición energética.

FUENTE: Ámbito Financiero.


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