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GUADALUPE ZABALLO DAPUEZ (CÓRDOBA, 1999)

LITERATURA

Embargo

las chispas del estrellado en mi coronilla
un calor de recuerdo, una suavidad de antaño
la pulcritud de un cariño empolvado
liso por las revoluciones del acelerador
cuánto quererse en el encontrarse
me subí la pollera hasta la mitad del muslo y le rogué
a quien me esté guardando
que este momento no se pierda
que los transeúntes que caminan por la oscuridad de la calle
no pinchen esta burbuja hermosa y cálida que
vamos tejiendo con cruzar la mirada
y que la consulta, la duda, la
curiosidad que los enhebra
me permita volver a ese estallido, ese
chispazo que te salió
de la boca y me encendió de nuevo
la máquina dormida

Servicios secretos de la ciudad de Córdoba

Pasaba frente a uno de esos bares destartalados
que duermen al borde de la cañada y pensé en lo
mucho que vas a dolerme cuando los vea en un tiempo.
Cuando cruce el boulevard esquivando pozos y peatones
y encuentre que esa línea blanca del paso cebra está despintada,
ahí donde quizás pisamos juntos, y así nuevamente la ciudad se
vuelva un mapa de lugares a donde estuviste o a donde estuve o
en esos espacios donde pensé o pensamos hasta que como el
comienzo del mundo: todo estaba ahí en ese punto y ahora está allá.
Cuando ya no te gusten mis ironías y desprecies el temblor de mis manos
tendré que pasar por esas calles y despegar con saliva y llanto uno a uno
los carteles que señalan esos recuerdos específicos, es una tarea que ya hice
que ya han hecho muchos. Una y otra vez pasa el camión a descolgar carteles
“Laura te amo”, “Feliz cumpleaños gorda”, “3 AÑOS MI VIDA ojalá sean más”
los trabajadores doblan el pasacalles en cuatro y lo meten atrás con el resto, des
pintan todas esas promesas que quedaron en los árboles, en las plazas
se comen los chocolates, reciclan el agua que se hizo con los helados.
Cuando las baldosas sólo te susurren recuerdos por favor no intentes escucharlas
es solo un poquito de esa manipulación emocional rutinaria que dejan los trabajadores,
un chiste interno que tienen ellos, dejar marcas para que te asustes y así mientras
yo cruzo un boulevard y cocino una angustia anticipada me doy cuenta de cuánto
vas a dolerme cuando ya no pueda ver el tiempo.

Quiero ser una poeta cordobesa
porque soy poeta y soy cordobesa pero también
por el ruedo de mis pantalones salpicado de pintitas
por la mugre que me compone después de la
merienda en el parque entre polvo, algodón de azúcar y
el griterío de las familias que caminan acarameladas como
manzanas rojas. Un conjunto de calles anchas, la diagonal que
marcamos cruzando de una esquina a otra. Por las noches donde
el verano llena de hielo y plástico la cañada, la costanera, las
veredas ocupadas por las sillas de plásticos, las reposeras, el barrio
encendido, los pelotazos en los paredones, sortear el reto de jugar
en subidas y bajadas, ver el mundo desde arriba y desde abajo, dormir
con la billetera vacía junto a un edificio de cristal, esperar
media hora de canciones.
Quiero ser una poeta cordobesa, porque
soy poeta y cordobesa pero también porque
puedo agarrar el tiempo entre mis manos, abollar sesenta minutos y terminar
juntando piedras en el río, tomarme las angustias ajenas de un arroyo,
llamar a las vacas por su nombre en el pasto seco, arrear desconocidos,
esperar entre pérgolas un llamado, una puteada o una alegría,
construir un rancho diminuto entre las lajas, a la luz de las iglesias,
dormir la siesta al fondo de un café, buscar santos importados en las paredes,
cruzar puentes, abrazar maestras, bordear todos los destinos y saludar trenes
como a viejos amigos con las panzas llenas de piedras.

Guadalupe Zaballo Dapuez nació en Córdoba en 1999. Estudia Letras Modernas en la Universidad Nacional de Córdoba y ha dictado talleres de lectura y escritura creativa para niños y adultos. Compagina la escritura académica con la poesía y la narrativa, actualmente publica algunas de estas cosas en un newsletter (https://guardalupe.substack.com/) y poemas desde la virtualidad a través de una cuenta de Instagram (@luneeapi). En 2021 ganó el primer lugar del 1º Certamen Nacional de Cuentos “Letras Jóvenes – Godoy Cruz 2021” con su cuento Hasta las manos. Participó en revistas, fanzines y antologías de editoriales independientes como Sputnik Ediciones, Editorial Viudas de Hobsbawm y El Brote editora. En mayo de 2023 publicó junto a El Brote editora su primer poemario titulado Todos los que van a salir (de esto).

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