La salida de tres diputados alineados al gobernador de Catamarca alteró la disputa entre Unión por la Patria y La Libertad Avanza. En paralelo, los bloques intermedios negocian su lugar en una Cámara marcada por el recambio y la fragmentación.
En la previa a la jura de los nuevos legisladores, el Congreso vivió una jornada de rosca incesante, con Unión por la Patria y La Libertad Avanza disputándose voto a voto la primera minoría. El gobernador Raúl Jalil formalizó el alejamiento de Fernanda Ávila, Sebastián Nóblega y Fernando Monguillot, lo que redujo el bloque opositor a 93 integrantes, siempre y cuando Jorge “Gato” Fernández decida mantenerse dentro del espacio, algo que no confirmó debido a su distanciamiento con el peronismo.
El jefe de bancada, Germán Martínez, dedicó el día a contener tensiones, retener a los propios y definir la identidad del futuro bloque. Mientras tanto, en el campamento libertario, Martín Menem, Gabriel Bornoroni y Nicolás Mayoraz buscaron sumar a algún diputado suelto para alcanzar 95 escaños, una cifra que consolidaría a LLA como fuerza dominante. En los pasillos se comentaba que varios legisladores analizaban un pase si se garantizaban lugares clave en las comisiones.
La pulseada por el tercer y cuarto lugar también concentró tracción política. El PRO y la UCR tejían un interbloque ampliado con dos representantes del MID y otros dos de Producción y Trabajo, bajo la órbita del gobernador Marcelo Orrego. En la vereda de enfrente se movía Provincias Unidas, el armado impulsado por Pullaro, Llaryora, Sadir, Vidal y Torres, al que se sumarían referentes de la Coalición Cívica y de Encuentro Federal. La santafesina Gisela Scaglia sonaba como futura presidenta del espacio.
El clima se recalentó aún más con el movimiento de la rionegrina Lorena Villaverde, que retiró su renuncia antes de que el Senado la tratara. Su título se encontraba objetado por sus supuestos vínculos con el empresario narco Fred Machado, y la semana pasada el caso había regresado a la Comisión de Asuntos Constitucionales, lo que dejó su incorporación al borde del rechazo.
Con negociaciones solapadas y cálculos que cambian por hora, el tablero definitivo de la Cámara recién quedaría claro tras la jura, cuando se conozcan los últimos pases y cada bloque termine de asegurarse el espacio que busca en el nuevo escenario parlamentario.
