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LA BATALLA DE CANCILLERÍA, POR MARTÍN GAMBAROTTA

Las calles movilizadas en el paro de transportes, la torpeza del sector privado, el maoísmo libertario y el intento de perforar el consenso sobre la figura de Alfonsín; por Martín Gambarotta.

Hay cosas que el Gobierno parece tener controladas en el corto plazo: la inflación baja, los bonos suben, el riesgo país cae por debajo de los 1000 puntos. El presidente libertario Javier Milei todavía tiene asuntos por resolver, por ejemplo el control de capitales, lo que se conoce como el cepo cambiario. Resulta que para Milei el levantamiento del cepo, odiado por la comunidad de negocios, ahora depende de los “individuos”, porque Milei dice que no encabeza un gobierno socialista que puede planificar medidas por anticipado. Bueno, los mercados siguen esperando en relativa calma.

Lo extraño es que para el miércoles la calle estaba en llamas, no dándose por enterada de la relativa paz macroeconómica. Los gremios del transporte, todos menos el sindicato de colectiveros UTA, decretaron un paro el miércoles que dejó a la población sin trenes, recolección de residuos y vuelos. La reacción del Gobierno fue singular: envió un mensaje por la aplicación Mi Argentina culpando a “Moyano” y “Biró” por el paro. “Moyano” es Pablo Moyano, uno de los líderes del sindicato de camioneros, y “Biró” es Pablo Biró, el jefe del gremio de los pilotos. El mensaje disparado a los teléfonos celulares de millones de usuarios hablaba de un paro en el transporte, lo que parecía un intento deliberado de alimentar la confusión porque la UTA no estaba de paro.

El mensaje de la administración libertaria también se emitió por los parlantes y las pantallas de las estaciones de trenes. Acá estaba entonces el gobierno de Milei utilizando métodos maoístas para comunicarse con las masas. No llores por Mi Argentina, cada gobierno usa la aplicación para lo que se le antoja.

La novedad es que la huelga fue disruptiva. Los sindicatos del transporte, posiblemente no conformes con la conducción de la Confederación General del Trabajo (CGT), encontraron una manera efectiva de protestar más allá de la reticencia de otros capos sindicales a declarar una huelga general. El Gobierno tiene canales de negociación de la CGT, pero la central sindical se vio obligada a lanzar un comunicado condenando el mensaje que el Gobierno mandó por la aplicación.

El paro de colectivos de la UTA, declarado para el jueves, se levantó cuando el gremio llegó a un “principio de acuerdo salarial”, en una negociación que involucra subsidios estatales. La UTA así avisa que no juega con los demás sindicatos del transporte.

El jefe de Gabinete Guillermo Francos la llamó una “huelguita”, pero al mismo tiempo el Gobierno se quejó que el país perdió una fortuna por la paralización del transporte.

El acuerdo con la UTA disipó la ansiedad. Había tiempo para que los medios se dediquen a cubrir ridiculeces: una funcionaria fue despedida por comprar una cafetera que salió dos millones de pesos.

Las redacciones bostezaban, pero de pronto aparecieron especulaciones sobre el voto en las Naciones Unidas de Argentina en contra del bloqueo económico de los Estados Unidos sobre Cuba. El voto de Argentina, una postura histórica, con la mayoría abrumadora del resto de las naciones del mundo, sonaba raro, teniendo en cuenta que Milei alineó a su gobierno con Israel y los Estados Unidos. Los rumores sobre un malestar en la Casa Rosada arreciaron y todas las miradas cayeron sobre la Canciller Diana Mondino, una economista curtida en el sector privado sin ninguna experiencia diplomática. No pasó mucho tiempo para que se confirme lo obvio: Milei estaba furioso con el voto. ¿Pero qué? ¿Milei y Mondino no hablan estos asuntos en las reuniones de Gabinete? Hace poco el expresidente Mauricio Macri, líder del partido de centroderecha PRO, deslizó que Milei “se desentiende” del Gobierno y delega la mayor parte de los asuntos de estado en Santiago Caputo, su principal asesor.

Acto seguido Mondino fue despedida. El Gobierno sacó un comunicado confirmando la noticia y anunciando que Gerardo Werthein, actual embajador en los Estados Unidos, se hará cargo de la Cancillería. Werthein tiene un pasado ligado a los años kirchneristas, fue presidente del Comité Olímpico entre 2009-2020. El comunicado agregaba algo más: el Gobierno iniciará una “auditoría” de los funcionarios de carrera de Cancillería “con el objetivo de identificar impulsores de agendas enemigas de la libertad”.

Así, en la administración Milei “auditoría”, una palabra muy usada en el sector privado, adquiere un nuevo significado: la purga del pensamiento progresista o izquierdoso de la administración pública. Ya circulaban rumores acerca de que Cancillería estaba plagada de comisarios plantados por Milei y Karina Milei, la secretaria general de la Presidencia, para monitorear a Mondino. Mondino hizo pública una carta confirmando la renuncia y jurando lealtad al presidente, dejando la puerta abierta a un improbable futuro político. Seguían las especulaciones de que la Casa Rosada sabía del voto sobre Cuba.

Todo esto no borra la manera desastrosa en la que el gobierno de Milei pifió su voto en las Naciones Unidas. La ocasión, puramente simbólica en el concierto internacional, era ideal para que el presidente reafirme su alianza con Israel y los Estados Unidos en contra de una nación socialista como Cuba. El yerro es propio de un mundo donde prolifera la torpeza: el sector privado. De ahí proviene la mayoría de los funcionarios de este gobierno, sin cultura política previa. La última vez que el electorado le encargó la presidencia a una administración llena de empresarios y gerentes de la esfera privada fue en 2015, cuando Macri ganó la elección presidencial. Para 2019 el gobierno liberal de Macri, un magnate acostumbrado a mandar en el mundo empresarial, había perdido la brújula y no pudo ganar las elecciones para seguir en el poder.

Ahora la administración Milei se enreda con un voto de rutina en las Naciones Unidas. El presidente sigue adelante disparando mensajes en la red social X y brindando entrevistas a periodistas selectos.

Hay momentos de desequilibrio presidencial. Milei le concedió el domingo pasado una entrevista al canal de noticias por cable Todo Noticias. En la semana, Milei se quejó que alguien fuera de cámara tosía adrede para desconcentrarlo mientras hablaba durante la entrevista. Para Milei el canal pasó a llamarse Toso Noticias. Señal de que el presidente ve conspiraciones en todas partes, de ahí su interés en meterse en los sesos de los funcionarios de carrera de Cancillería.

En otra aparición pública, Milei acusó al expresidente radical Raúl Alfonsín, fallecido en 2009, de conspirar con el entonces senador peronista Eduardo Duhalde, para voltear el gobierno del también radical Fernando de la Rúa en 2001, mediante un “golpe de Estado”. “Lo muestran como padre de la democracia, pero fue partidario de un golpe de Estado”, dijo Milei. El presidente hizo las declaraciones a 41 años exactos del triunfo electoral de Alfonsín luego del derrumbe de la última dictadura militar. Algunos le conceden a Milei cierta habilidad política. Si es así, lo que Milei intenta es destruir el consenso alrededor de la figura de Alfonsín, considerado como un prócer clave del sistema democrático argentino que estaba diezmado cuando asumió el poder en 1983.

El riesgo para Milei es que no le sobran aliados en el Congreso. Sus declaraciones lograron unir a los radicales, que vienen fragmentados, en defensa de Alfonsín.

También hay movimientos en el Partido Justicialista (PJ). El sorpresivo intento del gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, de desafiar en elecciones internas a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner trastabilló por falta de avales, según la Junta Electoral del PJ. La jugada de Quintela para judicializar la elección interna no cayó bien en el peronismo. En una movida bizarra, uno de los apoderados de Quintela, Jorge Yoma, fue a la Casa Rosada a reunirse con Francos, supuestamente por una deuda de La Rioja. Así Quintela parece haber perdido todo el apoyo que podía llegar a tener en la provincia de Buenos Aires. La Justicia Electoral también rechazó los reclamos de Quintela. Fernández de Kirchner será de este modo proclamada presidenta del PJ. Lo que está en juego es la solidez actual de algo que hace años decía en privado el analista político Jaime Durán Barba: el peronismo es uno y está con Cristina.

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