El cambio de orientación del discurso libertario de la inflación a la flotación del dólar, la manipulación del discurso mediático oficialista, la creciente presión sindical ante la pérdida del poder adquisitivo, las contradicciones diplomáticas para asegurarse el apoyo estadounidense, la fragmentación de la derecha en la Ciudad y el rol central de Cristina Kirchner; por…
Hay una foto que circuló mucho por todas partes. Muestra al Presidente libertario Javier Milei, el Ministro de Economía Luis Caputo y un grupo de funcionarios festejando con los brazos en alto, el éxtasis dibujado en sus caras. Se dijo todo lo que se podía decir sobre esa imagen. Se hicieron todas las interpretaciones posibles. La pregunta más evidente sobre la foto es obvia: ¿qué festejan? La respuesta también es bastante obvia: se supone que la salida del cepo cambiario. Hay algo de secta desconectada de la realidad en la toma. Todo el mundo sabe que no es conveniente festejar antes de tiempo. La salida del cepo puede salir bien, puede también salir mal. No se sabe. Hay que guardar esa foto.
Ahora el dólar flota entre bandas. El gobierno libertario cree que la medida le salió bien porque la economía no le explotó en la cara en el primer día de flotación. El dólar no se disparó demasiado.
El gobierno huye para adelante después de que la inflación midió 3,7% en marzo. Le pone agallas a la situación. Armó un espectáculo de fuegos artificiales con la salida parcial del cepo para personas físicas y con el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Los ingenieros electorales de Milei se creen capacitados para barrenar la situación, tapar el tema de la inflación. Fueron esos asesores después de todo los que lograron que Milei, arremetiendo desde la derecha extrema anti sistema, ganara las elecciones presidenciales en 2023. El problema puede ser que la economía no es una elección. El gobierno de Milei sufrió una derrota en marzo con la suba de la inflación. Ahora Milei promete que la inflación se termina a mediados del año que viene. ¿Cómo? La solución cada vez está más lejos y el mandato electoral del presidente es terminar con la suba de precios.
Los antecedentes más próximos no son alentadores. El entonces presidente liberal Mauricio Macri terminó con el control de capitales, el cepo, en 2015. Nada grave sucedió de inmediato. De hecho, la libertad cambiaria duró hasta 2019 cuando Macri impuso desesperadamente otra vez controles en el medio de una implosión económica.
De pronto, el discurso libertario cambió: ignora el problema de la inflación para concentrarse en la sustentabilidad de la flotacíón del tipo de cambio. Caputo se dedicó a monitorear los precios en los supermercados. Instó a fabricantes como Unilever y Molinos a retrotraer las subas. Según algunos medios los supermercados no estaban dispuestos a “aceptar” las nuevas subas.
La pregunta es si una inflación cada vez más alta puede tener consecuencias electorales para el gobierno. La derecha argentina tiene muchos antecedentes de cultivar eufemismos y falsas noticias: la última dictadura militar se decía “liberal”, en el conflicto de Malvinas íbamos ganando.
Se venía insinuando hace rato y ahora está sucediendo: Milei y Caputo ahora tienen la misión de sostener que no se devaluó cuando lo que hubo fue una devaluación del peso frente al dólar oficial.
Los comunicadores libertarios le declararon la guerra a Unilever y Molinos en las redes. ¿Qué se viene? ¿Piquetes y pecheras?
La Casa Rosada está convencida de que puede ocultar sus contradicciones con movidas en los medios. Después de todo, hay personas que creen que la tierra es plana. La inflación tampoco está bajando, pero hay todo un sector de la población liderado por el presidente que piensa que puede lograr una baja de los precios “no comprando” productos. El Jefe de Gabinete Guillermo Francos ya avaló un cambio en cómo el INDEC mide la inflación.
El problema para el gobierno es que la realidad económica no es una foto. La inflación se vuelve a medir en abril. Está más claro que nunca durante la administración Milei que los salarios pierden contra los precios. El gobierno intenta pisar las paritarias, pero la presión de los gremios aumenta.
El conflicto latente es evidente. Milei busca limitar los aumentos salariales. La Confederación General del Trabajo pide “reabrir” las paritarias.
Caputo celebró que uno de los proveedores gigantes decidieron retrotraer precios, algo incomprobable. La pregunta es si una inflación cada vez más alta puede tener consecuencias electorales para el gobierno. La derecha argentina tiene muchos antecedentes de cultivar eufemismos y falsas noticias: la última dictadura militar se decía “liberal”, en el conflicto de Malvinas íbamos ganando.
Milei cree en su brillo internacional. La revista Time lo eligió entre las 100 personalidades más destacadas del mundo. La tradicional revista británica liberal The Economist está encantada con su tarea. Igual, The Economist se cubre y se pregunta si el plan de Milei puede aguantar un aumento de la inflación. La revista británica cuenta 23 acuerdos del país con el FMI.
Caputo también tuvo tiempo para ponerse la pechera de controlador de precios maldiciendo a Unilever y Molinos por los aumentos. Según el diario La Nación la avanzada del gobierno incluyó llamados de la Secretaría de Comercio a los supermercados. Tal vez haya países que practican el libre mercado, pero Argentina no sería uno de ellos en este momento.
El argumento de Caputo es que esta vez la diferencia es el superávit fiscal y la pila de dólares frescos que entraron al Banco Central. La semana comenzó con un tono internacional con la visita del Secretario del Tesoro de los Estados Unidos Scott Bessent. No se concretó el rumor de un aporte financiero directo al país por parte de los Estados Unidos. Lo que Bessent pidió es que Argentina tome distancia de China. Ese sería el precio del apoyo del Presidente Donald Trump a Milei. Trump tiene en la mira el intercambio de monedas que Argentina mantiene con China y que Caputo renovó hace poco. La guerra comercial brutal que Trump desató con China requiere de cierto equilibrio diplomático por parte de Argentina. No es el fuerte de la administración Milei. Hace poco en una cuenta atribuida a un asesor del gobierno se declaró que la cuestión Malvinas no le interesa a los votantes. Menos les interesa China, pero eso no quiere decir que el país no necesite una postura.
Caputo también tuvo tiempo para ponerse la pechera de controlador de precios maldiciendo a Unilever y Molinos por los aumentos. Según el diario La Nación la avanzada del gobierno incluyó llamados de la Secretaría de Comercio a los supermercados. Tal vez haya países que practican el libre mercado, pero Argentina no sería uno de ellos en este momento. La cobertura de La Nación incluye este párrafo que no le hace asco al intervencionismo: «Mucho más discretamente, en más de una cadena de supermercados recibieron un mensaje de parte de la Secretaría de Comercio. “No acepten las nuevas listas con aumentos. Nosotros nos vamos a encargar de hablar con los proveedores para que entren en razón”, fue el pedido que les hicieron a los supermercadistas».
Se puede agregar otra interpretación sobre la foto: Milei y sus funcionarios; tienen algo de estudiantes secundarios, parecen rugbiers alfa acostumbrados a matonear a sus compañeros más débiles. Esta actitud quedó en evidencia durante la conferencia de prensa para anunciar el levantamiento del cepo la semana pasada cuando Caputo trató de “chabón” al Presidente del Banco Central Santiago Bausili.
Es el tipo de prepotencia mediática que impone el asesor estrella Santiago Caputo que en marzo casi se va a las manos con un legislador radical en la Cámara de Diputados. Pensó que el Congreso era parte de su escuela privada.
Milei se la pasa matoneando. El presidente le avisó al campo que mejor liquide la cosecha rápido porque a mitad de año las retenciones vuelven a subir. ¿Llamados de la Secretaría de Comercio? ¿Amenazas al campo? El sector agropecuario, por alguna razón, tenía la ilusión de que la baja transitoria de las retenciones iba a ser por tiempo indeterminado. Las declaraciones del presidente no cayeron bien en el agro. Entonces lo que siguió a continuación fue un ataque furibundo de la quinta libertaria sobre la prensa. Milei, dijeron, había sido “sacado de contexto”.
El presidente viene discutiendo duro con algunos periodistas de los medios tradicionales y con analistas económicos. Se queja de operaciones falaces. Otra vez, como un estudiante adolescente Milei se mofa del apellido de algunas comentaristas. Así la economista Marina Dal Poggesto se transforma en el mundo de Milei en “Marina Dal Pifieto”. Ja, ja. Cómo no se nos ocurrió. El nuevo insulto favorito de Milei es “imbécil con déficit de IQ”.
El presidente y los suyos también se tiraron con todo contra el exministro de Economía Hernán Lacunza, funcionario que impuso el control de capitales en 2019. Macri, el jefe del partido de centroderecha PRO, ahora contradice al gobierno sutilmente. Para el expresidente es “obvio” que el gobierno libertario devaluó, pero igual apoyó las medidas.
La confrontación entre La Libertad Avanza, el partido de gobierno, y el PRO de Macri ya es casi abierta. Los dos partidos de derecha se enfrentan en las elecciones distritales en la Ciudad de Buenos Aires el 18 de mayo. Los intentos por sellar una alianza en la provincia de Buenos Aires, el bastión del peronismo, no avanzan. Macri no parece controlar del todo su partido. Los diputados del PRO Cristian Ritondo (jefe del bloque en la Cámara de Diputados) y Diego Santilli quieren firmar un acuerdo electoral con La Libertad Avanza. Macri no está tan seguro. Karina Milei, la secretaria general de la presidencia y hermana del presidente, lleva adelante las negociaciones.
Está en boga criticar a Fernández de Kirchner. Es una forma barata de llamar la atención. A pesar de los ataques, las encuestas muestran que la opinión pública la considera la líder de la oposición.
Ritondo aparecía como un posible mediador entre Macri y Karina Milei que se llevan pésimo, pero ahora el jefe del bloque del PRO está dando muestras de autonomía y no sigue las indicaciones del jefe de su partido. Los operadores de Karina Milei quieren una lista bajo el sello de La Libertad Avanza en la provincia que incluya algunos cuadros del PRO.
¿Armará Macri una lista aparte con el sello PRO? La división de la derecha en la Ciudad de Buenos Aires ya pone en duda el resultado electoral. La fragmentación incluye la candidatura del exjefe de gobierno moderado Horacio Rodríguez Larreta que rompió con Macri. Con Rodríguez Larreta puede emerger un nuevo centro distante de las arremetidas de Milei y sus asesores.
El año electoral pone a prueba el armado nacional de Karina Milei. Las elecciones a convencionales en la provincia de Santa Fe las ganó el Gobernador radical Maximiliano Pullaro. El partido de Milei salió tercero.
Si el pacto La Libertad Avanza-PRO no se cierra en la provincia de Buenos Aires entonces el peronismo tiene más posibilidades de triunfar. Las elecciones en la provincia ya fueron desdobladas por el gobernador Axel Kicillof. La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, la jefa del Partido Justicialista, se oponía al desdoblamiento pero aceptó la decisión del gobernador.
Está en boga criticar a Fernández de Kirchner. Es una forma barata de llamar la atención. A pesar de los ataques, las encuestas muestran que la opinión pública la considera la líder de la oposición.
No quedan políticos con el roce de Fernández de Kirchner. Ahora la expresidenta parece haber priorizado la unidad en un momento en el que Milei tiene que maniobrar violentamente para no perder el control de la situación.
En un largo mensaje en X, Fernández de Kirchner comparó la situación actual con el “blindaje” financiero que consiguió el presidente radical Fernando de la Rúa antes del estallido económico del 2001.