La inflación y el costo de vida en un contexto de tutela externa, el sentido político de la reforma laboral y la movilización de una CGT negociadora, la batalla de Milei por lo simbólico y las investigaciones judiciales selectivas, el escenario geopolítico regional y el uso descontextualizado de la poesía por parte de la intelligentsia de plataformas; por Martín Gambarotta.
Por ahora, Argentina vive en el momento que tejió el Tesoro de Estados Unidos. El plan es instalar una ingeniería financiera que pise los problemas de la calle: la crisis del costo de vida. Hay un dato que alerta sobre lo que puede llegar a salir mal: la inflación. El Presidente Javier Milei presenta como un trofeo la baja inflacionaria cuando técnicamente está subiendo. Es un pequeño escenario distópico. La inflación en noviembre midió 2,5%. La crisis de la administración libertaria, que terminó con el salvataje del Presidente de Estados Unidos Donald Trump por motivos ideológicos, se desató en marzo de este año cuando la inflación llegó al 3,7%. Estuvo a punto de descontrolarse.
Milei todavía promete que la inflación será aniquilada por completo en agosto del año que viene. Por el momento, la población parece estar dispuesta a aceptar este nivel de suba de precios.
El padrinazgo de Trump viene con capitales: el viernes un grupo inversor (son dueños de la aerolínea Flybondi) con contactos en Washington y Buenos Aires compró la empresa de correo privado OCA.
Así, Trump busca consolidar su posición en Argentina fomentando negocios para sus ahijados.
La disparada de la inflación no calla. La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner hizo notar que la inflación era más baja durante su mandato que terminó en 2015.
“Ayer el INDEC de Milei y Lavagna dijo que la inflación del mes de noviembre de este año fue del 2,5%…”, señaló CFK. “Y eso después del ajuste más grande del que se tenga memoria sobre salarios, jubilaciones, obra pública y recursos de las provincias, de un nuevo préstamo del FMI por 20 mil millones de dólares más, de la ayuda de Trump y el Toto Caputo tomando más deuda en dólares, con el telón de fondo del consumo en caída libre y el cierre de fábricas y comercios…“, añadió.
La letra de la reforma laboral importa, pero a Milei le interesa más en el corto plazo imponer una aprobación sumaria en el Congreso que demuestre su nuevo poder político ganado en las elecciones de medio término de octubre. La reforma laboral, después de todo, es la añoranza perpetua de los poderes fácticos en Argentina.
La Senadora libertaria Patricia Bullrich le salió al cruce a la “señora presidiaria” recordando los índices altos de inflación de la última administración peronista en 2023.
La pregunta es si la imposición de un escenario tiene un límite si lo que hay es una crisis subterránea. El andamiaje financiero también puede crujir. El Ministro de Economía Luis Caputo emite deuda en dólares, pero los que la compran son básicamente inversores locales.
Caputo mientras tanto se dedica a atacar a los municipios del conurbano bonaerense por el cobro de tasas locales. El gobierno nacional en su conjunto también se alista a un enfrentamiento con la administración peronista de la provincia de Buenos Aires por la emisión de deuda.
A las dudas sobre la realidad efectiva la administración libertaria le responde con la presentación de una reforma laboral excéntrica que posiblemente le ponga fin a las paritarias. El gobierno viene pisando las paritarias, los aumentos salariales, con el objetivo obsesivo de controlar la inflación.
La letra de la reforma laboral importa, pero a Milei le interesa más en el corto plazo imponer una aprobación sumaria en el Congreso que demuestre su nuevo poder político ganado en las elecciones de medio término de octubre.
El objetivo es discursivo: si hay problemas en el presente, pueden decir los tenientes de Milei, estos se van a solucionar en un futuro con la reforma laboral. Ya se dijo.
La reforma laboral, después de todo, es la añoranza perpetua de los poderes fácticos en Argentina. Hubo un intento de reforma laboral en 1984 durante la presidencia del radical Raúl Alfonsín, un intento de reforma laboral en los 90 cuando el neoconservador Carlos Menem era jefe de estado y otro proyecto durante la presidencia del radical de Fernando de la Rúa antes de la implosión económica de 2001. El objetivo es discursivo: si hay problemas en el presente, pueden decir los tenientes de Milei, estos se van a solucionar en un futuro con la reforma laboral. Ya se dijo.
La Confederación General del Trabajo (CGT) llamó a una movilización en contra del proyecto para el jueves en Plaza de Mayo. Así se pone en movimiento la compleja maquinaria de la CGT que es también parte de la compleja maquinaria del peronismo. En los papeles esta es una CGT negociadora, pero es imprevisible la situación si el debate llega a los lugares de trabajo y se convierte en ansiedad. Las bases tienen peso en la CGT. Lo que está en juego son las condiciones materiales de los que trabajan, muchos medios tradicionales ya dicen que se trata de un tema “delicado”. Se abre otro escenario si lo que comienza a instalarse es la palabra recesión.
El plan de Milei incluye la destrucción gradual del fuero laboral nacional dándole traslado a los tribunales porteños donde los jueces nombrados fueron digitados por la derecha macrista. La CGT va a plantear una batalla judicial en contra de un proyecto de ley que dice que es inconstitucional.
A la larga, la prueba para el plan de “modernización laboral” que auspicia el Ministro de Desregulación y Transformación del Estado Federico Sturzenegger tiene que solucionar las cosas o todo terminará estallándole en la cara a los libertarios.
Milei delira con lo simbólico. En la confrontación con la Asociación del Fútbol Argentina (AFA) se puso la camiseta de Estudiantes de La Plata, que se opone a los dictados del jefe de la asociación Claudio Tapia. Ahora Milei busca doblegar a la oposición en el Congreso con la aprobación de la reforma laboral. En el fondo, es un cambio que está diseñado para que los empresarios bajen los costos de sus organizaciones, según algunos abogados laboralistas.
El plan de Milei incluye la destrucción gradual del fuero laboral nacional dándole traslado a los tribunales porteños donde los jueces nombrados fueron digitados por la derecha macrista.
La investigación sobre el presunto lavado de dinero por parte de allegados a la AFA derivó en allanamientos. El caso llama más la atención que la investigación judicial en la agencia estatal de discapacidad en la que por momentos se nombra a la Secretaria General de la Presidencia Karina Milei, hermana del presidente.
Es fácil olvidar que lo que sostiene al gobierno argentino es el apoyo de Trump. De hecho, Trump explícitamente dijo que Milei estaba por perder cuando fue a su auxilio antes de las elecciones de octubre. El objetivo de las agencias de Washington es transformar a Milei en un ícono capitalista para América Latina. El presidente argentino viajó a Oslo para asistir a la entrega del Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado, la líder opositora venezolana. Trump está siendo agresivo con el gobierno bolivariano de Nicolás Maduro. Despejó los cielos venezolanos de aviones y ahora incauto un buque petrolero frente a las costas de Venezuela.
El marco regional es más complejo porque incluye el apoyo de Rusia a Maduro que está sentado sobre una gran cantidad de petróleo de buena calidad. Trump sueña con el Nobel de la Paz pero a la vez alarga los prolegómenos de una guerra con el chavismo.
La situación no le causa ninguna gracia a la diplomacia de Brasil, que advierte explícitamente que la independencia del continente es producto de sus luchas antiimperialistas. Maduro se queja de una “nueva era de piratería naval”. Trump le impuso sanciones a seis tanqueros petroleros y las compañías navieras a las que están ligados. Voceros de Trump sin embargo dijeron que no está interesado en una guerra prolongada con Venezuela.
Por último, el prestigioso sociólogo Pablo Semán corre el riesgo de transformarse en una figurita. Semán dijo que “el peronismo tiene menos audiencia que Netflix”. Un usuario de la red social X hizo la cuenta. Suscriptores a Netflix: 5 millones en Argentina. Peronismo: 8 millones de votos en las elecciones de octubre. Igual, lo que importa no son los números. El asunto es que Semán hace poco relativizó el impacto cultural de la serie El Eternauta, un mito para la izquierda peronista, subrayando que Netlfix tiene un alcance limitado solo a un segmento de la clase media en el país. Es posible que Semán esté diciendo cualquier cosa de tanto aparecer en los medios. Mientras tanto, otros arrepentidos en Instagram insisten con exprimir fuera de contexto los versos de Vicente Luy y Alejandro Rubio, dos poetas legendarios ya fallecidos, con la esperanza de impregnarse de su prestigio. Van unos datos: Rubio era un peronista cabal de esos que se fumaban todas las contradicciones sin abandonar el movimiento, no miraba Netflix.



