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PROHIBIR VOTAR A CRISTINA, POR MARTÍN GAMBAROTTA

La esperada dolarización (del costo de vida), los carteles de prohibido votar, y el baile improvisado del presidente favorito en medio de la histeria libertaria; por Martín Gambarotta.

De pronto, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner ocupa el centro de la escena política. El miércoles la Cámara de Casación Penal, en un fallo anticipado, confirmó la condena de seis años de prisión por administración fraudulenta. La cámara también ratificó la inhabilitación especial perpetua para ejercer cargos públicos. Para la expresidenta, que va a apelar el fallo ante la Corte Suprema, la maniobra está clara. El caso es una construcción del partido judicial para inhabilitarla políticamente. Lo que fascina a los detractores de la expresidenta es esa prohibición de ocupar cargos públicos de por vida. El anti-peronismo no ve la hora de colgar carteles por todas partes con una sola consigna: prohibido votar a Cristina.

Buena parte de la prensa amiga del presidente libertario Javier Milei y del liberalismo tradicional que por años trató de obliterar al peronismo con saña, sueña con lo mismo. Se intentó en 1955 con el golpe que derrocó a Juan Perón y 1976 con la última dictadura comandada por el ejército liberal. La proscripción todavía no rige. Fernández de Kirchner todavía tiene margen, por ejemplo, de ser candidata a diputada en la provincia de Buenos Aires el año que viene.

La decisión de la Cámara de Casación hizo que el peronismo olvide sus conflictos internos y cierre filas en apoyo a Fernández de Kirchner, que está próxima a asumir como presidenta del Partido Justicialista (PJ).

La condena judicial llega en un momento en que las encuestas muestran que Fernández de Kirchner comienza a medir bien, en especial en el conurbano bonaerense donde cuesta llegar a fin de mes.

La inflación sigue bajando. En octubre midió 2,7%, pero con el Banco Central amarrando artificialmente el peso para fortalecerlo, el país se volvió carísimo en dólares. ¿Esta era la dolarización que prometía Milei? Lo que hay es la dolarización del costo de vida.

Cualquier gráfico muestra que los salarios eran más altos durante las presidencias de Fernández de Kirchner en 2007-2015. Es un dato que parece haber echado raíz en el conurbano.

El jueves, la administración produjo un acto de voluntarismo judicial cuando anunció que daba de baja la jubilación presidencial y la pensión por viudez de Fernández de Kirchner. El propio vocero presidencial dijo que la medida estaba floja de papeles y que lo más probable sea que la expresidenta litigue en tribunales. También se dio de baja la jubilación especial del exvicepresidente kirchnerista Amado Boudou.

La ironía es que las ganas de eliminar jubilaciones se detiene por parte del Gobierno cuando llega a la familia del fallecido expresidente Carlos Menem, que es idolatrado por Milei. El Gobierno no resistió la tentación de generar titulares con la decisión, y hostigar a Fernández de Kirchner quitándole sus ingresos. Discrimina a favor de la familia Menem.

Una lectura es que la administración Milei ya eligió a Fernández de Kirchner como su rival electoral favorito. Es una jugada peligrosa porque lo mismo hizo el liberal Mauricio Macri cuando fue presidente en 2015-2019.

Se puede argumentar que el futuro judicial de Fernández de Kirchner ahora depende de su futuro político en las elecciones del año que viene. Dicho de otro modo: el caso siempre fue político, y no judicial, como quieren hacer creer los periodistas que deliran con el fallo de “doble condena”.

Lo que es dudoso es que cualquier fallo puede revertir el legado que Fernández de Kirchner parece haber dejado en el conurbano, donde todavía se recuerdan los años salariales dorados. Si los jóvenes convencieron a sus padres de votar a Milei, perfectamente puede suceder lo mismo a la inversa: que los mayores hablen de los años kirchneristas cuando el dinero alcanzaba. De hecho, Fernández de Kirchner reaccionó a la decisión sobre su jubilación acusándolo a Milei de “tener miedo” y de ser un “dictadorzuelo”.

El Gobierno debe pensar que jugó una carta oportunista hábil al quitarle la jubilación y pensión a Fernández de Kirchner sin demasiado sustento administrativo y legal. A la vez, le inyecta al caso una dosis de histeria libertaria al tema. Puede llegar a ser, en el fondo, una noticia falsa, pero por dos o tres días la población es bombardeada con el anuncio de la quita de la “jubilación de privilegio”, como se la conoce en el idioma liberal.

Algo parecido sucedió con el conflicto gremial en la empresa estatal Aerolíneas Argentinas. Después de días de negociaciones con tres sindicatos aeronáuticos, se llegó a un acuerdo salarial que incluye algunos cambios a los convenios colectivos de trabajo. La hora laboral, por ejemplo, ahora empezará a correr en el momento en que las tripulaciones suban al avión y no cuando se suben al remise para ir a cumplir sus tareas.

La inflación sigue bajando (…) pero el país se volvió carísimo en dólares. ¿Esta era la dolarización que prometía Milei? Lo que hay es la dolarización del costo de vida.

En el fondo, esta no era más que otra negociación salarial de rutina, pero la histeria libertaria le agregó amenazas de cierre de empresa, procedimientos preventivos de crisis y privatización. El Gobierno vende el resultado de negociaciones como una victoria, pero está en la naturaleza de los sindicatos acordar. La administración Milei todavía aspira a privatizar Aerolíneas Argentinas, pero necesita el apoyo del Congreso para hacerlo. Los sindicatos fueron hostigados por semanas, pero al final se llegó a un acuerdo rutinario. Sólo un despistado sin interés alguno por las costumbres sindicales puede creer que la meta de los gremios es romper todo.

Ahora la prueba para el Gobierno es el mes de diciembre. El riesgo país bajó de los 800 puntos, eso indica que los analistas internacionales creen que Milei está controlando la situación. Pero el capital es cobarde: todavía pregunta si Cristina puede volver. No sea cosa que tengan que pagar salarios decentes otra vez.

Milei el jueves llegó a Palm Beach invitado a una cumbre conservadora por el republicano Donald Trump, ya presidente electo de los Estados Unidos. Antes, Milei llamó a Trump desde Buenos Aires para felicitarlo por primera vez por su triunfo. Según Milei, Trump le dijo en esa conversación que era su “presidente favorito”. Milei dijo que aspiraba a un tratado de libre comercio con los Estados Unidos. Trump el jueves a la noche en Palm Beach durante un discurso con Milei presente lo felicitó por su desempeño y dijo que los números de Argentina cierran. Hay fotos de Milei junto a Trump. Hay videos de Milei saludando al presidente electo en su mansión. Hay también videos de Milei ensayando un baile al ritmo de una canción de Village People. Es el momento de gloria de Trump recargado y Milei estuvo ahí para tirar pasos a lo Mick Jagger. Trump convirtió a su mansión en el parque de diversiones de la nueva derecha y Milei, está claro, estuvo invitado.

Mientras tanto, Milei nombró al emprendedor Alec Oxenford como nuevo embajador argentino en Washington. Oxenford tiene un pasado en empresas tecnológicas y desembarca cuando Trump nombró a Elon Musk, el dueño de la red social X, como funcionario del departamento de eficiencia gubernamental.

Ese es el perfil de la nueva derecha. El detalle es que ahora el dueño de X también ostenta un cargo de comisario de la austeridad en la administración Trump. Trump y Musk manejan la libertad de expresión en X desde ahora. Algunos ya no aguantan más. El diario progresista británico The Guardian anunció que dejará de publicar sus notas en X. Lo mismo hizo el diario español La Vanguardia. Para aquellos interesados en el terror, hay más deserciones: el novelista Stephen King también se retira de X.

Con la calma económica, que puede terminar siendo un espejismo, el Gobierno intenta manejar la agenda. Hasta hace poco, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich se vanagloriaba con la caída de homicidios en Rosario, que la prensa retrata como la “capital del narcotráfico”. Pero el reciente acribillamiento de dos jefes de la barrabrava de Rosario Central vuelve a poner el tema de la violencia en esa ciudad en el centro de la escena.

El Gobierno a su vez se relame con todas las posibilidades simbólicas que puede aprovechar durante su tiempo del poder. Retira bustos de Néstor Kirchner de edificios públicos. Saca calcomanías de Eva Perón de las puertas de oficinas de la agencia de seguridad social ANSES, y supuestamente planifica la demolición del edificio del viejo ministerio de obras públicas que está sobre la Avenida 9 de Julio.

La administración libertaria también está ávida de demostrar su exotismo falangista en el escenario mundial: las Naciones Unidas. Argentina fue el único país que votó en contra una resolución para “intensificar los esfuerzos para prevenir y eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas”.

El voto hasta le valió el reproche del partido de centroderecha PRO, encabezado por Macri. El PRO también objeta la “purga” que la administración Milei está llevando adelante en Cancillería. El creciente conflicto entre Milei y Macri es significativo porque el presidente necesita el apoyo parlamentario del PRO para tener algún tipo de peso en la Cámara de Diputados. Los operadores del Gobierno van a tener un problema si Macri decide romper con Milei antes de las elecciones de medio término del año que viene.

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