Literatura.Un montaje que escapa a la transparencia, cuyos fragmentos buscan ante todo un ritmo, una dicción. “Un poema es una máquina hecha de palabras”, escribió Williams; acá la máquina aparece a medio desarmar, con los circuitos —que no siempre hacen contacto— expuestos. Estos poemas de María Laura Cesar Arbiser (Buenos Aires, 2007) componen una estética de la disonancia y la discontinuidad, hecha de polifonía, incisiones y saltos semánticos. Una palabra puede empezar en un verso y terminar en otro, y hasta tener dos finales…
Fabián Casas.
Algún día,
la CIA va a revelar
que el rock nunca existió. Que fue
menos que un sueño.
Ingresarás a tu cámara séptica
y un perro con las mismísimas
siglas J.O.G. estaqueadas
en el lomo te abrirá los ojos.
Bueno, eso es todo.
—
Clase sobre Plath.
O:
Mi corazón es como un gran holocausto.
Menos esteticismo
Más frivolidad.
Menos compromiso
Más realidad.
La versión andina.
La vagina de Marta Ugarte.
***
Ich, ich, ich, ich.
—
Tambo 2002.
Un beso
más fácil que-
lo que te gusta:
enjuagarte el olor.
y la baranda, fija, te gusta
Andá a que me enteré.
*
La loca no lo da. No sale
bien de tu boca.
dejate
largás me largás la nena
dejate
de mamá de la boca de la leche.
No te hagás astuta.
—
El silencio de los inocentes.
la contraparte feminoide de la autoandrofilia
es televisiva y vieja
su hermano atrofiado
todavía conserva el vigor
necesario un germen de querer ser
malaleche con todo el mundo.
—
Sobre el mar.
La oscuridad. El puente
en contramano. La claridad
de la calle. Lo siento antes que va a ser
un verano sin carnaval.
Voy a cruzar tu mano.
Para vos, hacer:
un hermoso mar para cruzar el mar.
Del otro lado:
no lo puedo encontrar.
Está corriendo en la dirección equivocada.
—
Gracias de noche.
Ich auch creo haber visto
de la vida en nos las ach-
uras que gracias a los cuidados
terminan por florecer en ura
benzer para morir que
para en sí parar de traba-
jar el turno noche jando
la vida para recobrar un tumor
intestinal, agudo, capa-
z, efectivo y modernizado
acorde a los criterios fiscales
que se nos hemos impuesto
aleluya
que mil flores floresta.
—
Sileno.
Estaba acostado de lado y le molestaba el codo
en base al mayor capital social.
Rechazo, sueño. Con las rodillas dobladas;
Piernas contra el culo, panza hacia arriba, boca abierta al cielo, nariz. Muchos árboles
tienen dos o tres cuadrantes.
No sé si es mármol o no.
En los museos de Roma, Londres o París
como un manuscrito.
No lo esperamos.
María Laura Cesar Arbiser nació el 7 de mayo de 2007 en Buenos Aires. Escribe poemas que son publicados con regularidad en el fanzine Hemostasia. Estudia dirección de montaje en la ENERC.