SIETE POEMAS DE SILVIO BILBAO 

Literatura.
Una expresión que va de lo cotidiano a lo metafísico, de lo barrial a lo universal. La repetición como un dispositivo rítmico y argumentativo, donde la enumeración en forma de letanía carga de significación a los elementos a primera vista azarosos. En estos poemas de Silvio Bilbao, poeta y docente de Hurlingham, el tono oscila entre lo lúdico y lo reflexivo pero se atiene a una lengua situada. Poesía popular argentina, diría Vicente Luy.

Literatura.Una expresión que va de lo cotidiano a lo metafísico, de lo barrial a lo universal. La repetición como un dispositivo rítmico y argumentativo, donde la enumeración en forma de letanía carga de significación a los elementos a primera vista azarosos. En estos poemas de Silvio Bilbao, poeta y docente de Hurlingham, el tono oscila…

Muchacho de Barrio 
(inédito)
                        
En mi barrio los cables buscan a los pájaros
los trenes a los artistas
los pozos a los amortiguadores
                                y el agite /busca al Oeste

Las cumbias buscan a los pasillos
los perros a las bicicletas
Las viseras a los guachines
Y el jugo Tang busca el maridaje con el vino

Ponele que algo así / sería mi patria
Un lugar donde el barrio me busca a mí 
                                              y yo lo busco a él
Donde vivimos a una lágrima de nostalgia
como perdidos en una letra de un tango 
Que intenta contar todo lo que nos pasa
              cada vez que nos miramos 
                                en esa calle donde crecimos








Filosofía en liquidación y altas llantas 

El que desarma un reloj
solo busca atrapar al tiempo.
El que desarma el alma
quiere encontrar el sentido.
El que desarma un espejo
está buscando del otro lado
               lo que acá no tiene. 
El que desarma una zapatilla
         está buscando los caminos. 

Desarmar: 
otra pesadilla más de la certeza.

Pero, ¿Cómo hago para poder
desarmarme a mí mismo?
Alguien del otro lado del espejo
           me está sujetando,
y seguramente quiere saber
                 lo mismo que yo. 










¿Tienen valor las cosas que no arden?

Las estrellas arden;
       los muertos arden;
                los porros arden;
                       las pieles arden;
                            la poesía arde;
                                  las vaginas arden;
                                       los huevos fritos arden;
                                              las revoluciones arden.

Arde Troya; arde papi; arden los cicatrizantes; 
la memoria, las miradas; la 12; los sentimientos; 
la acidez; el arte, las brujas y los motores
               cuando pierden el líquido refrigerante. 

La verdad que ya no me interesa el fuego ardiendo,
              sino el silencio que pide auxilio:
                      todo lo que arde no tiene precio;
                              el valor es el miedo
                                            a las cosas que se apagan.







San Isidro

San Isidro es un perro
que si le arrojas un palito
         se te queda mirando.
Si le das un hueso,
            le hace una tumba.
Si le decís “a la cucha”
         te empieza a saltar,
o si le pedís la patita,
te mueve la cola y empieza a
                   girar en círculos.

San Isidro es el mejor
amigo del hombre, (y hay que tener
            bastante estómago para eso).
Es un perro rescatado de las calles; 
sabe de amistades, de hambre y de peligros. 
Es un perro que sabe solamente
                      las cosas que hay que saber.
Pero hizo una cosa que me marcó para toda la vida:
el día en que nos conocimos, 
            lo primero que hizo,
                        fue darme un refugio.






Invitación

Parece que se viene el agua;
mamá escuchó los truenos a lo lejos.
Metí la ropa 
      y lo entré a San Isidro
                para que no se moje.
Cerré los postigos, cerré las puertas,
cerré cosas que no había cerrado nunca. 
Metí todo adentro,
                         menos La lluvia.

El agua siguió tronado:
la lluvia tiene esas manos
          que vienen desde lejos
                       a golpearnos las puertas. 












Salí de ahí, maravilla 

El terror es tan inteligente
que sabe cómo abrirse camino.
Desde las películas de vampiros
hasta las dictaduras financieras.
Desde las series de zombis
hasta el autotune de un reggaetón. 
Desde el bebé de Rosemary
Hasta el ministro de economía. 
Desde los Ford Falcon verdes
hasta las camionetas Toyota.
Desde el Agente Naranja
hasta los agroquímicos en el Chaco.

Si seguimos así,
el mismísimo terror nos tendrá miedo.
¡Pero silencio! Ahí está  llegando,
¡No se les ocurra decir nada!
viene desbordando el veneno,
haciendo curvas,
                   como un suelo que
se viene arrastrando
                      sobre la serpiente.







 Frágil

Lo que más me atemoriza de estar solo
                                        es su velocidad

Y así como las cucarachas
                       nos asustan por su rapidez
la soledad también se mueve rápido
se esconde entre las paredes
se adapta a todos los tiempos en que vivimos 

La soledad y las cucarachas:
Ja     ja     ja    
Siempre resistiendo la extinción del planeta
La persistencia 
                        es invisible a los ojos



Silvio Bilbao es profesor de Castellano, Literatura y Latín, recibido en el IES N° 1 Alicia Moreau de Justo. Tiene publicado tres libros de poemas: Formalidades Nocturnas (Dunken, 2018), Espeluznancia (Ruinas Circulares, 2021) y La Beatriz de Villa Dante (Ruinas Circulares, 2022). Tiene un disco de canciones llamado Formalidades Nocturnas, que está disponible en todas las plataformas digitales. Actualmente trabaja de profesor, dando clases de literatura en las escuelas públicas del distrito de Hurlingham.

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