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UNA DE TRÁNSFUGAS, POR MARTÍN GAMBAROTTA

El deseo del Gobierno de una autopista comunicacional hasta las próximas elecciones, el favor parlamentario del PRO, Cristina Kirchner consolidada como líder de la oposición y paletazos libertarios al aire en una cancha plagada de conflictos sociales; por Martín Gambarotta.

El riesgo país baja fuerte, los dólares financieros caen y la inflación en septiembre midió 3,5%. Las preguntas difíciles sobre el dólar barato y la inflación en dólares pueden esperar. La convertibilidad, después de todo, duró diez años antes de volar por los aires. Ahora el gobierno libertario del Presidente Javier Milei espera subirse a una autopista comunicacional que le permita ganar las elecciones parlamentarias el año que viene. En la Cámara de Diputados la oposición no logró el voto de dos tercios de los presentes para rechazar el veto de la ley de financiamiento universitario, diseñada para que los trabajadores del sector no pierdan poder adquisitivo. Fue clave el voto de los diputados del partido de centroderecha PRO liderado por el expresidente Mauricio Macri. Macri cree que todavía tiene poder porque controla unos 37 diputados. Antes de la votación se reunió con Santiago Caputo, el asesor estrella de Milei. Igual el expresidente se encargó de declarar que está a favor de la educación pública como, según las encuestas, la mayoría de la población. No está claro si este es el último favor parlamentario que Macri está dispuesto a hacerle a Milei. Cuestionó su profesionalismo. El PRO dijo en un documento que la administración Milei tiene serios problemas porque adolece de gestión. El presidente también vetó hace poco una ley de movilidad jubilatoria. La oposición tampoco logró rechazar ese veto. Internamente, en el Gobierno felicitan al jefe de gabinete Guillermo Francos, el veterano operador político que hace poco terminó en el hospital con un pico de estrés, por la ingeniería de la votación. Al Gobierno le alcanzó con 85 votos para sostener el veto.

Las fuerzas contrarias al Gobierno se están atomizando, eso es lo que muestra el voto en Diputados. Lo que las encuestas marcan es que la población percibe a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner como líder de la oposición, incluso los votantes de Milei dicen eso. Claro, los que son votantes de Milei hoy pueden ser votantes de la oposición mañana. En ese contexto, Fernández de Kirchner anunció que está dispuesta a asumir la presidencia del Partido Justicialista (PJ) para “debatir en unidad”. Quiere ordenar y enderezar el partido, dijo, y con eso encolumnar al resto de la oposición. El riesgo para los contrarios a Milei ahora es la fragmentación y el desbande, incluso en el PJ y en la Confederación General del Trabajo.

Fernández de Kirchner se quejó del transfuguismo en el voto en Diputados y apuntó contra el gobernador de Catamarca Raúl Jalil, el gobernador de Tucumán Osvaldo Jaldo y el diputado misionero Alberto Arrúa.

El desafío para el Gobierno ahora es la inflación de diciembre, un mes complicado para los precios. Milei todavía tiene que contestar preguntas sobre el control de capitales, el cepo cambiario, en la prensa internacional. Algunas de sus respuestas son desopilantes. Al Financial Times le dijo que no podía decir cuándo iba a levantar el cepo porque no es un socialista que planifica la economía. Pero el ministro Luis Caputo puede decir que por primera vez en el año la inflación es menor al 4%. Los funcionarios libertarios por momentos se comportan como si estuvieran jugando un partido de pádel, se conforman con los puntos ganados sin importarles tanto el resultado del partido.

Milei mientras tanto insiste con su teoría de que mostrar modales es una señal de debilidad conceptual. En sus discursos, a veces ante empresarios, despotrica contra los “zurdos de mierda”. Hace mal las cuentas en la red social X sobre la cantidad de empleados por alumno en las universidades públicas. Maldice a los periodistas que no apoyan su gobierno, pero en la semana algo cambió comunicacionalmente justo cuando el presidente cae en las encuestas. Primero Milei se subió a un micro de la Policía Federal estacionado frente a la Casa Rosada, para saludar a los agentes que lo custodian. Después el presidente visitó una casa de ventas de empanadas cerca para saludar a los empleados que le habían dado refugio a un propagandista derechista, Fran Fijap, que fue corrido por manifestantes que se oponían al veto. Un repartidor también ayudó a Fijap. El incidente muestra que hay cierta tensión callejera que se puede intensificar si la opinión pública se polariza y la situación económica no mejora. Las reyertas se dan en un momento en que La Libertad Avanza, el partido de gobierno, trata de hacer pie en el conurbano de la mano de la Secretaria General de la Presidencia Karina Milei, hermana del presidente. El presidente se reunió con Fijap y el repartidor, Matías Lahuen en la quinta presidencial de Olivos. En el envión, Milei le cambió por decreto el nombre al Centro Cultural Kirchner bautizándolo Palacio Libertad Domingo F. Sarmiento.

Esta tres situaciones fueron escenas bien orquestadas y suceden después de semanas de enchastres mediáticos por parte del Gobierno, lo que llevó a Fernández de Kirchner a decir que Milei pasa su tiempo “boludeando” en las redes sociales.

El voto en Diputados aleja otra vez la idea que Milei puede quedar al borde de un juicio político, pero nada de todo esto es una situación consolidada. Hay recesión y al Gobierno y sus aliados les cuesta admitirlo. Marcos Galperín, el dueño de Mercado Libre, salió a decir que las ventas en su sitio Mercado Libre estaban aumentando como si eso fuera referencia de algo. Galperín, que ahora se percibe como una versión local de Elon Musk, necesita creer que el milagro está sucediendo aun cuando los indicadores muestran que hay recesión.

Los resultados en la Cámara de Diputados tampoco necesariamente terminan con los conflictos con las universidades y los jubilados. El Gobierno también tuvo que salir, corrigiendo un pifie de comunicación, a negar el cierre del hospital psiquiátrico Laura Bonaparte, pero sí habló de una “restructuración”. A su vez, niega malas intenciones con las universidades del Estado, pero eso está por verse cuando se debata el presupuesto 2025.

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