El mandatario venezolano buscó encauzar la crisis mediante una negociación “cara a cara”, luego de que Trump sugiriera que podría conversar con él pero reiterara que no descarta la vía militar. Washington mantiene su despliegue en el Caribe.

El gobierno de Nicolás Maduro volvió a apostar públicamente por un entendimiento diplomático con Estados Unidos, en un intento por bajar la tensión que generó la ofensiva militar que Washington mantiene frente a las costas venezolanas. El presidente propuso un diálogo directo con la Casa Blanca y reivindicó la negociación como único camino, en respuesta a los dichos de Donald Trump, quien señaló que “probablemente” conversaría con él, aunque insistió en que no excluye una opción militar.
Durante su programa Con Maduro +, el mandatario aseguró que Venezuela está dispuesta a discutir “cara a cara” cualquier tema con funcionarios estadounidenses y advirtió que lo que no puede admitirse es “la masacre de un pueblo”. Maduro volvió a plantear que los países deben resolver sus diferencias por vías diplomáticas y afirmó que la paz es la única salida posible para la región.
Trump, por su parte, endureció su posición en una conferencia desde el Despacho Oval, donde afirmó que Maduro “hizo un daño tremendo” y calificó su continuidad en el poder como “un problema complicado”. Sus declaraciones reforzaron la lectura de que la Operación Lanza del Sur, el operativo naval que EE.UU. despliega en el Caribe bajo el argumento de combatir el narcotráfico, persigue como objetivo político un cambio de régimen. Según datos oficiales, en esas operaciones murieron 83 personas en las últimas semanas.
Maduro también planteó que la presión sobre Trump proviene tanto de adversarios conocidos como de sectores de su propio entorno político, que —según dijo— buscan empujarlo a cometer un error estratégico y abrir un frente militar en Venezuela. Para el presidente bolivariano, una intervención de ese tipo sería “el fin político” del líder republicano y parte de quienes lo rodean ya calculan en clave de “era post-Trump”.
El escenario se tensó aún más con el anuncio de Washington de que designará al Cártel de los Soles como organización terrorista extranjera, acusación que incluye a Maduro y a altos funcionarios de su administración. Caracas rechazó esa medida y reafirmó su “respeto absoluto al Derecho Internacional”, a la vez que denunció que cualquier amenaza de uso de la fuerza vulnera las normas básicas que rigen las relaciones entre Estados.


