Ensayo.
El presente de la literatura indígena en sus nombres y travesías: migraciones, reuniones, vueltas a la lengua madre en un camino de regreso a la ancestralidad. Fortunato Ramos, Domingo Zerpa, Sixto Vázquez Zuleta, Máximo Mamani, Quique González, Noelia Toconas, Sandro Quispe y Andrés Vázquez son algunos de los nombres que puntean el mapa kolla contemporáneo, en su música, literatura, arte visual y filosofía.
por Melina Sánchez
Maestras y maestros de escuela, en la ciudad y en el campo; referentes sociales; artesanes, identidades interseccionales; aprendices de su-s lengua-s materna-s, como si fuera la segunda, para recuperarla-s, porque la migración y el genocidio hicieron lo suyo para que se rompan vínculos con la ancestralidad, y ahora es preciso trazar el camino de regreso… Participan activamente en la visibilización de su pueblo, de sus comunidades, y además, de la reconstrucción en presente de esa-s identidad-es étnica-s que son un anclaje en la historia, pero también deben ser un nuevo punto de partida hacia el futuro. Lejos de los antecedentes académicos, esta literatura se funda en las luchas silenciadas.
Fortunato Ramos es el autor indígena argentino más veces editado y traducido. Quizás el primero de los multifacéticos talentosos, una característica común a varies de les escritores indígenas. Fortunato fue pastor de ovejas, maestro rural, músico desde niño, posteriormente reconocido en distintos lugares del mundo, uno de los grandes entre grandes: Germán “el Churqui” Choquevilca, Ricardo Vilca, Jaime Torres, más actualmente, Ricardo Mollo… Su poema “No te rías de un kolla” se ha convertido en un himno en Jujuy y su recitado en diferentes actos no solo escolares, sino en eventos políticos federales y en fiestas populares fue registrado muchísimas veces frente a la cámara. Uno de los recitados más conocido es el que hiciera un niño indígena, quien dice el poema al lado de la ex presidenta y suma el diminutivo “kollita” al título. Es que, en efecto, se estudia en las escuelas de todo Jujuy y además este es un ejercicio que sirve a les docentes para reponer la vieja práctica de declamación que era común en toda la educación inicial y que hoy ha quedado casi en desuso. Ramos pasó a formar parte del canon literario nacional hace tiempo como una de las excepciones entre les autores indígenas. Tuvo de alguna manera la tarea de contarle no solo al resto del país, sino a gente de otras latitudes, cómo era la vida en la Quebrada… y a qué condicionamientos sociales, sobre todo, estaban sometidos los descendientes de los Incas en Argentina. Uno de los primeros que denuncia el racismo estructural. Después, paulatinamente, esa situación ha cambiado, apenas un poco, pero la literatura de Ramos es fundacional e ineludible para pensar en cómo los kollas comienzan a “hablar con el mundo” para narrarse a sí mismos. Fue parte del grupo de músicos andinos que logró que los ojos de la patria, pero también del mundo se posaran sobre Humahuaca. Además luego de esas agrupaciones iniciales con Jaime Torres y Ricardo Vilca, redobló la apuesta y compartió escenario y proyectos con Divididos. Es icónica esa foto que reúne al rock y al folclore en una sola imagen, donde Fortunato de algún modo “irrumpe” en el recital de la mítica banda de rock con el erkencho, instrumento ancestral que muy pocos ejecutan, pero que además es de singular presencia escénica.
***
El principio no existe, pero en el principio siempre hubo alguien. Junto a él podemos pensar a Domingo Zerpa y a Sixto Vázquez Zuleta, indudablemente. Más allá, el origen se empaña, serán las montañas, y las distancias que hacían de esas alturas y valles, lugares de soledad y alejados en determinado momento histórico del registro que supone la literatura o el periodismo, pero había dos cosas que volvieron a la región productiva en poesía: la copla y las reuniones entre vecinos o con los viajeros, que luego irán deviniendo en festivales.
Me cuenta que se pagaba las primeras fotocopias de sus poemas con su sueldo de docente. Más tarde cuando ya tuvo su peña, algún visitante extranjero lo sorprendió con la traducción al italiano, al francés, de sus poemas… Una síntesis de la enseñanza de la literatura en el magisterio en Humahuaca, y de la confluencia de la recitación de los clásicos españoles con los cantos de los antiguos kollas que gozan aún de plena vitalidad.
Su literatura empieza en los cerros, al lado de los paisanos que allí viven. Esos son los primeros tiempos de la escritura de Fortunato Ramos, a la vez que los de Vázquez Zuleta y los de Domingo Zerpa. El ejercicio del género epistolar, me comenta el filósofo kolla Quique González, también era frecuente, y ponía en comunicación a aquellos que eran amigos, pero se veían distanciados largos meses del año por el clima adverso y los trabajos rurales o los viajes al trabajo en la ciudad, sea San Salvador o Buenos Aires. Es este quizá el único caso en Argentina de escritura indígena en comunidad propiamente dicho. Por condiciones geográficas, sobre todo, aunque también por cuestiones migratorias, no ha sido esto posible para escritores de otros pueblos indígenas; en líneas generales lo que encontramos es que les autores originarios en Argentina, comienzan a escribir en la ciudad, y como gesto de recuperación de la identidad; lo que se conoce como el viaje de regreso, que para los originarios es la vuelta a la raíz, a la lengua, a la comunidad, a la memoria. Esto no sucede con estos exponentes de la literatura y de la música del pueblo kolla, allí, en contacto con lo que se conserva de la lengua de sus ancestros, con sus costumbres, así como también con sus opresiones, hasta el día de hoy. Se gestan batallas contemporáneas contra el saqueo, claro, contra el imperialismo, en todas sus formas, por ejemplo, las del turismo de elite, pero todas esas batallas se dan in situ, hay migración, hay pérdida de la lengua, hay otros y otras que llegan al territorio, quizás seducidos por ciertos discursos new age, pero todavía queda mucha gente del pueblo kolla en sus tierras.
Se escribe en castellano –la lengua aprendida, la lengua colonizadora– en buena medida se ha perdido la práctica de la lengua ancestral, la lengua madre. Es ese proceso el que están obligados a llevar a cabo les autores indígenas del Abya Yala que han perdido la lengua familiar, y que la están volviendo a recuperar, ya no en el seno de la familia nuclear, sino en comunidad, junto con otros de los suyos. Todo un ejercicio de descolonización en sí mismo el que hacen quienes deciden emprender este camino de regreso. Lejos de ser una operación automática, esta restauración de la lengua, de la memoria y de la cosmovisión, es un largo camino que se va cumpliendo por etapas, en distintos momentos de la vida personal y de la historia colectiva, con un esfuerzo e insistencia, que necesariamente transforman a los y las poetas que lo inician.
Si hay algo que se dice de las literaturas indígenas es que, de algún modo, de aquello de lo que se ocupan es de darle espacio a la voz comunitaria contra todo planteo individualista occidental. Y es en ese gesto de hacer ingresar la voz de todes, que se habla del tiempo presente, del tiempo pasado y de lo que vendrá.
Humahuaca, patrimonio inmaterial de la humanidad, es el núcleo de esta historia, allí se conocen todes, es el punto de reunión hasta día de hoy, de los viejos artistas, y de las nuevas generaciones. Hay allí, una potencia que tiene que ver justamente con la de ser centro geográfico y cultural de los alrededores: Tilcara, Maimará, El Hornocal, Mina el Aguilar, Abra Pampa, La Quiaca, Villazón incluso.
Entre les escritores indígenas actuales de Jujuy encontramos al novelista Máximo Mamani, al filósofo e historiador Quique González, a la historietista y artista plástica Noelia Toconas, a Sandro Quispe, a Andrés Vázquez, entre otres. La literatura –y la educación– en Jujuy hace el camino diario que hacen les docentes entre San Salvador y la Quebrada, desde siempre, por tanto, estos dos lugares son espacio de sus encuentros de escritores, presentaciones y ferias de libro.
Sandro Quispe revive la copla en tono amoroso, Máximo Mamani aborda desde la ficción temas de la vida cotidiana y de la realidad histórica de esas geografías, Quique González piensa en una historia indígena contemporánea para Jujuy y para el pueblo kolla y revisita así las vidas y el legado de figuras disímiles quizás pero igual de relevantes para el pensamiento indígena de Jujuy como Rodolfo Kusch y Avelino Bazán. Noelia Toconas piensa en una imagen para María Remedios del Valle, y para el Capitán Diego Cala, donde les devuelve el vínculo con lo indígena, con la historia kolla, también es una de las pocas referentes del Yaoi, un tipo de historieta de Japón que con sus compañeras de la Revista Ilusión Yaoi exportaron y resignificaron desde su territorio y con mirada feminista.
***
A muchos kilómetros de la Quebrada, pero con la impronta de la cultura quechua también, surgen y resurgen en la diáspora otres autores que trabajan desde la identidad, con otro elemento que le-s viene por añadidura lejos de los Andes: la migración, pero también el antirracismo, el feminismo, las miradas sexogenéricas: Chana Mamani en Buenos Aires, David Chulque en Rosario. Hay en estos casos una reapropiación de la cultura andina, y de las lenguas que la expresan (quechua, castellano), pero también del feminismo, al que se le aporta la mirada de las mujeres y disidencias indígenas. Aquí nos encontramos con poéticas migrantes, aunque dialoguen de diferente forma con esta categoría; David dice que le llaman migrante en el lugar donde nació y problematiza esa cuestión, Chana adopta la doble nacionalidad, esto de sentirse argentina aun siendo migrante; y en ese sentido es necesario pensar en una literatura que se traslada de geografía y que genera nuevos escenarios, para poder decir cosas distintas, para poder hablar con libertad. Como si los espacios tradicionales fueran una suerte de corset, la migración es aquí, no solo un elemento poético más, sino el facilitador de la circulación de la palabra. Después vendrán otras literaturas indígenas, pero esta es la más ancestral de todas ellas en la actual Argentina, la que nació con la copla y la que gracias a la copla jamás cortó el lazo con el origen: la literatura de autores andinos y andinas.
***
Algunas obras:
Kollas de la Quebrada de Humahuaca. (traducido al inglés, francés y alemán), de Fortunato Ramos
Avelino Bazán y su ser indio, de Quique González
Balbino Roble, curandero y soñador, de Máximo Mamani
Arenga de la Puna, de Noelia Toconas
Erótica, Yarawis aimara, de Chana Mamani
Caminando el borde, de David Chulque
Melina Sánchez (Buenos Aires, 1983). Docente y comunicadora afroindígena. Profesora de literatura. Estudia, recopila y difunde literaturas indígenas actuales. Dicta el “Taller de poesía indígena latinoamericana actual” hace diez años. Ha colaborado en distintos medios de prensa alternativos: ANRED, ANCAP, Tramas, El Tintero de Salta, Feminopraxis, Kaos en la red. Tiene a cargo la sección de Poesía indígena de América en la Revista Taller Igitur. Publicó poemas, reseñas y ensayos en distintas revistas literarias: Revista L.A.L.T., Revista Apóstrofe, Revista Anestesia, Carta abierta, Revista Extrañas Noches, Revista Sputnik, Revista Raíces El coloquio de los perros, Cinocéfalo. Participó de la antología y fanzine MIGRATIONS & MOVEMENTS (FALA ZINE).