El ministro de Hacienda de Brasil, Fernando Haddad, presentó la propuesta en la reunión del G20 en San Pablo, destacando la importancia de aumentar la tributación de los superricos para reducir desigualdades y promover la cooperación fiscal internacional.
Brasil propuso en la reunión del G20 la creación de un impuesto mínimo global para los superricos como parte de una iniciativa sobre una nueva globalización. Fernando Haddad, ministro de Hacienda, presentó la propuesta en nombre del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, destacando la importancia de aumentar la tributación de los superricos de manera coordinada. Esta iniciativa busca abordar las desigualdades y promover la cooperación fiscal internacional.
A cargo de la presidencia rotativa del G20, Brasil planteó durante el discurso inaugural de la reunión en San Pablo la necesidad de construir un consenso entre las mayores economías del mundo para establecer un impuesto mínimo global que contribuya a reducir las desigualdades. Haddad llevó la visión de Lula sobre la importancia de que los superricos aumenten su tributación sobre sus bienes y herencia.
“Reconociendo los avances obtenidos en la última década, necesitamos admitir que precisamos hacer que los billonarios del mundo paguen su justa contribución de impuestos”, expresó Haddad al abrir las sesiones de trabajo. Propuso a sus pares del G20 “una tributación mínima global sobre la riqueza que podrá constituir un tercer pilar para la cooperación impositiva internacional”, además de las iniciativas ya en marcha en la ONU y en organizaciones como la OCDE.
El encuentro en la ciudad de San Pablo deberá definir un documento que contribuya para la cumbre de jefes de Estado y de gobierno del G20 que se realizará en noviembre en Río de Janeiro, debido a que Brasil ostenta la Presidencia rotativa del bloque.
En su discurso ante el plenario, Haddad resaltó la necesidad de redefinir la globalización y crear incentivos para que los flujos internacionales de capital se dirijan eficientemente hacia oportunidades basadas en criterios sociales y ambientales. Subrayó la importancia de abordar las desigualdades y promover un desarrollo sostenible.
Haddad, quien habló desde su casa por videoconferencia debido a que el domingo fue diagnosticado con Covid-19, destacó la importancia de hacer un G20 inclusivo, en el que se aborden temas como la lucha contra la pobreza y la desigualdad, la financiación del desarrollo sostenible, la reforma de la gobernanza mundial, la fiscalidad justa y la cooperación global.
El ministro brasileño reconoció que el clima económico es difícil y repasó que en las últimas tres décadas el discurso sobre la globalización ha oscilado entre el optimismo desenfrenado y la negación total. Se refirió a la reacción contra la globalización atribuida a la crisis de 2008 en Estados Unidos y a los efectos de políticas de flexibilización laboral y actividades sin regulación de los mercados.
Insistió en que el legado de la última ola de globalización produjo un aumento sustancial de las desigualdades de renta y riqueza en varios países, alcanzando una situación insostenible en la que el 1% más rico posee el 43% de los activos financieros del mundo. Destacó la importancia de abordar la pobreza y la desigualdad como retos globales para evitar crisis humanitarias y migratorias.
El presidente del Banco Central de Brasil, Roberto Campos Neto, defendió el control de la inflación como una forma de asegurar la calidad de vida de las personas. Abogó por mantener la inflación baja, estable y predecible como contribución a un crecimiento económico sostenible y a la reducción de la pobreza.
El G20 está integrado por 19 países y la Unión Europea, y en esta edición fue invitada por Lula la Unión Africana a participar de los debates. Las sesiones de trabajo se extenderán hasta el jueves con el objetivo de conformar un comunicado oficial que esté siendo aprobado por consenso. La delegación argentina está encabezada por el ministro de Economía, Luis Caputo, y Santiago Bausili, presidente del Banco Central.
