Pese a la eliminación de aranceles, las desregulaciones y los programas de cuotas, las ventas de electrodomésticos se desploman y la producción nacional enfrenta despidos masivos. Las políticas del Gobierno sólo agravan la recesión y profundizan las dificultades del sector.
El Gobierno apuesta a la desregulación del mercado y a la apertura comercial como solución a la caída del consumo, pero las medidas sólo parecen profundizar los problemas. Mientras la industria nacional enfrenta mayores dificultades por la competencia de productos importados y subsidios desiguales, la recesión se consolida, y los salarios y el empleo continúan deteriorándose.
Las cifras del INDEC confirman la gravedad del panorama: las ventas de electrodomésticos, uno de los sectores más dependientes del financiamiento, muestran caídas interanuales alarmantes en cantidades, con desplomes del 30,3% en celulares y del 13,1% en televisores. Incluso con programas como Cuota Simple, que reemplazó a Ahora 12, las operaciones se contrajeron un 25,8% en volumen y un 47,7% en términos reales.
La apertura comercial y la eliminación de barreras regulatorias para productos importados no lograron reducir precios al consumidor, mientras que las industrias locales ven cómo sus márgenes se achican y deben reducir personal. Empresas como Mabe, Whirlpool y Electrolux enfrentan despidos masivos ante la caída de ventas y la competencia desigual con artículos del exterior.
En este contexto, ni los estímulos al consumo ni las modificaciones arancelarias parecen suficientes para revertir una crisis que se profundiza, mientras las políticas del Gobierno mantienen a la industria nacional contra las cuerdas.