Los gremios mayoritarios buscan reeditar un triunvirato con nuevas figuras, mientras crecen las presiones de Luis Barrionuevo y Hugo Moyano por conservar poder. La falta de acuerdo amenaza con fracturar la central obrera.
A pocas horas del congreso que definirá la nueva conducción de la CGT, las negociaciones se intensificaron sin lograr todavía un consenso. Con la reforma laboral impulsada por Javier Milei en el horizonte, los distintos sectores de la central obrera coinciden en la necesidad de mantener la unidad, pero discrepan en los nombres que integrarán la futura conducción. El esquema más respaldado es el de un nuevo triunvirato, aunque con caras distintas a las de Héctor Daer, Carlos Acuña y Octavio Argüello, cuya gestión llega a su fin tras casi una década.
El acuerdo más avanzado involucra a los sectores de los “gordos” (gremios de servicios) y los “independientes” (UPCN, UOCRA), que impulsan a Jorge Sola (Seguros) y Cristián Jerónimo (Vidrios) como los candidatos más firmes. Ambos gozan de buena imagen interna y son vistos como dirigentes dialoguistas en un escenario político adverso. La tercera silla del triunvirato es la más disputada: hasta hace días parecía destinada a Maia Volcovinsky, del gremio de judiciales, apoyada por el movimiento de Mujeres Sindicales, aunque el moyanismo presiona para conservar ese espacio con la continuidad de Octavio Argüello.
En paralelo, Luis Barrionuevo intenta postergar la votación y amenaza con presentar una lista propia, tras no lograr consenso para extender el mandato actual. En la vereda opuesta, sectores combativos encabezados por Abel Furlán sostienen la idea de un secretario general único, aunque reconocen que no reúnen apoyos suficientes. Las próximas horas serán decisivas: el Congreso comenzará este miércoles a las 9 en Obras Sanitarias, y entre rumores de quiebres y acuerdos de madrugada, todos los dirigentes coinciden en que la CGT enfrentará un futuro agitado cuando el Gobierno avance con su proyecto de reforma laboral.
