El presidente del bloque Frente de Todos, Marcelo Fiori, propuso el reemplazo de Delfino por una concejal kirchnerista pero el zabaletismo volvió a acordar con Cambiemos.
En una semana marcada por el escándalo de Lucas Delfino, que como se supo dio positivo en un test vial de alcoholemia, ayer hubo sesión en el Concejo Deliberante de Hurlingham. Según el orden del día debía volverse a tratar la conformación de la comisión de Tránsito porque en la sesión anterior los tres concejales de Zabaleta habían infringido el reglamento al entregarle la mayoría a Juntos por el Cambio. Es decir que con tal de distanciarse del kirchnerismo, los concejales de Zabaleta habían pactado de nuevo con Delfino y acompañado la propuesta de Cambiemos, que atentaba contra las leyes del HCD porque como segunda fuerza no podrían tener 3 de los 5 concejales de una comisión.
En ese marco, los concejales kirchneristas propusieron el reemplazo de Lucas Delfino por un concejal del Frente de Todos. Pero nuevamente los únicos tres concejales de Zabaleta, con Acuña como operador principal, decidieron acompañar el pedido de Cambiemos de mantener a Delfino en la comisión, saliendo en su lugar la concejala Abdo.
Es un botón de muestra más del pacto entre Zabaleta y Delfino que todos quieren esconder pero nadie puede negar. Basta recordar lo que ocurrió la semana pasada cuando el zabaletismo no tuvo empacho en entregarle a Delfino la presidencia de comisiones que estaban en manos del Frente de Todos.
El caso más curioso de toda esa jornada sucedió en la comisión de Obras públicas. Allí la concejala kirchnerista Natacha Ghergo planteó la continuidad del zabaletista Fabrizio Acuña como Presidente, pero el propio Acuña votó contra sí mismo y contra su bloque, proponiendo que la comisión quedara en manos de Lorenzo, el jefe de bloque de Cambiemos. Es decir que gracias a Acuña ahora es Delfino quien manejará la comisión responsable de aprobar la construcción de edificios por fuera del código de ordenamiento urbano.
El zabaletismo oficialista parece dispuesto a todo para desmarcarse del kirchnerismo: hasta arrojarse a los brazos del macrismo en Hurlingham. Y el macrismo, al abrazarlo, ¿qué gana? Una oposición que no reclama, que no critica, que no exige, ¿cumple su función? ¿No se estará lesionando de esta manera el rol de las instituciones que deberían representar a los vecinos?
