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CORRAN LA BOLA POR MARTÍN GAMBAROTTA

Las intervenciones de los “no intervencionistas”, las indecisiones respecto de cómo abordar al FMI, los cantitos racistas que hacen tambalear una vez más a la anti-diplomacia del gobierno e internas palaciegas, con visitas a militares condenados por crímenes de lesa humanidad; por Martín Gambarotta.

Corran la bola: el gobierno del Presidente libertario Javier Milei busca sostener un margen de maniobra, casi al borde de la desesperación. No todas son malas: la economía en mayo creció un 2,2% interanual, pero los funcionarios no saben qué responder cuando se les dice que la mejora se debe casi íntegramente al repunte del agro comparado con la sequía de hace un año atrás. El Fondo Monetario Internacional acaba de pronosticar una caída del PBI del 3,5% para este año, eso se llama recesión.

El Ministro de Economía Luis Caputo logró bajar el valor de los dólares financieros con la intervención del Banco Central a un costo de unos 161 millones de dólares durante la semana, una estrategia que va en contra de las recetas del FMI. El problema es que el gobierno parece estar abandonando su pretendida política de acumular reservas y el riesgo país sube. La batalla para la administración Milei es semana a semana y depende de que se mantenga la popularidad del presidente.

Para calmar los nervios, Caputo anunció que un 78% de los bancos con seguros de liquidez sobre sus bonos habían aceptado un canje. Según el gobierno estos seguros se habían transformado en una potencial bomba de tiempo para el sistema financiero.

Algo más inquietante fue le confirmación del ministro que parte de las reservas en oro del Banco Central fueron enviadas al exterior para obtener un “rendimiento”.

Los viernes parecen ser un día especialmente angustiante para los funcionarios. Caputo apareció para conceder entrevistas y la nueva es que aspira a tener un peso fuerte. El ministro escribió en la red social X, “en breve la gente va a tener que vender dólares para pagar impuestos” y que “el peso va a ser la moneda fuerte”. Caputo dijo que “el objetivo siempre fue secar la plaza de pesos”. “Lo digo desde la primer entrevista, pero bueno, todavía algunos no se convencen”, agregó.

La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner reaccionó: dijo que el equipo económico está totalmente perdido.

A esta altura el gobierno parece tejer una maraña de tecnicismos para sostener su discurso que muchas veces es contradictorio. Peso fuerte no rima con dolarización. Lo único que lo mantiene cohesionado es su intento de bajar la inflación a cero. Todavía además intenta mantener lazos con la Confederación General del Trabajo (CGT). Los jefes de la CGT se reunieron con el Secretario de Trabajo Julio Cordero para discutir temas conflictivos como la reforma laboral incluida en un decreto y el nuevo piso para el Impuesto a las Ganancias.

Milei también concedió una larga entrevista el viernes que incluyó nuevamente un palo al Rodrigo Valdés, jefe del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional.

Milei recordó que Valdés fue ministro de economía de la expresidenta chilena Michelle Bachelet, de origen socialista. También dijo que Valdés tenía malas intenciones hacia la Argentina y lo relacionó con el Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla, dos organizaciones progresistas. El entrevistador le pidió a Milei que pare la mano, pero no es la primera vez que el presidente descarga su furia sobre Valdés.

El asunto es que estas críticas frescas de Milei vienen cuando se supone que el país tiene que negociar otro acuerdo con el FMI. La pregunta es si Milei ataca a Valdés porque el FMI no aprueba sus políticas erráticas y demora un acuerdo. En algún momento el gobierno tuvo la esperanza que el FMI desembolsara una gran cantidad de dólares como para eliminar los controles de capitales, el cepo.

La pelea con un funcionario clave del FMI es la última de una serie de discusiones internacionales de Milei que incluyen a Bolivia, Brasil, Colombia y España. El Presidente Lula da Silva llamó brevemente a su embajador en Buenos Aires para consultas, pero el conflicto con Brasil parece no escalar. El embajador se ocupó de aclarar que tenía fecha de regreso en la capital Argentina, bajándole el tono a su entrevista con Da Silva. Milei no fue a la reciente cumbre del Mercosur en Paraguay, pero al menos se reunió en Buenos Aires con el Presidente de Uruguay Luis Lacalle Pou que lo había criticado por el faltazo.

En cambio, para el viernes hubo otra crisis diplomática en potencia mucho más explosiva que involucraba al jugador de la Selección nacional Enzo Fernández, la Vice Presidenta Victoria Villarruel y la embajada de Francia.

Fernández quedó en el medio de un escándalo cuando transmitió en vivo por su teléfono celular a jugadores de la selección entonado un cántico racista y homofóbico contra los jugadores de Francia.

Fernández es una estrella internacional que juega en el Chelsea de Londres. El jugador pidió disculpas públicas: “la canción contiene un lenguaje altamente ofensivo y no hay absolutamente ninguna excusa para estas palabras”. Chelsea está investigando el caso y la Federación Francesa de Fútbol dijo que iba a presentar una queja legal. La FIFA también estaba al tanto.

Nada de esto anticipaba la reacción del gobierno nacional. Primero el Subsecretario de Deportes Julio Garro dijo en una entrevista que Lionel Messi, capitán de la selección, y el presidente de la AFA Claudio Tapia tenían que pedir disculpas. Messi no estaba en el grupo que entonó el cántico.

A las pocas horas Garro fue despedido por un tuit del gobierno nacional diciendo que no estaba para controlar el pensamiento de los campeones de América ni de nadie. La decisión de echar a Garro venía con un agregado político: el subsecretario saliente es del partido de centroderecha PRO, liderado por el expresidente liberal Mauricio Macri. Para no generar otra crisis con el PRO, técnicamente un partido aliado del gobierno, Milei nombró un reemplazante que también responde a Macri.

La obsesión de Milei y Macri son las sociedades anónimas deportivas (SAD) que permitirían el control privado de los clubes de fútbol. La AFA de Tapia se opone a la reforma. Milei insiste porque sueña con la inyección de tres mil millones de dólares en la economía.

La crisis del cantito no terminó ahí. Faltaba más suspenso el viernes. La Vice Presidenta Victoria Villarruel había escrito en la red social X un mensaje “bancando” a Fernández, que ya se había disculpado admitiendo que la canción era imperdonable. Villarruel, sin nombrar a Francia, habló de “colonialismo”, “verdades” y “hipocresía”. Lo que en realidad se traslucía en el tuit de Villarruel era la glorificación del canto racista y homofóbico de parte de una persona con la investidura de vice presidenta que parece no lograr entender que puede haber negros franceses.

Milei dijo en la entrevista que el tuit de su vice fue “poco feliz”. Admitió que los franceses estaban enojados. Buena parte de la prensa dijo que la ofensa era tratar a Francia de “colonialista”, pero el racismo del mensaje era claro. Villarruel no borró el tuit. El conflicto estalló a una semana de que Milei viaje a Paris para la inauguración de los Juegos Olímpicos invitado personalmente por el Presidente Francés Emmanuel Macron. Macron es uno de los pocos líderes mundiales con el que Milei logró cierta conexión personal. Tienen al fútbol como una pasión en común. El viernes todo eso pendía de un hilo.

Karina Milei, secretaria general de la presidencia y hermana del presidente, fue a la Embajada de Francia para pedir disculpas. “Kari lo arregló,” dijo Milei.

Más allá del contenido la reacción de Villarruel demuestra que está dispuesta a seguir su propia agenda ultranacionalista sin consultar con el Ejecutivo. Ya se hablaba de tensiones internas entre Karina Milei y Villarruel; ahora esa confrontación llegó inesperadamente a la superficie. El cántico es indefendible, pero Villarruel fue apoyada en las redes por muchos votantes de Milei. El presidente suele despedir a funcionarios díscolos. El problema es que Villarruel no es tan fácil de echar.

La crisis también demuestra una falta de coordinación. Hay más: seis diputados de la Libertad Avanza (LLA), el partido de gobierno, fueron al penal de Ezeiza a visitar a un grupo de exmilitares condenados por cometer crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura militar.

“Yo no lo hubiera hecho”, dijo Milei el viernes. ¿Y Villarruel? La visita (una diputada dijo que no sabía a dónde la llevaban) puede disparar una crisis interna en el bloque de LLA y reclamos al Presidente de la Cámara de Diputados Martín Menem para que emita una condena oficial de la “visita”. Además puede entorpecer la relación entre LLA y el PRO en el momento en el que ambos partidos estaban analizando conformar un interbloque. Ahora el PRO abrió conversaciones con un grupo de diputados que se fueron de LLA recientemente por una disputa en la conformación de una comisión parlamentaria. La voz disidente en el PRO es la de la Ministra de Seguridad Patricia Bullrich, que técnicamente pertenece al partido de Macri pero ahora es leal a Milei. Bullrich dijo que el PRO ya fue “absorbido” por LLA, el partido del presidente.

Mientras tanto, Milei trabaja para concentrar el poder en su oficina. El presidente disolvió la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) para renombrarla nuevamente como Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE). La nueva SIDE, que depende del presidente, se divide en cuatro agencias lideraras por un comisario político del Gran Buenos Aires que reporta al asesor de imagen presidencial Santiago Caputo.

Si arrecian más las tensiones internas las pruebas de lealtad a la oficina del presidente aumentarán. Milei tildó de “traidores” a dos integrantes de su consejo asesor: que renunciaron el economista Fausto Spotorno y el empresario textil Teddy Karagozian. Acusó a Spotorno de querer “robarse información” y a Karagozian de intentar “imponer su agenda”.

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