La llanura política nacional luego de la intervención financiera de EEUU, la fuga de cuadros en el PRO y el debilitamiento de Macri, las acusaciones de “comunismo” para adoptar la semántica republicana y acercar el gobierno a la lengua de Trump y Bessent, los peligros y usos políticos del nuevo acuerdo comercial con el norte, la reforma laboral en un contexto de crisis socioeconómica que persiste; por Martín Gambarotta.
La política argentina ahora es una planicie. No hay paisaje. Para algunos Argentina ya es un protectorado de Estados Unidos. El rescate financiero de emergencia diseñado por el Secretario del Tesoro Scott Bessent estabilizó la situación. La Libertad Avanza, el partido del presidente Javier Milei, ganó las elecciones de medio término. La atención se vuelve hacia la interna en el Gabinete.
Milei nombró a Diego Santilli, un dirigente experimentado del partido de centroderecha PRO, como nuevo ministro del interior. Santilli encabezó la lista oficialista de diputados en la provincia de Buenos Aires, terminó ganando por muy poco en el bastión del peronismo.
Santilli es sinuoso, elástico, escurridizo. ¿Sigue perteneciendo al PRO, el partido encabezado por el expresidente liberal Mauricio Macri? La Diputada del PRO María Eugenia Vidal dijo que Santilli había asumido la cartera a título “personal”. Cuando le preguntaron al nuevo ministro por qué no había invitado a Macri a su asunción, dijo que había preferido una pequeña ceremonia austera. Es decir, no había lugar para el que se supone es su jefe político. Macri sigue tratando de evitar el desbande definitivo de su partido. Intenta sostener la idea de un bloque aparte en la Cámara de Diputados. En el fondo, parece convencido de que el experimento Milei no termina bien.
Se supone que Santilli ahora encara las negociaciones con los gobernadores de otros partidos para lograr apoyo parlamentario para la aprobación del presupuesto y la reforma laboral.
El desafío para Santilli es demostrar que tiene llegada real al presidente y su hermana, la Secretaria General de la Presidencia Karina Milei. El nuevo ministro tiene que llevarle resultados a Milei, victorias parlamentarias. Santilli tiene que convencer a los gobernadores que maneja poder real.
Santilli trepó manejando el arte del eufemismo: ahora no dice si pertenece a La Libertad Avanza o al PRO. Cuando las autoridades peronistas de la provincia de Buenos Aires le pidieron una reunión para discutir los pagos pendientes del gobierno nacional Santilli se negó. Pidió “coherencia”, algo que su carrera política no tiene necesariamente. La Ciudad de Buenos Aires, el bastión del PRO, también reclama el pago de una deuda avalada por un fallo de la Corte Suprema.
Santilli y los funcionarios de la provincia terminaron intercambiando chicanas. Lo concreto es que la administración libertaria niega la existencia del kirchnerismo, discrimina a los gobiernos de ese signo.
El riesgo país está bajando drásticamente. Para Milei está es la prueba que el “riesgo kuka” existe. Renace la esperanza de engendrar un peronismo de cartón pintado representado por figurines mediáticos al estilo de Carlos Ruckauf y Julio Bárbaro. Va una teoría en sentido contrario: el devenir del peronismo siempre lo termina decidiendo las bases, lo que se habla en los locales del movimiento en los bastiones.
El Ministro de Economía Luis Caputo sigue exigiendo que la oposición deje de ser “kirchnerista/comunista”. Reaparece el viejo instinto reprimido de la derecha: querer matar al peronismo. Resurge también la costumbre de darle consejos al peronismo de lo que tiene que hacer en la derrota. Un periodista progresista dijo que el peronismo tiene que abrazar políticas que no lleven el riesgo país a los 1500 puntos.
El riesgo país está bajando drásticamente. Para Milei está es la prueba que el “riesgo kuka” existe. Renace la esperanza de engendrar un peronismo de cartón pintado representado por figurines mediáticos al estilo de Carlos Ruckauf y Julio Bárbaro. Va una teoría en sentido contrario: el devenir del peronismo siempre lo termina decidiendo las bases, lo que se habla en los locales del movimiento en los bastiones.
Milei y Caputo parecían desvariar cuando hablaban de comunismo, pero ahora se sabe: estaban hablando el idioma que comprenden el Presidente de Estados Unidos Donald Trump y su tesorero Bessent. Los republicanos ven comunistas por todas partes. El comunismo real en definitiva es uno: el Partido Comunista de China.
A Bessent la prensa de su país le pregunta insistentemente sobre la ayuda financiera inaudita que recibió Milei. El tesorero no tiene ningún problema en admitir una intervención. Habló de alcanzar la paz en la región a través de la fuerza económica. Así, dijo Bessent, se logró frenar el colapso del gobierno de Milei antes de las elecciones.
Es evidente que Bessent es el ministro de economía de facto de Argentina. De pronto importa acá lo que sucede con la política interna de Estados Unidos. Trump, por ejemplo, ahora está en problemas porque aparecieron correos electrónicos que indican que sabía de los crímenes sexuales cometidos por Jeffrey Epstein, el financista billonario que se suicidó en prisión. Trump dice que los nuevos mensajes son una manipulación de los demócratas y que no tiene nada que ver en el caso.
“Andá a dormir tranquilo, con el dólar no va a pasar nada”, dice Caputo. Claro, el que puede dormir relativamente tranquilo es Caputo que cuenta con el apoyo del Tesoro de Bessent. El sueño de Caputo puede perturbarse si tiene pesadillas con que su cartera quedó reducida a un despacho polvoriento en una provincia lejana controlada por Washington.
Caputo mientras tanto intenta comportarse como si fuera el ministro de economía. Rechaza los pedidos del mercado y de la prensa financiera británica para que el dólar flote libremente. Así Caputo, el financista devenido en fanático libertario, le teme a la liberalización total de la economía argentina. “Andá a dormir tranquilo, con el dólar no va a pasar nada”, dice Caputo. Claro, el que puede dormir relativamente tranquilo es Caputo que cuenta con el apoyo del Tesoro de Bessent. El sueño de Caputo puede perturbarse si tiene pesadillas con que su cartera quedó reducida a un despacho polvoriento en una provincia lejana controlada por Washington. El Fondo Monetario Internacional le sigue exigiendo a Caputo que acumule reservas.
Los dólares ideológicos de Bessent, una montaña de billetes verdes de derecha, estabilizaron la situación. En la emergencia casi no tuvo participación visible el Departamento de Estado de Washington. Ahora hay más margen de maniobra para que las relaciones se muevan por canales formales. El nuevo Canciller Pablo Quirno, un teniente de Caputo, se reunió con el Secretario de Estado, Marco Rubio. Hay un nuevo embajador de los Estados Unidos instalado en Buenos Aires.
La Casa Blanca el jueves anunció el marco para un acuerdo comercial amplio con Argentina. Para Trump el trato es parte de un plan regional que intenta hacer bajar el precio de los alimentos en su país. Formalmente el acuerdo no está firmado y Trump busca capitalizar los acuerdos en el frente interno al tener prioridad para hacer los anuncios finales.
Milei vendió el trato como una victoria diplomática, dijo que se debe a sus constantes viajes a Estados Unidos. Argentina está en la misma liga con El Salvador, Ecuador y Guatemala que también sellaron acuerdos con la Casa Blanca.
El jefe de estado argentino se alistó como aliado de Trump mucho antes de que este ganara la presidencia. El tratado comercial se presenta como una cosa buena, el presidente y sus asesores hacen comercio político con el negocio que se abrió con Trump. Pero el acuerdo también desata una serie de situaciones delicadas que involucran a la industria alimenticia, farmacéutica y automotriz, por ejemplo.
Cada discurso furioso de Milei también transmite cierto grado de frustración: el presidente y sus voceros dicen que la inflación está bajando, pero técnicamente sube. A Milei parece estar a punto de salirle humo por los oídos cuando intenta explicar esa contradicción que no termina de disiparse.
Existe un país en el que los salarios pierden contra la inflación, el empleo formal baja y muchas personas no llegan a fin de mes. Ese país también incluye una investigación judicial por la supuesta corrupción con contratos en la agencia estatal de discapacidad y las acusaciones de una estafa por parte de los hermanos Milei con la criptomoneda chatarra $Libra.
La inflación en octubre midió 2,3%. De hecho, el drama monetario que terminó con la llegada de la ambulancia de Bessent se desató cuando la inflación llegó a 3,7% en marzo.
Existe un país en el que los salarios pierden contra la inflación, el empleo formal baja y muchas personas no llegan a fin de mes. Ese país también incluye una investigación judicial por la supuesta corrupción con contratos en la agencia estatal de discapacidad y las acusaciones de una estafa por parte de los hermanos Milei con la criptomoneda chatarra $Libra. También incluye el breve arresto del Padre Paco el miércoles en una protesta de jubilados.
En ese marco, la administración Milei intenta aprobar una reforma laboral que ya genera tensiones con la nueva troika que conduce la Confederación General del Trabajo (CGT), que en principio se presenta como negociadora. El gobierno tuvo que salir a controlar el nerviosismo sobre los efectos de una reforma en la vida real, en especial los rumores desmentidos de la eliminación del monotributo.
Milei dijo que el fin del monotributo era un invento de los medios para generar ruido “porque le cortamos la pauta publicitaria”, los medios, dijo, son “enemigos del gobierno”.
La mentalidad anárquica de la administración puede chocar la negociación de una reforma laboral que todavía es poco clara. Hasta el diálogo con los empresarios es poco claro.
Milei promete que la inflación quedará liquidada por completo en agosto del año que viene. Caputo se ataja y dice que no es tan simple bajar la inflación cuando mide 2% mensual.
El kirchnerismo mientras tanto advierte sobre el linchamiento judicial de su dirigencia histórica. Julio De Vido, el ex ministro de Planificación kirchnerista, fue arrestado el jueves en conexión con el choque de un tren en la estación de Once en 2012.
(El transporte público sufre recortes. Un tren de la línea Sarmiento descarriló cerca de la estación Liniers el miércoles).
La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner está siendo juzgada en la llamada causa Cuadernos que para el kirchnerismo es un “bodrio” judicial orquestado para difamarla.
Fernández de Kirchner denunció que algunos acusados en la causa Cuadernos fueron sometidos a torturas “blancas” antes de declarar como arrepentidos.


