Según un relevamiento de Consumidores Libres, la canasta navideña aumentó casi 36% en un año y superó ampliamente la evolución de los ingresos. Comercios chicos redujeron stock, crecieron las “canastas de crisis” y el consumo quedó a la espera del aguinaldo.
La tradicional compra de fin de año volvió a chocar este diciembre con un escenario de consumo deprimido. En los comercios de barrio, la venta de productos típicos de las Fiestas mostró un retroceso marcado, atravesado por la pérdida del poder adquisitivo, la suba sostenida de los servicios públicos y un encarecimiento de la canasta navideña que superó a la inflación general.
De acuerdo con un relevamiento de la asociación Consumidores Libres, el conjunto de 24 productos que integran la canasta navideña se encareció un 35,9% respecto de diciembre de 2024. El valor pasó de $133.165 a $180.967, en un contexto en el que el salario mínimo no alcanza los $335 mil. El estudio también relevó las canastas ofrecidas por grandes cadenas, que registraron aumentos de entre el 20% y el 45%.
La suba estuvo impulsada por incrementos muy por encima del promedio en productos clave: las avellanas con cáscara aumentaron 94% interanual, el asado 83%, mientras que almendras y pan dulce de primera marca mostraron subas cercanas o superiores al 40%. El resultado fue una demanda contenida y un cambio de estrategia en los comercios, que este año optaron por abastecerse menos ante la previsión de ventas más bajas.
En ese marco, los almacenes de barrio ofrecieron alternativas más económicas para sostener el movimiento. Según explicó Fernando Savore, referente del sector en la provincia de Buenos Aires, se vendieron canastas reducidas de cinco productos a $7000, además de opciones de $8000 y $9000, con buena recepción. En ciudades como Rosario, la canasta económica se consiguió a $6000. Aun así, el clima general siguió siendo cauteloso, con expectativas puestas en los últimos días del mes y un aguinaldo que, por ahora, no logró revertir la retracción del consumo.
