EL GOBIERNO DESTINÓ US$390 MILLONES PARA FRENAR LA ESCALADA DEL DÓLAR

Pese a las maniobras del oficialismo para frenar la suba del dólar, las expectativas de devaluación persisten. Las intervenciones no lograron evitar el aumento del riesgo país, que alcanzó su nivel más alto en dos meses, y el mercado sigue anticipando una devaluación.

Pese a las maniobras del oficialismo para frenar la suba del dólar, las expectativas de devaluación persisten. Las intervenciones no lograron evitar el aumento del riesgo país, que alcanzó su nivel más alto en dos meses, y el mercado sigue anticipando una devaluación.

Este lunes, el Gobierno intervino en el mercado financiero vendiendo US$390 millones para intentar detener el aumento del dólar. Esta operación se realizó tras los esfuerzos fallidos del presidente Javier Milei para tranquilizar a los mercados, asegurando que no se realizaría una devaluación del peso.

Las ventas de dólares fueron realizadas desde las reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA) a través de operaciones en los mercados de títulos públicos, en particular con los bonos AL30 (de legislación local) y GD30 (de legislación extranjera). Además, se liquidó un 20% de las exportaciones en el mercado de Contado Con Liquidación (CCL), lo que alimentó la demanda de dólares, llevando la intervención a más de US$400 millones en total.

En la primera mitad de enero, el Gobierno había intervenido con ventas de unos US$100 millones diarios, pero ahora, con la presión creciente sobre el dólar, cada vez resulta más costoso controlar su cotización. Si bien las autoridades no confirmaron oficialmente las operaciones, fuentes del mercado indicaron que se detectaron compras significativas de títulos en dólares, lo que sugería que el BCRA estaba detrás de esas transacciones.

Sin embargo, estas intervenciones no lograron evitar el aumento del riesgo país, que subió a 677 puntos, el nivel más alto en casi dos meses. El riesgo país aumenta cuando tanto el valor en pesos como el valor en dólares de los bonos caen, a pesar de que el tipo de cambio se mantenga estable.

La posibilidad de una devaluación se intensificó tras el fracaso de la misión del FMI, encabezada por el venezolano Luis Cubeddu, quien dejó el país con la misma recomendación de devaluar el peso y eliminar el control cambiario que había expresado el año pasado.

Aunque el Gobierno intentó mostrar que podía acceder a los mercados voluntarios con una operación REPO (un crédito respaldado por garantías), esta operación resultó ser muy costosa para el país. El Banco Central obtuvo solo US$800 millones, cuando se había propuesto recibir US$1.000 millones, y tuvo que entregar bonos por un valor superior a lo que obtuvo.

Además, las estadísticas mostraron una caída en el ritmo de crecimiento de los créditos en dólares otorgados a las empresas, las cuales después los venden al BCRA para garantizar operaciones financieras que les brindan una rentabilidad superior al 20% en dólares. En enero, las empresas tomaron créditos por un promedio de US$66 millones diarios, mientras que en febrero esa cifra bajó a US$20 millones diarios, lo que refleja la creciente falta de confianza en la política económica.

Para el mercado, la situación es clara: el Gobierno está atrapado entre devaluar para cumplir con las exigencias del FMI, que prevé una devaluación del 20% a 30%, o resistir, pero con menos dólares y una mayor presión por parte de los actores dolarizadores. En cualquiera de los casos, el resultado parece inevitable: el mercado está convencido de que habrá devaluación, y la única duda es cuándo ocurrirá y si será de manera ordenada o impuesta.

Las declaraciones del presidente Milei y su intento de defender al ministro Luis Caputo ante rumores de renuncia, o de desmentir que haya un atraso cambiario y que no será necesario devaluar, no lograron cambiar la percepción del mercado. De hecho, cuanto más se esfuerza el presidente en negar la devaluación, mayor es la certeza de que ocurrirá en el futuro cercano.

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