Dirigentes de todo el país advierten que el salvataje del Tesoro norteamericano solo profundiza la dependencia económica. Crece la preocupación por la instalación de un centro de datos de OpenAI y la posible privatización parcial de Nucleoeléctrica.
El anuncio del Tesoro estadounidense, que decidió comprar pesos argentinos a través del banco Santander para apuntalar al gobierno de Javier Milei, provocó una fuerte reacción en el peronismo. Gobernadores, intendentes y legisladores interpretaron la medida como una maniobra de rescate que confirma la fragilidad financiera del oficialismo. Pese al impacto inicial, dentro del PJ creen que la ayuda norteamericana no alcanzará para revertir la caída electoral de La Libertad Avanza, que atraviesa una crisis política y económica tras meses de desorden interno.
Para los distintos sectores del justicialismo, el salvataje de Washington marca una nueva etapa en la histórica tensión con Estados Unidos, desde la época del embajador Spruille Braden hasta hoy. Dirigentes como Felipe Solá y Gabriel Fuks sostienen que el acuerdo deja al país “sin ministro de Economía” y bajo la conducción de Scott Bessent, secretario del Tesoro y verdadero arquitecto del plan. A su vez, consideran que la asistencia “profundiza una dependencia peor que la dolarización” y cuestionan la política comercial que mantiene aranceles del 50% al aluminio y al acero argentinos.
El peronismo también mira con desconfianza la prometida inversión de OpenAI —la empresa creadora de ChatGPT— para instalar un megacentro de datos en la Patagonia, valuado en 25.000 millones de dólares. Legisladores como Guillermo Andrada, de Convicción Federal, vinculan ese proyecto con la privatización parcial de Nucleoeléctrica Argentina S.A., encargada de las centrales nucleares del país. “Las estructuras de inteligencia artificial necesitan energía barata, por eso apuntan a nuestras centrales. En materia nuclear, la soberanía debe ser del Estado”, advirtió. En el peronismo, la conclusión es compartida: los gestos de Washington buscan condicionar al país, más que ayudarlo a salir de la crisis.