Avanza la iniciativa que se aprobó en el Senado y podría tratarse en el recinto la semana que viene. Juntos por el Cambio obtuvo un dictamen de minoría. Sin embargo, ninguno de los dos bloques tiene aún los votos necesarios para aprobar su propuesta.
“Chorros”, “populistas”, “oposición pedorra”, “defeccionadores”, “apretadores”: entre gritos y acusaciones brutales, que casi terminan a las piñas, les diputades del oficialismo lograron dictaminar la reforma de la Ley de Alquileres que se aprobó en el Senado. La incertidumbre, sin embargo, es total: ni el Frente de Todos ni Juntos por el Cambio cuenta aún con una mayoría para aprobar su dictamen en el recinto la semana que viene.
Como el proyecto aprobado en agosto fue modificado, luego, en el Senado, la Cámara de Diputados solo tiene dos opciones: o votar la media sanción opositora de Diputados —que lleva a dos años los contratos y a una actualización cada cuatro meses— o la del Senado —que los deja en tres años y establece una actualización semestral—. No se pueden tratar nuevas propuestas ni negociar cambios, por lo que oficialismo y oposición están, calculadora en mano, analizando si conviene o no convocar a una sesión para tratar el tema. Juntos por el Cambio, incluso, optó por apretar públicamente a Javier Milei y los rionegrinos que responden a Alberto Weretilneck, que son quienes podrían definir el resultado de la votación.
La sala del Anexo de la Cámara de Diputados, en donde se reunían las comisiones de Legislación General y de Presupuesto para tratar la reforma de la Ley de Alquileres, estaba repleta. En la mesa del medio, Agustín Domingo (Juntos Somos Río Negro), Graciela Camaño (Identidad bonaerense), Ignacio García Aresca (Córdoba Federal) y Carlos Fernández (Frente de la Concordia misionero) discutían y bromeaban. Cada uno de ellos había acompañado el proyecto de JxC que se había aprobado en agosto y, ahora, representaban los votos decisivos que inclinarían la balanza en favor de alguno de los dos proyectos. “¿Pero cómo vas a votar una cosa distinta ahora, decime?”, provocaba un diputado a otro.
Al momento de dictaminar, sin embargo, las posturas se dividieron. El misionero Fernández acompañó el dictamen de mayoría del oficialismo, mientras que el dictamen de minoría de JxC contó con la firma de Aresca y Camaño. Domingo, que fue uno de los coautores del proyecto de JxC, no integraba la comisión —y por eso no firmó—, pero su postura, junto a la de su compañero de bloque Luis Di Giácomo, representa una de las grandes incógnitas del poroteo.
De momento, el FdT cuenta con sus 118 diputades, los dos misioneros y, probablemente, les cuatro de izquierda. JxC, mientras tanto, cuenta con sus 116 diputades, los dos cordobeses que responden a Juan Schiaretti, Camaño, Florencio Randazzo y, posiblemente, los dos de SER. Los dos santafesinos socialistas planean abstenerse, así como “Topo” Rodríguez y Natalia de la Sota. La duda es, entonces, qué postura adoptarán los rionegrinos y los tres libertarios.
Presiones, gritos y chicanas: el debate de comisión
“Tenemos que buscar un equilibrio que respete los intereses de las dos partes, los locadores y locatarios. Porque si no encontramos el punto de equilibrio, si alguna de las partes ve perjudicada las expectativas, el resultado es el ya hemos visto: la destrucción y desaparición de la oferta de viviendas para alquilar”, comenzó exponiendo Pablo Tonelli (PRO), en defensa de la media sanción de Diputados, que establece contratos de dos años, plazo mínimo de actualización cada cuatro meses y un ajuste que podrá ser liberado a las partes.
“Hay un solo actor que le conviene que los contratos sean lo más cortos posibles, ¿quiénes? Los intermediarios que ganan cada vez que se hace los contratos: las inmobiliarias”, le respondió Itai Hagman (FdT), cuando fue su turno de defender la media sanción del Senado, que propone dejar los tres años de contrato, un plazo mínimo de actualización cada seis meses y un índice de ajuste basado en el coeficiente “Casa propia”.
La reunión fue breve, pero la tensión escaló rápidamente. JxC, incluso, decidió presionar abiertamente a los bloques del medio para que acompañasen su dictamen. “Si hoy el bloque del diputado Milei y el bloque del senador Weretilneck acompañan la media sanción que obtuvimos en Diputados vamos a tener una mejor ley de alquileres. Ahora, si defecciona Weretilneck y se vuelve a confundir Milei vamos a tener un ley que diseñó Cristina Kirchner en el Senado y va a afectar más a los inquilinos”, apuró Juan Manuel López (Coalición Cívica) mirando a la mesa del medio de la sala, donde antes se habían ubicado los bloques provinciales y que, entonces, se encontraba vacía.
“Le queda mejor el papel de defensor de Rosatti que de apretador”, le espetó, luego, Eduardo Tonelli (FdT), quien se quejó de “la oposición pedorra” que tenía la Argentina. “Esa media sanción de Diputados parece escrita por el señor Barriga, es un horror”, agregó el santafesino del Movimiento Evita.
“Más pedorro será el diputado que acaba de hablar”, le respondió Karina Banfi (UCR), quien acusó al oficialismo de impulsar medidas “populistas” porque “van terceros y no llegan al ballotage”. El oficialismo empezó a reírse, cada vez en voz más alta cuando la diputada radical insistía en que “nosotros sí defendemos a los trabajadores”. “Desconocen cómo funciona la oferta y la demanda. Este año tenemos una caída de la oferta de alquileres comparable a la época de la pandemia. Y esto se debe principalmente al intervencionismo estatal”, cuestionó, subiendo el tono. “Hace unos años era la primera defensora de la ley actual”, mascullaba, por lo bajo, un diputado oficialista.
“No solo Juntos por la Desregulación o Juntos por el Mercado quiere construir un proyecto solo para beneficiar a las inmobiliarias para que se sigan llevando la plata de los inquilinos, sino que tienen un odio por los inquilinos”, apuntó Federico Fagioli, quien como Hagman integra el Frente Patria Grande. Les diputades cambiemitas empezaron a gritar, pero Fagioli seguía: “Háganse cargo de que sus proyectos solo son de odio”.
Rápidamente, el presidente de la comisión de Legislación General, Lucas Godoy, dio por finalizada la reunión, pero los gritos seguían. “Háganse cargo de Insaurralde”, le decía Banfi, quien pasó a cruzarse, con violencia, con la camporista Paula Penacca. “Tenes un diputado acusado por el intento de asesinato de la vicepresidenta de la Nación”, le respondió, enfurecida, Penacca. Ambas diputadas se pararon y empezaron a acercarse, gritándose cada vez más cerca. Cuando parecía que todo iba a explotar, las diputadas terminaron separándose y abandonando la sala. Detrás las seguían algunos diputados oficialistas, como el titular de la bancada Germán Martínez, que todavía debían definir si incorporar —o no— el proyecto de Alquileres en la sesión del 10 de octubre.
FUENTE: Página 12.