Reseña
El libro de cuentos de la macedonia Rumena Bužarovska trabaja exclusivamente con narradoras femeninas que confrontan la opresión marital en el hogar. A pesar del intento por desarticular las estructuras patriarcales desde el realismo literario, Mi marido apenas logra esgrimir una didáctica publicitaria de bajo vuelo.
por Rocío Kiryk
Mi marido es una antología de nueve cuentos de Rumena Bužarovska, narrados exclusivamente por mujeres. La autora macedonia es también codirectora del proyecto PeachPreach, en el que se publican sólo escritoras mujeres y que parece estar en línea con una suerte de literatura didáctica.
Todos los relatos de Mi marido están narrados en primera persona; son las voces de mujeres de clase media, adultas, heterosexuales, que luchan por la conservación del status quo, encarnado en el tono de la queja y del “qué se le va a hacer” (sic). Ellas reconocen los defectos de sus maridos, se desenamoran, sienten rechazo hacia ellos, o simplemente los “aguantan”, con distintos matices de una misma estructura que cada relato retoma y va variando. Un punto a favor es que no son historias que acuden al golpe bajo de la violencia, sino al letargo de vidas ensombrecidas por la cotidianidad burguesa: la crianza, las aspiraciones personales, no mucho más.
En la mayoría de los cuentos de Bužarovska, el desenamoramiento implica un cambio en la percepción de las narradoras por una mirada más objetiva del mundo que las rodea. “Lo romántico” funciona como una suerte de extrañamiento de los sentidos. La complacencia se vuelve ceguera y a veces hasta ruina de estos personajes que tienen como mayor fatalidad ser “malas madres”. Entre la quemadura de sus hijos por un guiso caliente y el tratamiento de la muerte, “Lili” es el único cuento que se adentra en cierta oscuridad más compleja y atractiva de los personajes femeninos, que bordean lo monstruoso; aunque, finalmente, cae en el mensaje moralista por el cual una “mala madre” sólo puede justificarse a partir de la existencia de un “mal padre”. Y más allá de lo políticamente correcto, el final de este relato parece el momento de una publicidad convencional en el que alguien mira a la cámara y dice “no consuman drogas”. En este caso Bužarovska escribe: “Sí que eres el culpable, quería decirle. La culpa es solo tuya y de nadie más. Eres culpable, culpable, culpable, culpable”.
Estos maridos, estos hombres, son sujetos del discurso femenino, pero también son casi su único foco, objeto y monotema de atención, sólo desplazado cada tanto por la maternidad como segunda posibilidad. Las narradoras se definen y existen “en relación con”; más allá del esfuerzo evidente de la autora por denunciar la opresión femenina, los personajes de Mi marido terminan siendo subjetividades alienadas que plantean, como si fuese una revelación, que el esposo se queja de la cena. Todo lo cual habilita cierta comicidad y explica, también, que el libro sea un best-seller. Por el interés en el cotilleo, ridiculez y frivolidad de las clases medias, bien podría ser el título de una película de Suar, al estilo Me casé con un boludo.
Mi marido
Rumena Bužarovska
Impedimenta
2024
191 páginas