El recambio ministerial tras los comicios, el fortalecimiento del poder de Karina Milei y la pérdida de influencia de Santiago Caputo, las relaciones con el Tesoro de EEUU y el rescate financiero que evitó una crisis antes de las elecciones, el nuevo capítulo de la persecución judicial de Cristina en el marco del avance de…
La democracia argentina tiene un fetiche desde su refundación en 1983: la calesita ministerial. Los recambios de Gabinete son constantes. El periodismo sigue el juego porque es más simple hablar de internas que de políticas. Se cubren las juras como eventos significativos. Los que asumen lo toman como una consagración: en una república con pocas salidas laborales asumir un ministerio con toda la pompa amerita una celebración de gala con parientes y amigos. Hay algo irónico: ahora los libertarios tomaron el estado, acaban de ganar las elecciones de medio término. El odio declarado del Presidente libertario Javier Milei por el estado no quita que siga con la tradición de poner en funciones a los ministros que viven con el dinero de los contribuyentes.
Así asumió como nuevo Jefe de Gabinete Manuel Adorni, hasta ahora vocero presidencial. Adorni reemplaza a Guillermo Francos que renunció cuando se dio cuenta que la presión de los rumores sobre su salida venía agitada desde la Casa Rosada. Los ministros van y vienen, pero estos cambios son significativos porque ordenan la administración de Milei después de las elecciones. El presidente le atribuye a su hermana Karina Milei, la secretaria general de la presidencia, el triunfo. Adorni responde a Karina Milei. Francos es un veterano político tradicional que respondía más a las corporaciones donde trabajó con Milei que a la gran hermana. El mensaje es que Karina Milei tiene más poder después del resultado electoral, que incluye una victoria por muy poco en la provincia de Buenos Aires.
La Libertad Avanza venía de perder por 14 puntos en la provincia en las elecciones distritales de septiembre. Eso le dio aire al asesor presidencial Santiago Caputo para plantear dudas sobre el armado territorial de Karina Milei y sus socios. Todo cambió con el resultado del mes pasado.
Milei había dicho que Caputo, que lidera una agrupación llamada Las Fuerzas del Cielo, posiblemente ocupe un cargo formal en el Gabinete después de las elecciones.
Eso no estaría sucediendo. Caputo sigue trabajando en la oficina presidencial con un simple contrato. Se rumoreaba que Caputo iba asumir como ministro del interior. Se anunció otra cosa. El nuevo ministro del interior es Diego Santilli, el experimentado dirigente del PRO que encabezó la lista a diputados del oficialismo que ganó en PBA. Santilli hace rato que está a punto de pasar del PRO a La Libertad Avanza junto a su compañero de ruta Cristian Ritondo, el jefe del bloque PRO en la Cámara de Diputados.
La impresión ahora es que el poder de Caputo fue recortado. Se frenó la renuncia del Ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona supuestamente para que no asuma un funcionario leal a Caputo.
Macri salió fastidiado de una reunión con el presidente en Olivos la semana pasada. Estaba tan molesto que criticó el nombramiento de Adorni como jefe de Gabinete. Macri dijo que no estaba “enojado” pero sí “decepcionado” con el resultado de la reunión con Milei. Es la decepción de un multimillonario que de pronto cae en la cuenta de que un simple economista, Milei, que normalmente sería un técnico en su nómina salarial, ahora detenta más poder en la derecha que él.
El viernes a la noche el enlace político de Trump hizo declaraciones después de reunirse con Caputo nuevamente en Buenos Aires. Dejó en claro que Caputo cuenta con el apoyo de Estados Unidos pero agregó que la decisión final de asignarle un cargo la toma el presidente. La preferencia por Caputo por parte de Washington puede tener que ver con las acusaciones de corrupción que Karina Milei tiene pendientes en la justicia que incluyen una presunta estafa con la criptomoneda chatarra $Libra. Las señales son contradictorias: ahora hay un nuevo embajador de Estados Unidos en Buenos Aires.
No está claro mientras tanto si el expresidente liberal Mauricio Macri, jefe del PRO, avaló la designación de Santilli, un dirigente elástico que ya no parece seguir las directivas de su antiguo jefe.
Macri salió fastidiado de una reunión con el presidente en Olivos la semana pasada. Estaba tan molesto que criticó el nombramiento de Adorni como jefe de Gabinete. Macri dijo que no estaba “enojado” pero sí “decepcionado” con el resultado de la reunión con Milei. Es la decepción de un multimillonario que de pronto cae en la cuenta de que un simple economista, Milei, que normalmente sería un técnico en su nómina salarial, ahora detenta más poder en la derecha que él.
Adorni fue electo como legislador en la Ciudad de Buenos Aires. Santilli ganó una banca en la Cámara de Diputados. Se le hace difícil al periodismo amigo defender que ahora van a ejercer otras tareas en el ejecutivo. Fueron testimoniales en un partido que condena esas prácticas.
Santilli y Ritondo empezaron de jóvenes como punteritos justicialistas al servicio de la transformación liberal del entonces presidente Carlos Menem. Son tiempistas, se están alejando de Macri. Tienen mucha más experiencia que la mayoría de los dirigentes de La Libertad Avanza.
De hecho, el desembarco de Santilli en el ministerio es la confirmación de esto. Santilli ahora es el encargado de negociar con los gobernadores el apoyo para la aprobación en el Congreso del presupuesto y de las reformas laborales y tributarias. En un futuro más lejano, si tiene éxito, Santilli apunta a ser candidato a gobernador en la provincia de Buenos Aires en 2027. Milei promete tejer alianzas en lo que llama un nuevo Congreso “reformista”.
Los gobernadores de pronto están a la defensiva porque el proyecto encabezado por Córdoba y Santa Fe, Provincias Unidas, no sacó buenos resultados en las elecciones.
Todos en lo más alto del poder intentan dominar el arte de hacerse los distraídos. Hacerse los distraídos sobre todo con el salvataje del Tesoro de Estados Unidos que permitió estabilizar la situación como para que no haya un derrumbe financiero antes de las elecciones.
Dolarizar sería la receta para que Estados Unidos deje de tener que intervenir con sus dólares directamente en la economía argentina. Lo llamativo es que la dolarización sumaria era lo que proponían algunos economistas libertarios al borde de la desesperación cuando se les venía la noche antes de la aparición de Trump al volante de una ambulancia llena de dólares de derecha.
Milei habló en un foro neoliberal en Miami. Se pasea como el hacedor de un milagro cuando en realidad le debe mucho a los dólares que le lanzó el Secretario del Tesoro Scott Bessent.
Ahora la prensa financiera británica especula con que Estados Unidos tiene un plan para dolarizar Argentina y otros países para contener la avanzada de China en la región.
Dolarizar sería la receta para que Estados Unidos deje de tener que intervenir con sus dólares directamente en la economía argentina. Lo llamativo es que la dolarización sumaria era lo que proponían algunos economistas libertarios al borde de la desesperación cuando se les venía la noche antes de la aparición de Trump al volante de una ambulancia llena de dólares de derecha.
Está por verse si el precio final del rescate por parte del Tesoro es en efecto la dolarización. Los ejecutivos de JP Morgan lo que ahora prometen son inversiones extranjeras masivas en el país. Milei se reunió en Miami con empresarios que prometen lo mismo. También pasó por Nueva York para reunirse con potenciales inversores.
El presidente, en una entrevista con un diario liberal británico, insistió con que se mantiene la flotación del dólar entre bandas. El presidente estaba respondiendo a los reclamos del mercado para que se libere totalmente el dólar. Las señales continuaron el viernes. El fondo Pimco dijo que “no invertiremos en activos locales a estos niveles de la moneda. Punto final”. Milei tiene que liberar el dólar “ahora que los tiempos son buenos”, dice la prensa liberal mundial y los mercados.
La inflación no está del todo domada: en la Ciudad de Buenos Aires midió 2,2% en octubre. La inflación en noviembre puede ser peor.
Trump quiso interferir en las elecciones de Nueva York como lo hizo con el voto argentino. “El sentido común”, dijo Trump, “debe ganarle al comunismo”. Milei cayó en el lugar común para criticar al nuevo alcalde electo de Nueva York, dijo que era un lobo con piel de cordero.
El contexto es la baja drástica del riesgo país. Milei dijo que el kirchnerismo nunca estuvo tan lejos de volver a tomar el poder. La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner se quejó de que está siendo sometida a un “bodrio judicial” en el comienzo del juicio de la llamada causa Cuadernos de la corrupción en un momento que se intenta imponer reformas estructurales que afectan a los que viven de un sueldo. La historia pondrá las cosas en su lugar, dijo Fernández de Kirchner.
El espectáculo judicial da para todo: un fiscal envalentonado dijo durante una entrevista televisiva que un senador kirchnerista que defendió a la expresidenta debería callarse la boca.
El peronismo está en estado de deliberación. Lo más llamativo son los consejos que vienen desde sectores que aborrecen del peronismo. Se habla poco de las bases peronistas. A la larga, es posible que la situación del peronismo la resuelvan las bases y no necesariamente en una interna. Fueron esas bases las que votaron por Néstor Kirchner en las elecciones presidenciales de 2003, en el medio de una situación compleja para ese movimiento por entonces partido en tres, y lo llevaron al triunfo.
Así comienza la discusión pública sobre la reforma laboral. La Confederación General del Trabajo (CGT) acaba de nombrar una nueva troika, una conducción compuesta por Jorge Sola (Seguro), Cristián Jorónimo (Vidrio) y Octavio Arguello (Camioneros).
Los ruidos internos en la CGT incluyen la decisión del gremio de los colectiveros, UTA, de irse de la central.
Se espera una negociación entre la administración libertaria y la CGT. Todo depende hasta dónde quiera llegar Milei con su reforma ahora que cuenta con el apoyo del electorado.
Milei en Miami se presentó como milagroso. Pero ya hay otro fenómeno completamente opuesto: un jóven socialista demócrata, Zohran Mamdani, ganó las elecciones a jefe de gobierno de Nueva York. Es una figura tan nueva que hay que tener cuidado al deletrear su nombre.
Mamdani es jóven, musulmán y de izquierda. No se disculpa con los billonarios por ser así. En el idioma de Trump y Milei es un “comunista”.
Trump quiso interferir en las elecciones de Nueva York como lo hizo con el voto argentino. “El sentido común”, dijo Trump, “debe ganarle al comunismo”. Milei cayó en el lugar común para criticar al nuevo alcalde electo de Nueva York, dijo que era un lobo con piel de cordero.
Mamdani por lo general viste de traje. ¿Eso paga más o menos que usar camperitas Adidas según los comisarios de la moda que escriben en revistas electrónicas?
Milei y Trump son compadres. Pero Trump, a diferencia de Milei, es intervencionista en todos los niveles. Metió la cuchara en las elecciones argentinas, ahora quiere regular el precio de la carne en su país.
La prensa liberal busca transformarlo a Milei en el campeón mundial de las políticas de austeridad para imponer esa receta en el resto del mundo. Ahora emerge un joven icónico hablando de socialismo, pone en crisis ese discurso. Desertar el progresismo tal vez esté pasando de moda. El socialismo de Mamdani es práctico: transporte público grátis, guarderías estatales, alquileres congelados. El contraste con las fastuosas conferencias conservadoras en Miami es total.
Igual, Nueva York queda muy lejos como para atribuirle un valor local.
De todos modos, van un par de observaciones. Mamdani por lo general viste de traje. ¿Eso paga más o menos que usar camperitas Adidas según los comisarios de la moda que escriben en revistas electrónicas?
El nuevo alcalde hizo su entrada al festejo de su victoria con una canción del rapero Ja Rule sonando. ¿Eso es mejor o peor que escuchar a Patricio Rey?
Por último: Mamdani, como buen inmigrante nacido en África, es hincha del Arsenal de Londres. ¿Eso es más o menos aceptable que admirar a Diego Maradona?


