El presidente decidió retirar al país de la OMS, generando fuertes críticas por los riesgos que esto implica para la salud pública y la cooperación internacional. Se prevé que la drástica medida afectará el acceso a programas de salud esenciales, vacunas y medicamentos.
En un giro polémico, el presidente Javier Milei anunció que Argentina dejará de formar parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), siguiendo un camino similar al de Donald Trump en Estados Unidos. La medida fue confirmada el miércoles por el vocero presidencial, Manuel Adorni, quien también indicó que el gobierno no descarta desvincular al país de otros organismos internacionales.
La decisión fue justificada por Milei, quien a través de X arremetió contra los científicos de la OMS, a quienes acusó de ser los “ideólogos” de lo que calificó como la “cuarentena cavernícola” aplicada durante la pandemia de COVID-19. Milei continuó su ataque al calificar dicha medida de «delito de lesa humanidad». En paralelo, la Cancillería ya comenzó los trámites para hacer efectiva la salida, mientras expertos y referentes de la oposición cuestionan los riesgos sanitarios que esta decisión conlleva para el país.
Voces de la oposición y especialistas en salud pública criticaron duramente la medida, destacando que la OMS juega un papel crucial en la coordinación de programas de salud internacionales, como la lucha contra enfermedades transmisibles, salud mental, y vacunación. Daniel Gollan, exministro de Salud, alertó que la salida de la OMS podría afectar el acceso a vacunas más económicas y a medicamentos esenciales.
En un giro aún más provocador, se filtró que el gobierno argentino planea denunciar al titular de la OMS, Tedros Ghebreyesus, por “lesa humanidad” durante la pandemia. Además, se mencionó que también se investigaría al expresidente Alberto Fernández, la exministra de Salud Carla Vizzotti, y otros funcionarios por su gestión durante la crisis sanitaria.
Entre las consecuencias que podría acarrear esta decisión, el ministro de Salud de la Provincia de Buenos Aires, Nicolás Kreplak, señaló que la Argentina perdería acceso a cooperación internacional crucial, como capacitaciones y apoyo para enfrentar futuras epidemias y pandemias. También se perdería el financiamiento que la OPS recibe a través de la OMS para programas de salud.
Por su parte, el ministro de Salud de la Ciudad de Buenos Aires, Fernán Quirós, y especialistas de organizaciones como la Fundación Huesped, recordaron los logros históricos de la OMS, como la erradicación de la viruela, y advirtieron que salir de la organización podría debilitar las capacidades del país para enfrentar emergencias sanitarias globales.
En medio de esta controversia, Milei insistió en que la salida de la OMS le otorgará mayor «flexibilidad» al país en cuanto a políticas de salud, aunque sus detractores aseguran que la medida carece de fundamentos sólidos y podría aislar a Argentina de los avances en salud pública global.
Este anuncio se suma a otros gestos del gobierno que muestran una inclinación hacia las políticas de Trump, como la reciente decisión de retirar a Argentina del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Además, la vicepresidenta Victoria Villarruel se mostró enérgica en redes sociales, culpando a la OMS y al gobierno de Alberto Fernández por la muerte de su padre durante la pandemia.
La salida de la OMS también tiene implicancias en los proyectos de cooperación internacional, que incluyen programas conjuntos con países de África y el Caribe. Algunos de estos proyectos, como la vigilancia de la resistencia a los antimicrobianos, contaban con el respaldo de Estados Unidos, lo que podría tener repercusiones diplomáticas para Argentina en temas como la soberanía sobre las Islas Malvinas.
En resumen, la decisión de Milei de retirar a Argentina de la OMS está generando un intenso debate sobre sus implicancias para la salud pública y las relaciones internacionales del país, con fuertes críticas tanto de la oposición como de expertos en salud.