La Libertad Avanza se impuso en 14 provincias, incluidas las más pobladas, y superó al peronismo por casi diez puntos. El oficialismo logró dar vuelta una elección adversa en territorio bonaerense, mientras las fuerzas provinciales sufrieron derrotas en sus propios distritos.

El resultado de las elecciones nacionales dejó una escena política inesperada incluso para el propio oficialismo. Javier Milei obtuvo el 40,7% de los votos en todo el país, un desempeño que ratifica su poder de convocatoria y el rumbo de ajuste que sostiene su gobierno. La Libertad Avanza ganó en 14 provincias, entre ellas Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y la Ciudad de Buenos Aires, mientras el peronismo quedó segundo con el 31% de los sufragios. En la noche del domingo, las primeras reacciones en los búnkeres opositores fueron de asombro: el libertario revirtió una desventaja de 14 puntos en apenas 40 días.
En la provincia de Buenos Aires, que concentra casi el 38% del padrón, Diego Santilli (LLA) obtenía el 41,5%, apenas por encima de Jorge Taiana (FPV), que alcanzaba el 40,8% con el 96% de las mesas escrutadas. Aunque en el peronismo confiaban en un repunte final, el golpe político ya estaba dado: Milei transformó una derrota en victoria en el principal distrito electoral del país. En el interior, la ola libertaria se replicó en Córdoba, donde Gonzalo Roca triunfó con el 42% de los votos, mientras el peronismo quedó dividido entre las listas de Juan Schiaretti, Natalia de la Sota y Pablo Carro, que en conjunto apenas igualaron el caudal de LLA. La fractura del justicialismo cordobés volvió a mostrar los límites de una oposición atomizada.
La tendencia se repitió en Santa Fe, donde el gobernador Maximiliano Pullaro, referente de Provincias Unidas, sufrió una derrota contundente: Agustín Pellegrini (LLA) ganó con el 40%, mientras que Caren Tepp (Fuerza Patria) obtuvo el 28,9%. En la Ciudad de Buenos Aires, Patricia Bullrich consolidó su liderazgo dentro del oficialismo con el 50% de los votos para el Senado, frente al 30,6% de Mariano Recalde, que logró retener su banca. El PRO quedó absorbido por la estructura libertaria y el radicalismo otra vez quedó relegado.
En el resto del país, las fuerzas provinciales agrupadas en Provincias Unidas fueron las grandes derrotadas. Solo Gustavo Valdés, en Corrientes, logró retener su hegemonía. En Chaco, la disputa entre Juan Cruz Godoy (LLA) y Jorge Capitanich (FP) terminó en un virtual empate, mientras que en Río Negro el peronista Martín Soria le ganaba por décimas a la libertaria Lorena Villaverde, acusada de narcotráfico. En cambio, el Frente Cívico de Gerardo Zamora se impuso sin sobresaltos en Santiago del Estero, la excepción a la regla general de retroceso de los oficialismos locales.
La elección dejó definiciones de fondo. Milei consolidó su liderazgo sobre todo el espacio antiperonista, al punto de licuar a sus antiguos aliados del PRO y de dejar al radicalismo al borde de la irrelevancia. Dentro del oficialismo, Karina Milei emergió como una de las grandes ganadoras tras meses de cuestionamientos internos, mientras el peronismo no logra recomponer su vínculo con el electorado tras la derrota presidencial de 2023. Con un mapa político reconfigurado y un Congreso más favorable, el presidente encara ahora una nueva etapa: la de convertir su poder electoral en gobernabilidad.


