El presidente sobrevoló en helicóptero las zonas más asoladas por el fuego sin proponer ninguna acción concreta ni felicitar a los bomberos que combaten los incendios.
Atrapado entre los incendios forestales y el deterioro de su imagen en las encuestas, Javier Milei dejó de lado su rol de profeta tras su visita a la ONU y se presentó en Córdoba para observar desde un helicóptero la lucha de los bomberos contra las llamas. Al llegar de Nueva York, el presidente se mostró preocupado por las 47.000 hectáreas afectadas, pero su visita se limitó a un mero acto de presencia sin anuncios ni declaraciones públicas.
Junto al gobernador Martín Llaryora, Milei sobrevoló el norte del Valle de Punilla, aunque no descendió para saludar a los bomberos que llevan una semana combatiendo el fuego. A su llegada, fue recibido por Llaryora y otros funcionarios, mientras que el secretario de Turismo y Ambiente, Daniel Scioli, estuvo ausente.
Durante su encuentro, Milei solo escuchó un informe sobre la situación de los incendios, sin abordar otros problemas urgentes en la provincia, como la parálisis de la obra pública. Aunque se mencionó el despliegue de las Fuerzas Armadas para apoyar a los brigadistas, su visita no resultó en acciones concretas.
La escena en la base de operaciones de Capilla del Monte fue desoladora; los bomberos, que esperaban saludar al presidente, se quedaron con las manos vacías. Milei, tras sobrevolar las áreas afectadas, regresó rápidamente sin interactuar con quienes estaban en el terreno.
La visita dejó un sentimiento de insatisfacción: no hubo anuncios ni declaraciones a la prensa. Se percibió como una respuesta a las críticas sobre la inacción del gobierno en la lucha contra los incendios. Desde la Casa Rosada, Manuel Adorni trató de defender la gestión destacando la labor de los bomberos y el apoyo del Gobierno. Sin embargo, la situación en el terreno seguía siendo grave, con varios focos de incendio activos y vecinos pidiendo la declaración de emergencia nacional, algo que Milei aún no abordó.